He hablado tanto en este blog de la relación entre arte y mercado que me estoy quedando dormida al teclado solo de mencio…

Zzzzz.

Es inevitable. Como escritores (o como cualquier tipo de creador, divinidades menores incluidas) rara vez existimos de manera independiente y aislada. Estamos en contacto constante con un público que consume nuestro producto.

¿Consumir? ¿Producto? Sí, son palabras difíciles de tragar cuando estás trabajando en tu excelsa obra, tan impactantemente buena que estás convencido/a de que ocasionará una ruptura en el espacio-tiempo cuando salga publicada. Algunos están más cerca del arte por el arte, del trabajo dedicado solo a la mejora y revolución de su proceso creativo. Otros están más cerca de la literatura comercial, de la escritura para entretener, para gustar, para vender. Ambos tienen sus riesgos. El primer tipo de artista se arriesga a que su arte nunca sea conocido. El segundo, a que una producción orientada hacia el mínimo factor común contribuya a que se vaya bajando, poco a poco, el nivel intelectual del consumidor medio (¿Sálvame, anyone?).

Eso no quita que pueda haber superventas que no toman a los consumidores como idiotas. Por mucho que despotriquéis contra Canción de hielo y fuego, no es precisamente un texto de lectura facilísima y tontorrona. Contiene elementos muy atractivos (¡sangre, sexo, infamia!), en un envoltorio cuya media de calidad es bastante superior a lo que estamos acostumbrados a ver en las baldas de los bestsellers.

Una obra como Canción de hielo y fuego no se vende sola. Martin conoce bien los recursos para enganchar al lector: domina el cliffhanger y la atadura empática entre lector y personajes complejos. Y sin duda tiene detrás a un equipo editorial y de venta impresionante. El mercadeo puede hacer mucho daño a una obra de arte, pero también puede ayudarla hasta lo indecible.

Tendría que escribir otro artículo muy largo sobre qué distingue a un supuesto «experto» en mercadotecnia de un promotor eficiente, pero creo que puede resumirse en dos puntos: conocimiento, respeto y amor por el producto, y conocimiento, respeto y amor por el público objetivo. En ese sentido, un emprendedor de cualquier tipo tiene que ser ese promotor eficiente. Y el artista que navega las caudalosas y turbias aguas entre el arte puro y la venta a lectores potenciales tiene mucho que aprender de un emprendedor de éxito.

Así que cuando vi un artículo reciente sobre los mejores consejos de negocios de diez emprendedores de éxito, me llamó la atención lo sencillo que resulta extrapolar estas reflexiones a la vida del que escribe. Un pero muy pero: son emprendedores estadounidenses. Mucho se aplica de forma diferente en España, y puede que haya cosas que, por desgracia, no puedan aplicarse en absoluto. Pero merece la pena echarles un ojo: todo es inspirador.

Vamos allá.

emprendedores de éxito

1. Tim Ferriss: Escoge bien a tus amigos

Ferriss es uno de esos líderes del lifehacking, adorado por muchos, vilipendiado por muchos. Pero es indiscutible que sabe lo que se hace: sus libros venden como rosquillas y todo lo que toca se convierte en oro. Recuerdo haber leído en su blog y en el de su asistente todo lo que implicaba la preparación del lanzamiento de una de sus obras y quedarme realmente asustada. ¿Cómo podría yo hacer todas esas cosas? ¿De dónde sacaba este hombre el tiempo, la energía, el valor y, sobre todo, los contactos?

Ferriss tiene muy claro que la gente con la que te relacionas es la gente que determina dónde estás y quién eres. Si solo te relacionas con escritores quejicas que regalan su trabajo y nunca terminan lo que empiezan, te estás perdiendo la oportunidad de aprender y progresar. Como dice Ferriss:

The best advice I’ve ever received is ‘you are the average of the 5 people you associate with most.’

(El mejor consejo que he recibido es: «Eres la media de las cinco personas con las que más te relacionas«).

¿Cómo son esas cinco personas que te rodean y qué dicen de ti y de tus objetivos? Si te rodeas de personas amables y cariñosas, por ejemplo, hay más posibilidades de que tú también adoptes esas posturas. Si te rodeas de escritores disciplinados, prácticos y bien conectados, lo mismo. Sales ganando.

Aspira a rodearte de personas que sean mejores que tú, por lo menos en el campo en el que aspiras a mejorar. Tu progreso se verá multiplicado.

