Creo que describir entornos es difícil.

¿Cómo se crea el escenario perfecto para nuestra historia? Algunos no sabemos cómo empezar, otros no saben dónde parar.

Algunos preferimos describir entornos desde la percepción de los personajes, otros prefieren que los entornos describan a sus personajes. No hay una forma óptima de hacerlo, pero sí que es recomendable que haya alguna ambientación, aunque sea mínima, y que esta tenga más peso en la creación artística que «la habitación era grande y luminosa» o «el sol se ponía tras las montañas». El mundo está lleno de novelas donde la ambientación destaca por su ausencia o por su insoportable, barroca, tediosa, repetitiva y antepuesta presencia.

¿Cómo conseguimos una ambientación adecuada?

escenario perfecto

Es muy cansado eso de estar todo el rato pensando en cómo meter la ambientación correcta, más que nada porque esa fijación por describirlo todo puede ralentizar nuestra composición de la acción. La búsqueda de la palabra justa para expresar el color del cabello de nuestro protagonista es lo que hace que nos paremos, que nos arranquemos nuestro propio cabello (rubio ceniza, por cierto). En definitiva, es lo que hace que surja ese estúpido perfeccionismo que nos bloquea, que interrumpe el flow y que nos transmite, en resumen: «escribir es difícil y ya no quiero hacerlo más».

Personalmente prefiero preocuparme por el entorno después, cuando ya he soltado todo lo más importante de la trama. Me detengo en el borrador en algún momento para incluir detalles de ambientación, pero por lo general prefiero meterlos en una segunda vuelta. Hay muchas maneras de trabajar una puesta en escena, pero ayudan mucho las preguntas. No solo sirven para darnos ideas sobre cómo ambientar nuestra obra, sino que nos enseñan a desarrollar nuestra capacidad de observación (y a aplicar esa habilidad observadora en la creación de nuestros textos).

A continuación he recopilado un montón de preguntas utilísimas: si os atascáis con vuestras descripciones, probad a usarlas. Recomiendo que lo unáis también a este artículo, más orientado a aspectos formales, para rematar el resultado final.

1. ¿Cuáles son tus sitios favoritos?

¿Qué sitios despiertan emociones en ti, cuáles conoces a la perfección? Prueba a tomar calles, personas, negocios, árboles que te gustan de tu ciudad y mételos en tus descripciones (pero recuerda: coherencia. Meter un olivo en la selva amazónica igual no convence). O recoge tus recuerdos de aquellas vacaciones en los fiordos noruegos, en la piscina de tu tía May o en aquel planetita tan mono más allá de Orión e introduce algún elemento brillante en tu texto.

ambientación fabulosaPerdone, atractiva turista que está en esta isla paradisíaca de vacaciones al igual que yo, ¿podría hacerle una foto? Es para ambientar mi novela.

2. ¿Cuáles son los sitios favoritos de tu personaje?

Tendemos a valorar un lugar mediante la comparación a los sitios que son especiales para nosotros: nuestros sitios secretos, favoritos o, simplemente, los sitios que consideramos un hogar. Prueba ahora a encontrar el sitio favorito de tu protagonista y piensa que es muy probable que no coincida con el tuyo: ni siquiera tienes que utilizar este dato, pero te dirá mucho sobre el carácter de tu personaje y cómo se siente en otros ambientes.

3. ¿A qué huele este sitio?

¿Huele igual el entorno que estás describiendo en las diferentes estaciones del año? ¿Son olores agradables o desagradables? ¿Cómo reaccionan las personas que habitan en este entorno a esos olores? ¿Son nuevos o conocidos para el personaje? ¿Le traen algún recuerdo? El olfato está muy asociado a la memoria.

Del mismo modo, podemos utilizar otros sentidos que no sean el de siempre, la vista. ¿A qué suena el viento? ¿Cómo es el tacto de esas flores por las que acaba de pasar la mano nuestro prota? Y, más importante, ¿le acaba de picar una avispa por ello? ¡Describe ese dolor!

