Socmed_-_Flickr_-_USDAgovAh, las redes sociales. Ese otro universo virtual donde vamos a comunicarnos, promocionarnos o perdernos. Qué de moda está ahora escribir sobre etiqueta y comportamiento en el mundo de internet. Y es que parece increíble, pero ahí fuera hay bastantes personas que no saben comportarse en las redes sociales. Es posible que tampoco sepan comportarse en la vida real, porque las reglas de educación y respeto tampoco son tan distintas.

¿Y qué pasa con los escritores? No nos libramos, oh no. Las redes pueden ser un lugar maravilloso para conectar con otros autores, promocionar nuestros libros y conocer mejor a nuestros lectores. Pero también pueden ser un lugar donde incordiar a los demás, aburrir a nuestros lectores en potencia y granjearnos grandes y pequeñas enemistades.

Como en la vida real, vamos.

Así que he reunido, para vuestro uso y disfrute, un compendio de las que me parecen las mejores recomendaciones para el uso de redes sociales por parte de escritores. Creo que casi todos hemos pecado en algún momento de uno o más de estos puntos. No está de más recordarlos. Ahí os van:

1. La primera y más importante: NO SPAM

Promocionarse es dar con el público que está buscando lo que tú ofreces y vendérselo a un precio aceptable. NO es bombardear a diestro y siniestro con la esperanza de que los que reciben tus mensajes repetitivos compren tu libro solo para que te calles. Claro que es difícil encontrar ese preciso punto medio entre la promoción razonable y ser un pesado redomado, pero ahí va una regla de oro: no mandes mensajes no solicitados. Nada de mensajes privados con enlaces de tu libro por Twitter o Facebook. Nada de emails a alguien para venderle tu libro o invitarlo a una presentación si no te ha dado permiso con anterioridad. Nada de mencionar en Twitter a alguien a quien ni sigues solo para colocarle un enlace a Amazon.

2. Por favor, no te repitas. Por favor, no te repitas

En Twitter es más aceptable publicar tres o cuatro veces el mismo enlace al día (la velocidad de entrada y recepción es distinta), pero en Facebook y otros medios es muy cansino. Por favor, no te repitas.

3. Deja de hablar solo sobre ti

Este es uno de los errores más frecuentes. Nunca sigo cuentas de Twitter o Facebook (o, ¡dioses!, de Google+) en las que todos los estados son sobre el autor. Para eso están las páginas de autor, dirigidas a personas directamente interesadas en su persona y en su obra. Si no te conozco como persona y no he leído nada tuyo, ¿por qué voy a seguir una cuenta en la que solo hablas de tu libro? Además, es mucho más útil compartir enlaces y hablar de otros, porque mola, porque demuestra que tienes otros intereses y porque existe la posibilidad de que te devuelvan el favor. Pero solo la posibilidad, ojo, porque…

4. Esto no es un quid pro quo

“Sígueme y te sigo”. “Dale ‘me gusta’ a mi página y le daré ‘me gusta’ a la tuya”. NO. Yo sigo en Facebook a quien me interesa y lo que me interesa, y lo mismo en Twitter, Google+, Linkedin, Goodreads, Pinterest y lo que se os ocurra. Enlazo a cosas que me entusiasman. Hablo de libros que me han emocionado. Si siguiera y enlazara a cosas que no encajan en mis intereses, ¿no desconcertaría eso, a la vez, a los que me siguen? Es contraproducente. Además, ¿realmente quieres tener a un seguidor a quien no le interesas en absoluto, que no es tu público objetivo? Es un poco como hacer un anuncio de chorizo y ponérselo a veganos, creo yo.

Yo ayudo y promociono aquello que me gusta. No espero ni quiero nada a cambio, del mismo modo que me gustaría que aquellos que me ayudan y promocionan lo hagan porque realmente les guste mi trabajo, no porque sientan que me deben algo o porque quieran que les devuelva el favor.

5. Deja de promocionar a lo metralleta

¿Es mejor disparar en todas partes, en todos los sentidos, o buscarte un nicho, acudir directamente a los sitios donde se reúnen tus lectores potenciales? ¿De qué me sirve hablar de mi libro en un sitio donde solo hay escritores hablando de sus libros, donde no hay lectores ni compradores potenciales (a no ser que se trate de un grupo expresamente de escritura)? ¿De qué me sirve compartir de forma automática el mismo enlace en todas las redes, sin dar más información, sin mirar a quién está llegando? Este es un fallo en el que he caído una y otra vez: me he presentado en foros que solo leían escritores; me he apuntado a directorios que nadie leerá jamás; he compartido a lo loco pensando que tal vez, con suerte, alguien me leería. Si me dieran ahora todo ese tiempo perdido tendría para escribir un par de novelas más. O cientos de entradas en el blog, que, francamente, son bastante más productivas. O por lo menos yo me lo paso mejor.