2. Sheryl Sandberg: Aprovecha las grandes oportunidades que se crucen en tu camino

Sheryl es uno de los pesos pesados de Facebook y lleva la organización LeanIn, pensada para apoyar a mujeres emprendedoras. Antes de Facebook tuvo un puesto ejecutivo importante en Google. Dice Sandberg:

The best advice I ever received was from Eric Schmidt, when he was Google’s CEO & I was thinking about not taking the offer from Google. He told me that when picking a job, only one criterion mattered: fast growth. He said, ‘If you’re offered a seat on a rocket ship, you don’t ask what seat. You just get on.

(El mejor consejo que he recibido fue de Eric Schmidt, cuando era CEO de Google y yo estaba planteándome no coger el empleo que me habían ofrecido en Google. Me dijo que, para elegir un trabajo, solo cuenta un criterio: crecimiento rápido. Me dijo: «Si te ofrecen un asiento en un cohete espacial, no preguntas en qué asiento. Simplemente te montas»).

Como no dejo de repetir, muchos de los que escribimos estamos aquejados del síndrome del impostor y creemos que lo que hacemos no vale nada. Sin embargo, la mejor forma de aprender a hacer algo es ponerse a hacerlo directamente, ya sea trabajar en un puesto nuevo en Google o escribir un poema en endecasílabos. Si se cruza una buena oportunidad en tu camino, recházala porque tienes otras prioridades, nunca porque tengas miedo. Averigua si ese «no» que quieres dar realmente se debe a una razón de peso o si estás creándote excusas para no tirarte de cabeza.

3. Lewis Howes: Invierte siempre en ti mismo

Lewis Howes es un jugador profesional de fútbol americano, además de trabajar como asesor para empresarios y emprendedores. Howes hace un comentario que me parece fundamental para los que escribimos:

Grant Cardone told me to invest more of the money I make back into my brand and in myself. Always invest in you!

(Grant Cardone me dijo que inviertiera más del dinero que hacía en mi marca y en mí mismo. ¡Invierte siempre en ti mismo!).

Howes habla aquí de dinero y tiene razón: sobre todo en el caso de autores autopublicados que son su propia empresa, marca, editor, todo. Líderes en este sector como Joanna Penn hablan de reinvertir todo lo ganado en ventas en tu siguiente libro (edición, diseño, promoción, etc), por lo menos los primeros años. Pero creo que este consejo va más allá de lo económico. ¿Ese tiempo que pasas viendo la tele? ¡Inviértelo en ti mismo! Inviértelo en la escritura. ¿Esa mañana libre de sábado? Inviértelo en hacer algo de ejercicio o hacer algo de vida social. Construye tu vida de escritor, de artista, de lo que quieras. Pero, al tomar decisiones, invierte en tu arte y bienestar (recuerda que necesitas estar despejado, estable y sin enfermedades terribles para poder dedicarte mejor a lo tuyo).

4. Guy Kawasaki: Escucha a tus clientes (mientras todavía puedes)

Kawasaki es un inversor y escritor de éxito. Fue parte del equipo de Apple responsable del marketing del Macintosh, allá por 1984. El hombre sabe lo que se dice cuando habla de promoción y relación con los consumidores:

‘As long as people are complaining, they still want to do business with you. When they stop complaining is when you need to worry.’

(Si la gente se está quejando, es porque todavía quieren hacer negocios contigo. Preocúpate cuando dejen de quejarse).

Las reseñas son una parte ineludible del acto de publicar lo escrito. Y las malas reseñas pueden ser terribles. Pero es mil veces mejor una mala reseña que el ruidito de los grillos de fondo, ese silencio de todos los lectores que NO están hablando de tu libro.

De las reseñas de lectores enamorados de tu libro no vas a aprender nada (¡aunque son geniales para el autoestima y nos impulsan a seguir escribiendo! ¡Hacedme reseñas de esas!). De las reseñas constructivas podemos aprender para seguir mejorando. Cuantas más reseñas, más información. Si ves que hay temas y quejas que se repiten en todo el feedback que te proporcionan tus lectores, más te vale hacerles caso.

5. Vanessa Van Edwards: Busca oportunidades de aprendizaje en todas partes

Vanessa es científica del comportamiento y aplica sus conocimientos a ayudar a la gente a comunicarse mejor y a alcanzar sus metas. Me encanta su consejo, ya que parte de uno de mis principios favoritos: lo interdisciplinar mola, y cuando varios campos de saber se juntan para hacer cosas ocurren hechos sorprendentes. Siempre procuro tener el ojo abierto para dar con nuevas oportunidades de aprendizaje.

Every time you think to yourself, ‘I already know this’ or ‘This isn’t for me,’ try turning it around by asking, ‘How can I make this work for me?’ This instantly puts you into a learning mindset and helps you see opportunities everywhere.

(Cada vez que pienses «esto ya lo sé» o «esto no es para mí», intenta darle la vuelta preguntándote: «¿Cómo puedo hacer que esto me funcione?«. Esto te pone en un estado mental de aprendizaje y te ayuda a ver oportunidades por todas partes).