4. ¿Hay algún símbolo?

¿Aparece algún elemento recurrente, que signifique algo especial para el personaje? ¿Hay algún elemento que haga pensar al personaje, que lo haga volver al pasado o incluso anticipar el futuro? ¿Hay un leitmotif, una idea recurrente que se plasme mediante algún elemento presente en la ambientación? El símbolo es poderoso, pero no abuses. Al igual que ocurre con la metáfora, pierde poder si hay demasiados.

No me refiero a símbolos de interpretación única, físicos, a lo jeroglífico raruno en una novela de Dan Brown. Me refiero a elementos que se repitan a lo largo del texto y que tengan un significado para el personaje y/o para el lector. Uno de los símbolos más comunes que conocemos, por ejemplo, es el anillo de bodas. Si un personaje juega con el anillo de bodas, el lector puede interpretar que está insatisfecho con su matrimonio. La pérdida de un anillo puede representar un matrimonio en peligro. Si el símbolo del anillo aparece más de una vez en el texto, se convierte en un motivo, un elemento recurrente que podemos utilizar para insinuarle al lector que hay cosas que ocurren por debajo de lo evidente.

ambientación fabulosaEjemplo de símbolo simplón, obvio y sin aplicaciones útiles en ficción: esta señal levitadora que indica claramente a los pájaros de la zona que se les permite ir en bicicleta.

5. ¿Qué hora es?

Esta pregunta puede parecer una tontería, pero no sabéis la de veces que he tenido que corregir fallos de coherencia del tipo: «se movían, sinuosas en la oscuridad» y, en el siguiente párrafo «la luz del sol la cegaba». Piensa en qué momento es del día o de la noche (o de la trinoche, si escribes ci-fi o fantasía) y da alguna pincelada para que tu lector también lo sepa. La hora también condicionará determinadas rutinas del personaje que podrían introducirse (despertarse, comer, dormir, peinar al caniche).

6. ¿Qué tiempo hace?

Otra pregunta básica, pero importante a tener en cuenta también por aquello de la coherencia. Siempre le da vidilla a una escena el que el personaje no esté quieto, pura reflexión, sino que se mueva y haga cosas normales y naturales por su entorno. En ese sentido, no se trata solo de que el personaje tiemble si hace frío, sino que vaya con cuidado de no resbalarse sobre la calle helada; no solo que sude si hace calor, sino que piense en lo mucho que le apetecería en esos momentos una cerveza fresquita. Más show, menos tell.

7. ¿Qué tiene de especial?

Y con especial me refiero a: ¿qué tiene este sitio que la mayoría de las personas no percibirían? ¿Qué contiene que solo tu personaje ha sabido revelar? ¿Por qué escapa ese detalle al ojo de sus habitantes o incluso de otros personajes secundarios? ¿O es un personaje secundario el que se lo hace notar al protagonista? Recuerda que el diálogo también es una forma válida de crear ambientación, siempre que no recurras al datadumping o a la sobrecarga de información (puedes evitar esto, por ejemplo, usando la regla de tres).

8. ¿Cómo se siente el personaje?

Esta pregunta es interesante para trabajar la coordinación del estado de ánimo con el entorno… o para contrastarlos. Si un personaje está furioso, las olas de tormenta que rompen, cabreadas, contra el puerto ofrecen un fondo estupendo, pero también puede utilizarse la contraposición: el personaje, furioso, observa la calma del mar azulísimo que tiene delante. Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta:

9. ¿Cómo encaja el personaje en su entorno?

¿Es el entorno una extensión de la personalidad y sentimientos de tu protagonista? ¿Es un lugar que ama, donde se siente bienvenido? ¿O es un lugar donde se siente amenazado, oprimido, triste, rencoroso? ¿Se parece tu personaje a los demás habitantes de este entorno o es un marginado, alguien que no termina de encajar? Su relación con el entorno no se limita a su relación con el ambiente físico: también se relaciona con los demás habitantes de la escena. ¿Le gustan a tu personaje los perros, se para a acariciar uno? ¿O lo aleja de sí con una patada furiosa? ¿Qué opina el dueño del perro de esa patada furiosa?  ¿Sale corriendo tu personaje con presteza y agilidad o tropieza en las aceras rotas y levantadas de esta calle cutre, cutrísima?