6. Está feo criticar

No da muy buena impresión que te dediques a menospreciar a otros colegas de profesión con nombres y apellidos, que no hagas más que quejarte de la injusticia de que a ti nadie te haga caso mientras otros que no se lo merecen se cubren de gloria y éxitos. Entiendo tu frustración, de verdad que la entiendo, pero solo quedas de arrogante y bicho. Y a nadie le gusta comprarle libros a los arrogantes y a los bichos. Lo cual me lleva a…

7. Deja de intentar dar pena

El chantaje emocional acaba cansando. Vaaale, sí, yo también he picado. Hasta os puse una foto de mis botas rotas, aunque con toda sinceridad mi intención era provocaros más risa que pena. No, mi vida no es perfecta. Pero tengo dos manos para escribir y no me estoy muriendo. Y tengo la firme convicción de que si no estoy vendiendo a paladas es por MI culpa, porque no estoy haciendo la promoción acertada, no estoy dando con lo que realmente le interesa a mi público objetivo, ni estoy escribiendo lo bastante bien como para que todos os deis de hostias para leerme. La culpa es del escritor, es del sistema (oh, sí), pero, como siempre digo, está en nuestras manos cambiarlo. La culpa no es del lector, por mucho que todos se empeñen. Un lector no tiene la obligación de alimentar a todos los pobres escritores muertos de hambre. Otro día entramos en las obligaciones del sistema editorial, o de la piratería, que son temas mucho más espinosos. Pero en teoría un lector solo tiene la obligación de pagar por el libro que ha adquirido (o no, si el autor lo ofrece gratis) y ya está.

Y sí, en lector incluyo a gente que lee a Coelho y a Dan Brown. Si mi nicho es pequeño, si me empeño en escribir fantasía oscura en vez de autoayuda o thrillers religiosos mal documentados, ese es mi problema, no el de las millones de personas que preferirían ver a una chica diciendo cosas como “mi diosa interior baila merengue” mientras le dan la del pulpo.

8. No pienses en las redes sociales solo como medios de promoción

Conecta, diviértete, conoce a la gente. Busca forma de ayudar a los demás, de comunicar cómo eres y qué te inspira. Os aseguro que es liberador. Si de paso hablas un poco de tu libro tampoco pasa nada. Pero, y esto es fundamental…

9. No olvides el peligro de las redes

Con la excusa de trabajar en la promoción de nuestros libros y en la interacción con nuestros lectores, se nos olvida con frecuencia el poder magnético de perder el tiempo tonteando en las redes sociales. Es aconsejable tener un horario o un tiempo límite dedicado a estas actividades. Recuerda que tu tarea primordial es escribir, no meterte en un debate de varias semanas sobre los beneficios y peligros de la soja. Del mismo modo, no saltes a todas las plataformas que encuentres para aumentar tu presencia online, porque…

10. Es mucho más eficiente tener una sola plataforma, trabajarla y conocerla bien, que estar sin estar en ocho distintas

Facebook, Twitter, Goodreads, Pinterest, Instagram, LinkedIn, Tumblr… todas pueden ser útiles para el escritor, pero exigen un tiempo dedicado a aprender cómo utilizarlas para mayor rendimiento, además de una periodicidad infalible. Personalmente abogo por los blogs, en última instancia, porque las redes cambian, se mueven, incluso desaparecen, pero una web propia permanece; además, actualizar un blog es un ejercicio constante de escritura, aunque sea una forma de escribir muy diferente a la de una novela, o un relato, por ejemplo. Por lo demás, uso Facebook y Twitter, pero intento no dejarme llevar por los cantos de sirena de otros entornos hasta que tengo muy seguro cómo utilizarlos y si merecen la pena. Igual mañana estoy diciéndoos a todos que os paséis a Badoo, porque resulta ser un centro neurálgico de unión espiritual y comercial para autores y lectores. Que lo dudo, pero quién sabe qué nos deparará el futuro.

