Creo que no soy la única a la que le obsesionan los procesos de creación de los demás.

He hablado en alguna ocasión del mío, sobre todo en lo que se refiere a mi afición a dibujar mis textos. Aunque no es naaada productivo, a mí me encanta escribir a mano, y últimamente casi todos mis textos cortos (relatos y poesía) salen de un cuaderno. Algunos autores se lo toman como un reto experimental, como Isaac Belmar, que se pasó un mes escribiendo a mano y contó sus sensaciones y conclusiones al respecto en su blog. Para otros es parte del proceso de construcción: para apuntes, esquemas y escaletas. Otros, sin embargo, son profesionales del Scrivener y de otros programas de escritura especializados.

Así que me puse a preguntar a conocidos, amigos y contactos en las redes sociales acerca de cómo escribimos. Al principio solo había cri-cris de grillos, luego llegaron un par de respuestas de escritores que me ofrecían ayuda, y de repente, todo un aluvión de imágenes y comentarios. Por supuesto, estoy muy agradecida a todos los que se han prestado a participar, que son muchos más de los que me esperaba, y ya veréis qué experiencias tan variadas y dispares. No solo aparecen los formatos de escritura en sí, sino lugares de trabajo que dicen mucho de la personalidad de cada autor.

1. Una de mis favoritas en este sentido es Carlota Echevarría, ya que es arquitecta y siempre me cuenta anécdotas interesantes acerca de cómo aplica parte de su interés por el diseño y lo matemático a sus libros de la serie infantil Princesas al ataque (podéis ver además una entrevista relámpago que le hice aquí, en el blog). Ella dice: «Cuando estoy empezando un libro, hago los esquemas y escribo los argumentos en papel, pero siempre uso el ordenador para redactar (¡a mano no escribo tan deprisa!). Construyo las historias por capas: la primera idea ocupa una línea o dos, luego hago un breve resumen, una línea del tiempo, fichas de personajes, otro resumen, esta vez de varias páginas… y finalmente me lanzo a escribir el primer borrador, al que sé que todavía le daré varias vueltas más».

Carlota-Echevarría Carlota Echevarria2

2. También me mandó fotos Iria G. Parente, que se define como «estudiante de Literatura General y Comparada, apasionada del mundo de la edición y juntaletras», y que es autora junto a Selene M. Pascual de Cuentos de la luna llena. Iria me dice: «Te envío estas tres, que resumen muy bien mi proceso de escritura en general: algo de planificación previa, escritura con una buena taza de té y música al lado, y por último mucha pero mucha corrección»:

Proceso1

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Proceso3

3. Victoria Álvarez, autora de Tu nombre después de la lluvia, comparte mi fijación por los cuadernos PaperBlanks, y cuenta lo siguiente: «(…) Tengo docenas de ellos repartidos por toda la casa y me paso horas mirándolos y ordenándolos. Normalmente, cuando surge la idea de una nueva novela, corro a comprar un cuaderno, que queda inmediatamente asignado a esa historia. Suelo empezar a trabajar en ella apuntando a mano las primeras cosas (datos cronológicos, orden de las subtramas, árboles genealógicos, mapas improvisados), y solo meses más tarde, cuando ya me he hecho con la historia, comienzo a trabajar con el ordenador. En algunos casos estos cuadernos me sirven para varios proyectos a la vez; por ejemplo, el de la Esmeralda de Mucha, en el que apunto todos los nombres curiosos que encuentro para futuros bautismos. Y otras veces, simplemente, ¡no puedo resistirme a comprarlos cuando los veo!»:

Victoria Alvarez

4. Francisco Jota-Pérez, autor de Aceldama, al que también entrevisté aquí en el blog, me dice: «El proceso varía muchísimo dependiendo de la obra, del medio y demás. Para relatos y novelas, por lo general, tomo apuntes a partir de la idea de partida, luego hago esquemas y, a continuación, me arremango a escribir; aunque, en ocasiones, empiezo a redactar ya a partir de los apuntes y voy haciendo los esquemas sobre la marcha, o empiezo con la idea y los apuntes no son necesarios… Como he dicho, depende. Lo que no se ve en las fotos (y quizá debería haber incorporado de algún modo) son el puñado de libretas que llevo siempre encima, para tomar apuntes en cualquier momento (en el metro, en el bar…). En cuanto a la dependencia del medio, cuando estoy guionizando un cómic o un película, en el escritorio tengo siempre o bien una libreta grande para dibujar el storyboard con el esquema de páginas y viñetas, o el iPad para ver videoclips, escenas de otros films y etcétera para obligarme a pensar en secuencias y cortes de imagen, y buscar ideas sobre transiciones y escenas. Otra cosa bastante importante en mi escritorio, sobre todo durante la redacción de mis últimas dos novelas, es la bola de cristal de roca que tengo ahí siempre, y que uso durante los «descansos» en el proceso de redacción como elemento de alteración sensorial leve, para meterme en el subconsciente y «desatascar» ideas o momentos concretos, o simplemente «perderme» un rato en otro plano, lejos de la pantalla»:

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5. Cristian Cano es otro de mis favoritos, ya que me manda fotos de escritura en hoteles, algo que a mí me ha tocado más de una vez (y más de diez). Me dice por email: «Escribo ficción, y cuando estoy en casa siempre lo hago en un laptop. También uso el pc en algún café. Pero cuando tengo que salir de Bahía Blanca me llevo unos cuadernitos espiralados que son muy útiles. Lo hago un poco como para caer en ese tiempo hermoso que existe en escribir a mano. No hay que olvidarse de eso».