Ambientación fabulosaEjemplo de personaje que no encaja en su entorno.

10. ¿Qué ambientes son propios de tu género?

Igual escribes romántica y sabes que eso del amor en una playa paradisíaca está muy visto, pero precisamente porque sabes que funciona quieres aprovecharlo. O igual te propones el reto de escribir una gran historia de amor en una playa vieja, sucia, donde han mandado a los protagonistas para remangarse los monos de trabajo y hacer limpieza. Los ambientes típicos son un gran referente: ya sea para usarlos o para partir de ellos para crear algo muy original. También nos empujan a pensar cómo esos entornos que utilizamos tienen relación con los temas más importantes de la novela. Lo cual nos lleva a…

11. ¿Cómo refleja el entorno los temas importantes de tu novela?

Si tienes claro cuáles son los elementos clave de tu obra, debes plantearte cómo representarlos en la ambientación. Ya hemos hablado de la posibilidad de usar símbolos, pero con esta pregunta vamos a ir más allá. Por ejemplo, si en tu novela lo más importante es la alienación y la soledad del personaje, puedes presentar escenarios o bien desérticos o bien multitudinarios, que dejen patentes la sensación de aislamiento del protagonista. Si lo más importante es el mundo fantástico oscuro que has creado, te corresponden escenarios intransitables, peligrosos, repletos de seres detestables. Esto parece algo sencillo y de cajón, pero dale unas vueltas y verás que puedes enriquecer más la ambientación haciéndote esta pregunta de vez en cuando.

Si no sabes de qué te estoy hablando cuando te hablo de los temas centrales o más importantes de tu obra, tal vez te interese encontrar el corazón de tu novela o relato.

12. ¿Qué ropa lleva la gente?

Dependiendo del clima, del terreno y la cultura, tu personaje se verá rodeado de seres humanos (o alienígenas o animales antropomórficos) definidos, también, por su manera de vestir. Esta es una oportunidad para añadir otras notas de color a tu ambientación o incluso para proporcionar reacciones interesantes en tu personaje (recuerdos, admiración, prejuicios, deseo…). Algo tan sencillo como la ropa puede decir mucho sobre tu personaje: ¿juzga a los demás por cómo se visten? ¿Observa con lujuria? ¿Ridiculiza a los que no se visten como él/ella?

Pregúntate también cómo llevan los personajes su ropa. ¿Con elegancia y estilo, confiado/a? ¿Con cierta vergüenza o dejadez? Si lees en inglés, te recomiendo este artículo fantástico de Rosa Lyster sobre la importancia de las descripciones de ropa en la literatura. Y recuerda que no te tienes que quedar solo en la ropa: las descripciones del físico ajeno pueden sacarle verdadero lustre a tu texto, y para ello te van aquí algunas ideas.

ambientación fabulosaAlgunas prendas dan más juego a la hora de hacer descripciones que otras. Tienes mucho que explicar, Yoko Ono.

13. ¿Qué se puede comprar aquí?

Otra pregunta en apariencia superficial, pero que dice mucho de la sociedad que intentamos describir, ya sea de fantasía, de ciencia ficción o de andar por casa. Gastar tres vogels para comprarte un deslizador atemporal no dice lo mismo que enseñarle los abdominales a una verdulera para que te regale unas manzanas. Y utilizar todos tus créditos de Gugel Plei para adquirir un módulo de sexo virtual no suele darse en el mismo tipo de lugar donde te ha costado ochenta dinares de plata adquirir esa cuádriga de última generación. O sí. Eso podría ser divertido.

Del mismo modo, merece la pena preguntarse qué hace la gente en este escenario para sobrevivir. Y también…

14. ¿Cómo viven aquí los pobres? ¿Y los ricos?