11. No seas tú mismo, sé la mejor versión de ti mismo

No quemes puentes y no te pelees a no ser que sea estrictamente necesario. Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Creo en la máxima de “si no tienes nada bueno que decir, no lo digas”. Es una máxima difícil de seguir, y obviamente no debemos quedarnos callados ante la injusticia o en temas realmente importantes, pero ser impulsivo en las redes sociales, en mi experiencia, nunca lleva a nada bueno. Y además, es una pérdida de tiempo y energía realmente brutal.

Y otro consejillo dorado: no escribas en las redes sociales cuando estés borracho. Ejem.

Excepciones a esta regla: escritores que busquen crearse un alter ego o personaje exclusivo para las redes sociales y demás proyección pública, con el objetivo de llamar la atención. Mirad a Martin Amis. Seguro que en su casa es un encanto.

12. No te limites a compartir

Háblanos de lo que estás compartiendo, hazlo tuyo. Si compartes un artículo, haz un comentario sobre él o pon un extracto para que los demás se interesen. Ponle una imagen. Si hablas de tu libro, pon una cita, sube fotos de sitios que te inspiran o incluso del lugar donde trabajas. Intenta que tus lectores se involucren y personaliza tus publicaciones.

13. No eres una marca, eres una persona

Por mucho que te lo digan los community managers que intentan venderte cursillos y libros de mercadotecnia obsoletos, no, no eres una marca, olvídate de todo eso del branding. El mercadeo es necesario, pero la promoción de un autor, o de cualquier tipo de artista, es muy diferente que la de un detergente. Vendes tu acto de creación, no solo tu producto. No tengo ningún interés en seguir a YOLANDA PÉREZ CAROLINGIO, ESCRITORA, pero sí tengo interés en seguir a Yolanda, la chica esa que comparte citas graciosísimas y fotos del interior de catedrales góticas y enlaces a reflexiones sesudas sobre el estado de la edición 2.0 y que además ha escrito un libro de novela histórica que resulta que está genial. Porque, lamentablemente…

14. No solo hay que saber vender, también hay que saber escribir

El producto tienes que darlo a conocer, sí, pero tiene que ser un buen producto. En mi experiencia, aquellos que saben vender y relacionarse con elegancia, aquellos que han estudiado y analizado a su competencia con inteligencia para promocionarse de manera adecuada, tienden a ser personas inteligentes y trabajadoras que dedican ese esfuerzo a todas las áreas de su vida, por lo que generalmente son escritores aceptables. Y puedes gritar con mayúsculas todo lo que quieras y hacer todos los giveaways que te apetezcan: si tu libro es una caca, es una caca. Claro que eso no ha detenido a ningún superventas, nunca, así que a este punto igual no tenéis que hacerle mucho caso.

15. Y recuerda que esta es una maratón, no una carrera rápida

Si acabas de abrirte una cuenta en Twitter, gritar ocho veces a tus tres seguidores que ya ha salido tu libro no va a servir de nada. Vas a tener que aumentar tu seguimiento poco a poco, ¿y sabes cómo se consigue eso?

Dándole a la gente lo que quiere. Intentando ser interesante, intentando dar con todo lo que a ellos les podría parecer digno de gustar o compartir. Puede haber tácticas, sí (publicar a ciertas horas y días de la semana¹, interactuar con los dichosos influencers de tu sector, crear imágenes con citas budistas sobre un atardecer dorado…), pero ante todo tienes que tener clara tu estrategia, tu modus operandi. Piensa que es todo parte de tu gran plan maquiavélico. Es un plan muy a largo plazo, que llevará mucho tiempo y esfuerzo. Pero puedes ir consiguiéndolo, ir probando, analizando y tanteando y…

Es genial, ¿no crees? Todo un plan de supervillano retorcido: ayudas a los demás, les ofreces contenido que les interesa, y cuando ya los tienes enganchados…

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¹No como yo, que publico este artículo un viernes a la hora de la siesta.
Si esto te ha despertado más curiosidad y dudas acerca del mundo de la promoción de libros, igual este artículo sobre las preguntas más frecuentes que nos hacemos los autores al respecto te interesa.
Disclaimer: Algunos de estos puntos provienen de mi experiencia personal. Otros se los he robado a internet en general. Y otros son de Chuck Wendig (al que yo ya conocía antes que de que Jesús Cañadas lo pusiera de moda).