En la escritura y en la publicación ha habido un modelo rígido durante muchísimo tiempo. Y hay toda una lista de cosas que nos han dicho que funcionan: presentaciones de libros, firmas, anuncios, reseñas, etc., cosas que hacemos siguiendo el formato de siempre, sin preguntarnos siquiera si son útiles para nosotros. Ahora que empieza a cambiar tanto la industria, abramos bien esos ojos y veamos cómo podemos aplicar lo que aprendemos día a día en lo que estamos escribiendo y en cómo lo estamos exponiendo al público.

6. Nir Eyal: Construye una red de contactos que valga la pena

Nir Eyal es un conferenciante y emprendedor tecnológico especializado en el mundo de la conducta y los hábitos aplicados al mercadeo. Habla de los consejos que le dio un profesor:

The most insightful advice I can remember receiving came from Andy Rachleff, who at the time was teaching at Stanford. He helped me understand the tremendous power of the network effect.

(El mejor consejo que recuerdo haber recibido vino de Andy Rachleff, que en aquella época daba clase en Stanford. Me ayudó a entender el tremendo poder del efecto de las redes personales).

Ya hemos hablado de lo que significa ser la media de las cinco personas que te rodean. Pero cada una de esas personas conoce a más personas, y cada nivel de contactos puede ser un puente para acceder a los que realmente necesitas. Lo del networking a veces suena como algo muy sucio, como estos ejecutivos de Hollywood que nunca almuerzan solos porque siempre hay alguien a quien hacerle la pelota. Pero no se trata de eso. Se trata de buscar a personas a las que admiras e intentar conectar con ellas de alguna manera; se trata de conectar con personas de tu sector que te caen bien y con quien te encanta pasar el rato. Te sorprenderá lo pequeño que es el mundo editorial en España, los que trabajamos en determinados sectores acabamos conociéndonos todos. Y es todo mucho más sencillo si tienes alguien a quien consultar, recurrir y con quien colaborar a la hora de firmar un contrato, conseguir editor, mejorar tu estilo o cualquier otro aspecto del destartalado proceso que es escribir y publicar.

Un apunte muy importante: conectar con alguien no es enviarle un email o un mensaje privado de Facebook y ofrecerle tomar un café o pedirle que lea tu novela. Si tienes interés en conectar con alguien de verdad, averigua qué valora esa persona y cómo puedes tú ofrecerle valor. Por ejemplo: no me voy a acordar mucho de la persona que me manda un mensaje privado en Twitter con un enlace a su libro. Pero sí me acordaré de alguien que se tomó la molestia de leer mi libro y comentarlo, de dejar comentarios a menudo en mi blog, de compartir mis artículos, etc. De hecho, los contactos que más valiosos me resultan son otros blogueros que producen contenidos que me interesan y que además comparten mi trabajo (del mismo modo, yo comparto el suyo), escritores de los que quiero aprender, editores que producen libros de calidad y lectores que son aficionados al blog y lo demuestran constantemente con su retroalimentación a través de comentarios, correos electrónicos, etc.

Y una pista definitiva: si quieres ganarte el amor eterno de un escritor, compra su libro y coméntalo con él o con ella (sobre todo si te ha gustado. Muchos, pese a lo que he dicho antes, lloramos en nuestro corazoncito cuando nos critican con maldad). Será tuyo para siempre.

(Esa frase anterior no es un inciso de manipulación emocional para que compréis mi libro).

(Lo prometo).

(En serio, yo nunca haría eso).

(Nunca).

7. Tara Gentile: Conoce a tus clientes a la perfección

Gentile es emprendedora y estratega de empresas (se dedica a analizar PYMES y a desarrollar sus estrategias de crecimiento mediante la conexión con sus clientes).

I’ve learned to really think about who I actually want to sell to, instead of some generalization or profile of who might buy from me. Every time I’ve named individual people and created content with them in mind, those people have actually worked with me. No solicitation, just genuine connection by tailor-making what works best for them. Of course, I’ve also met many other amazing people who needed the same things.

(He aprendido a pensar bien a quién quiero venderle, en vez de pensar en un perfil generalizado de quién podría querer comprarme. Cada vez que le he puesto nombre a individuos y he creado contenido con ellos en mente, esas personas han acabado trabajando conmigo. No he tenido que rogarles, simplemente hemos hecho una conexión genuina al hacer a medida lo que funciona para ellos. Por supuesto, también he conocido a muchas otras personas increíbles que necesitaban las mismas cosas).