No es necesario entrar en una parrafada sobre la organización económica de tu mundo, sea real o imaginado. De nuevo, las pinceladas son tus amigas. Si aparece una persona de la escala económicamente más baja, ¿en qué condiciones está? ¿Es un mendigo? ¿Es un cadáver del que otros aprovechan hasta la médula del hueso? ¿Es una persona que vive relativamente segura?

¿Y qué pasa con los ricos y poderosos? Alguna referencia puntual a un extra, a alguien que solo pertenece al escenario, definido/a por su posición social y/o económica, ayuda a darle más cuerpo a tu ambientación.

15. ¿Cómo andamos de bichos?

Evidentemente, no es lo mismo ubicar una escena en mitad de Canillas de Aceituno, viendo teñirse el cielo de rojo sobre el valle mientras espantamos mosquitos y vareamos olivos, que ubicar una escena en el centro de Londres, viendo teñirse el cielo de… ¿plomizo? mientras regamos la única maceta que nos cabe en nuestro pisito de veinte metros cuadrados. Alguna referencia de paso a la vegetación o a los animales presentes dice mucho más al lector que una amplia descripción aburrida que incluya cada detalle de la habitación (o campo) en que está el personaje.

16. ¿Conoce el personaje el escenario?

Si estás describiendo desde la perspectiva de un personaje concreto, es muy diferente la ambientación que crearás a partir del punto de vista de un personaje que conoce bien el entorno y la de un personaje que lo ve por primera vez. Tampoco digo que tenga que andar sorprendiéndose y maravillándose a cada paso que da, pero prestará mayor atención a los detalles, y se fijará en aspectos que no tendrán nada que ver con aquellos que le llamarán la atención al personaje familiarizado con su entorno.

ambientación fabulosaPor ejemplo, alguien que conozca bien este entorno encontrará a Wally a la primera. Alguien que no lo conozca se preguntará qué diablos pinta ese señor a punto de hacerse el harakiri después de matar y enterrar a su esposa.

17. ¿Qué color es el que manda?

Cuidado con esto: no me refiero a recurrir al tópico de que todo el campo es verde o el cielo es muy azul. Hay un ejercicio creativo que me encanta, que es salir a pasear buscando un color determinado. Por ejemplo, si andas durante diez minutos buscando cosas de color rojo, te darás cuenta de la gran cantidad de elementos habituales que tienen ese color en que no te habías fijado. Puedes utilizar esos elementos luego en tus textos para darles tonos muy originales. Por ejemplo, ¿quién se fija en el rojo del cartel de Coca-Cola de una máquina expendedora o en el rojo de las mesas de plástico de un bar, del rojo de un semáforo? Generalmente solo hablamos del rojo del atardecer y blablablá.

Piensa qué colores destacan en tu escena, ya sea por su originalidad, por su detalle, por su extrañeza o porque sea el tono dominante en tu ambientación. El color juega un papel importantísimo, ya sea para hablar de ropa chillona o de la calidad de la luz. Echadle un ojo a este artículo de Victor Selles sobre el tema.

18. ¿Qué elementos puedo aprovechar de esta foto?

Ya sabéis que soy muy aficionada al uso de lo aleatorio en mis textos. Utilizo listas de palabras aleatorias para inspirarme al crear metáforas o al construir descripciones, por ejemplo. Una palabra cualquiera puede desencadenar una nueva corriente de ideas. Pero para ambientación pueden ayudar mucho las fotos aleatorias. Yo uso este enlace. Aunque la foto que te salga no tenga nada que ver con la escena en la que tú estés trabajando, examínala. ¿Qué elemento presente en la imagen puedes introducir en tu descripción?