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6. Carlos G. de Marcos, escritor y anfitrión de la legendaria Casa de Atrás, nos envía el caos (sic) que va en su cartera:

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7. Virginia Pérez de la Puente, autora de obras como El sueño de los muertos, me manda tres fotos de lo más interesantes (perdóname por citar directamente de nuestros emails personales, querida): «Te paso un trío: la de mi mesa, una de «escritora con pelos congelada en invierno», y la que he subido de la maquetación, por si te sirve, aunque es una chorrada, pero para ilustrar el estado Juan Palomo De Escritor Que Tiene Que Aprender A Hacérselo Él Mismo…»:

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8. Otra de las habituales en mis entrevistas y menciones, la simpar Susana Vallejo, tiende a compartir imágenes de su entorno y proceso en Facebook, por lo que no me resistí a pedirle unas cuantas. He tenido la suerte de visitar su casa estos días en Barcelona, aprovechando la MiRCon, y puedo decir que es una mezcla de friquerío, bohemia y espacio que debe de ser absolutamente genial para escribir:

Susana Vallejo

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9. Ana Campoy, que fue además la flamante ganadora del sorteo de mi lista de correo el mes pasado, tiene un sistema bastante llamativo: «Muchos guionistas usan tarjetas. Yo uso post-it. Así, si una escena cambia de orden la puedo variar sin problema. Los voy pegando en hojas de folio. De esa manera puedo transportar las escenas ordenadas donde yo quiero. Cada libro me sale por unas 6 o 7 hojas de folio con escenas (la foto que te mando la hice para una charla sobre cómo estructurar novelas de misterio y corresponde a las tres primeras hojas de El pianista que sabía demasiado, la cuarta aventura de Alfred y Agatha). Después de los post-it redacto la escaleta (unas 5 hojas). Y de ahí me pongo a escribir».

Ana Campoy

10. Meritxell Terrón Paz es una escritora, doctorando de Comunicación, a la que tuve el placer de conocer en la Wizard Con y con la que pude hablar de nuevo este finde en Montcada. Junto a su socio lleva un proyecto muy chulo, El libro del escritor, que se lanzará en breve y que creo que nos va a interesar mucho a todos los que escribimos. Fue una de las primeras en contestar a mi petición y me envió esta muestra de su trabajo con su novela El suicidio del escorpión:

Meritxell Terron Paz

11. A Paty C. Marín también la conocí en la WizardCon (podéis seguirla en Twitter como @patycmarin), y me llamó muchísimo la atención el libro en el que estaba trabajando: un librojuego erótico. Nos enseña cómo funciona su proceso: «El esquema de un librojuego es muy simple, en cada tarjeta se escribe una sinopsis de la escena en cuestión y se señalan con un número las escenas en las que se divide (por ejemplo, si voy por la puerta derecha, pongo 1; si voy por la izquierda, pongo 2). En las siguientes tarjetas se escribe el número de la escena que se corresponde y se escribe una nueva sinopsis, volviendo a marcar con números las escenas en las que se dividen y así con cada escena nueva. Luego se marca el camino sobre el corcho con la chincheta del color correspondiente (que puede ir desde dos colores hasta cinco porque no tengo más). En realidad es como ir formando un árbol ya que cada escena se divide en nuevas escenas y todo crece de manera exponencial. Llega un momento en que las escenas convergen hacia el mismo final o hacia el mismo desenlace, basta con señalarla con dos chinchetas con los colores necesarios»:

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12. Con José Puente estuve hablando de los lugares para escribir. Escribe en la cama, así que me preguntó si podía mandarme una foto de su cama. Cómo no. No creo que sea el único que escriba allí. Como él mismo dice: «Escribir y borrar y volver a escribir y volver a borrar y volver a escribir hasta conseguir un muro más o menos recto o una figura reconociblemente humana. La cama como sinónimo de lugar seguro para».

José Puente

13. Fernando Alcalá, autor de Carlos, Paula y compañía, me dice: «Aquí te envío el esquema a medias y muy recién comenzado del proyecto que tengo ahora entre manos». Para ello usa Scapple, «es de los creadores de Scrivener. Es super sencillito y tampoco tiene mucho, pero a mí siempre me es muy útil»:

Fer Alcalá

14. Gerardo Guaza, poeta, me envía una foto de su cuaderno. Gerardo también se apunta a la escritura hecha a mano:

Gerardo Guaza

15. Alejandro Castroguer, uno de nuestros «autores Z» por excelencia, me envía unas imágenes geniales de sus apuntes en agenda. Alejandro, como yo, compagina la escritura a mano y a ordenador dependiendo de la velocidad de la inspiración. Me dice: «Son dos capítulos, el Dos y el Veinticuatro de la novela en la que he estado trabajando este año. Como verás usé una agenda con portadas de viejos elepés».

Alejandro Castroguer

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16. Gloria T. Dauden, a la que también entrevisté en el blog (qué de entrevistas hago), es también una aficionada a los cuadernos bonitos: «Notas manuscritas para novela en libretas bonitas, taza de té y un entorno agradable»:

Gloria T Dauden

Gloria T Dauden2

17. José Luis Zárate, a quien todos conoceréis por sus geniales microcuentos, me envía una imagen de sus dinosaurios. Si os fijáis con atención, veréis que en la pantalla de su ordenador se ve reflejada la pizarra que tiene detrás, con apuntes y órdenes para el día (cosas como «no entrar en Facebook», uno de los grandes mandamientos del escritor actual):

Jose Luis Zarate

18. Y por último os dejo con la imagen de un auténtico tecnófilo, Luis Ángel Cofiño, autor de culto de ciencia ficción y amante apasionado de Linux:

Luis Ángel Cofiño

 ¿Y vosotros, dónde y cómo escribís?

Así es como INTENTO yo escribir después de volver de viaje:

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Puedes ver la segunda parte de este artículo aquí.


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