Imagínate que tu historia transcurre en un entorno urbano y te sale esto, que es lo que me ha salido a mí al pinchar en esa web de fotos aleatorias:

ambientación

En apariencia, no tiene nada que ver con tu historia. Pero ahora imagínate que un Ford blanco cruza la calle veloz y casi atropella a nuestro protagonista. Su conductora, una mujer que lleva un turbante rojo y grandes gafas de sol, con una blusa verde chillona de raso, le suelta un improperio y sigue su camino. ¿No es más interesante que describir pavimentos, escaparates, farolas?

19. ¿Qué come la gente?

No digo que os convirtáis en George R. R. Martin y describáis cada detalle de cada cosa que zampan vuestros personajes. Pero pensar en qué comen las personas que habitan tu escena te dice algo sobre ellas y, como detalle ocasional, funciona. Añade realismo a la escena. Y recuerda que el contraste puede funcionar muy bien: una dama elegante y bien vestida que come pipas enfurecida; un chico de apariencia inocente, muy joven, que devora carne humana con evidente satisfacción. Todo dependerá de tus temas y escenas.

Esta pregunta lo encontré en este artículo de Aaron Hamburger, donde también se plantea esta otra, realmente buena:

20. Si tu mejor amigo/a dijera que iba a mudarse a este escenario, ¿cómo reaccionarías?

Analiza tu escena y analiza tu reacción. Si tu reacción es de auténtico horror, pero en la escena no encuentras nada que lleve a pensar que es una elección horrorosa, algo falla en tu ambientación. Si tu reacción es de alegría, pero en tu texto nada demuestra que el lugar que has creado es cálido y agradable, tampoco vas bien.

Pregúntate también qué te contaría tu amigo/a en su primer whatsapp, carta o señal de humo: ¿qué sería lo primero que le llamaría la atención del lugar? ¿Qué le gustaría, qué odiaría? Utilizar a alguien a quien conoces bien como testigo de tu ambientación te ayuda a ser más objetivo y ofrecer una perspectiva menos limitada.

Por supuesto, estas son solo 20 preguntas. Podrían hacerse muchas más. Podríamos preguntarnos cómo se peina la gente, cuáles son sus expresiones más comunes, cómo son sus hogares, a qué dedican el tiempo libre. Podríamos preguntarnos cuáles son sus mascotas más comunes, qué drogas consumen, cómo son los grafiti de sus paredes. Podríamos preguntarnos cómo es el terreno que pisa nuestro personaje, a qué altura está el sol, si se ve la luna, qué constelaciones tiene encima, a qué huelen las nubes. Todo forma parte de la descripción y de la ambientación. Y si te metes en géneros fantásticos, el worldbuilding tiene un buen montón de preguntas propias.

Recuerda que hay otro truco fantástico, tal vez el más importante de todos: leer como un poseso. Y subrayar y anotar detalles de ambientación que nos gusten y reciclarlos para nuestro propio texto. No hablo de copiar, no: hablo de saber encontrar recursos para sacarles nosotros también provecho.

Todo es un poco agobiante, ¿verdad? No, no, no, ¡no es mi intención agobiarte!

Bueno, un poco sí.

Tal vez solo quiero recordarte que esto de escribir es jodidamente difícil. No para asustarte, ni para que te bloquees. Es solo para que sepas que escribir porque te gusta, por afición, está genial. Yo también dibujo por afición, pero no tengo intención de dedicarme a ello; sinceramente, tengo otras prioridades. Dibujo porque me gusta, porque me lo paso bien. Si quisiera dedicarme al dibujo estaría todo el día dibujando y estudiando técnicas de dibujo.

No obstante, si lo que quieres es escribir lo mejor posible, ah, todo cambia. Vas a tener que darte cuenta de que escribir es mucho más que soltar unas cuantas palabras que suenen bien juntas. Voy a robarle las palabras a Isaac (y esto sí es un plagio directísimo, nada de «saber encontrar algunos recursos para sacarles nosotros también provecho»):

Te voy a seguir quitando las ganas de vivir, así que mejor que sepas que por allá está la salida.

Es broma. Usa esas veinte preguntas cada vez que te atasques con una descripción y ya verás que te he hecho la vida mucho más fácil.

¡De nada!


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