Escribe para una sola persona y descubrirás que existen muchas más personas ahí fuera que buscan lo mismo. Eso es el buen marketing: encontrar a quienes están buscando exactamente lo que tú haces y dárselo. Esto va un paso más allá: piensas en una persona en concreto y haces un producto solo para ella. Esa persona estará encantada, y de paso darás con otras personas que quieren esa misma experiencia. No escribas ni vendas para «el lector de ciencia ficción». Escribe para María Estrella Montero Desmonda, esa chica de 28 años que adora las space-operas con romance paranormal con triángulos amorosos entre un pirata, una sirena y un vendedor de helados de chocolate. Todo en un gran buque que atraviesa el espacio sideral, cargado de miles de cañones láser y pantallas gigantes que emiten el equivalente venusiano de La voz. Como Capitán Harlock puesto de esteroides.

En resumen: no pienses en perfiles ni nichos generalizados y abstractos. Piensa en alguien que conoces, en una persona real, y crea un producto a su medida.

8. Michael Port: No dejes de perseguir tu sueño

Port es otro de estos emprendedores, escritores, conferenciantes y actores que hipnotizan al personal. Dice:

I asked a friend, who made more than 30 million dollars by the time he was 30, why he thought he was successful. His response: ‘there’s all this money out there, someone’s going to pick it up, it might as well be me.’

(Le pregunté a un amigo, que hizo más de 30 millones de dólares antes de cumplir los 30, por qué creía que tenía tanto éxito. Su respuesta: «Está todo ese dinero ahí fuera, alguien va a quedarse con él, ¿por qué no hacerlo yo?«).

Yo no podría. Eso nunca me pasaría a mí. Y etc. Todas esas cosas que nos contamos. Porque solo un 1% llega a donde nosotros queremos llegar. Pero ese 1% tiene que ser alguien. ¿Por qué no tú?

El mensaje de «persigue tu sueño» es peligroso. Yo jamás le voy a decir a alguien que deje su trabajo para ponerse a escribir, por ejemplo. Me lo he encontrado más de una vez y es ridículo. Conseguir algo (mínimo) dentro de la escritura lleva diez años o más, por lo que he podido ver, en los pocos casos de personas que realmente obtienen alguna remuneración de su trabajo que sirva para algo más que para pagar el pienso del gato. Nadie se hincha a vender libros desde cero. Y puedes llegar a los 90 y no haber conseguido nada. Pero si combinas voluntad con inteligencia y tiempo, y aprendes de todo lo que haces mal, los porcentajes están en tu favor. Que sí, que el sistema es el que es y estamos jodidos. Pues cámbialo. Haz las cosas de forma diferente.

Pero si te rindes no tendrás la oportunidad de ver si funcionan o no.

¿Habéis visto lo que he puesto antes sobre aprender de todo lo que haces mal? Para eso, por simple estadística, te conviene hacer muchas cosas mal, para aprender más rápido:

9. Chase Jarvis: Fracasa a menudo

Jarvis es el cofundador de CreativeLive y es fotógrafo profesional, director y artista. Su consejo es mi favorito de la lista, y está inspirado por el mismísimo Richard Branson:

it’s exceedingly rare that greatness comes from a single blind all-in swing or a brash act. Boldness is required but the boldness that sticks around to experiment regularly, to fail small and often, and cultivate a culture of risk taking is what generates the most big wins in the end.

(Es cada vez más raro que la grandeza venga de un golpe único y ciego o de una acción impulsiva. Se requiere atrevimiento, pero el atrevimiento que aguanta, para experimentar de forma periódica, para fracasar un poquito a menudo, y favorecer una cultura de este tipo de riesgo es lo que genera las mayores ganancias al final).

Olvídate de los riesgos grandes, del todo o nada. Aprende a tomar riesgos pequeños, diarios. En tu estilo, en tu forma de conectar con los lectores, en la forma de publicar y promocionar tu libro.

Siempre nos ofrecen una imagen extraña: la de la persona que lo consigue todo de la noche a la mañana. ¿Por qué? ¿Es porque no queremos creer en todo lo que conlleva el proceso que conduce a nuestra definición particular de éxito? Puede ser. Esas 10000 horas se hacen muy largas a veces. Incluso 100 horas se hacen muy duras. Esa imagen de transformación de cero a nada suele servir para vendernos algo. Espectáculo (concursos tipo Operación Triunfo). Un curso (talleres de escritura que garantizan que te convertirás en un superventas). Riqueza, una riqueza que acabará en los bolsillos de los que venden la ilusión (negocios piramidales).  Pero el éxito proviene, como en cualquier experimento científico, de descartar todo lo que no funciona. Y saber lo que no funciona implica fallar, una y otra vez.

Si fracasas en cantidades pequeñitas, nunca perderás lo suficiente como para tener que abandonar, pero las ganancias a largo plazo serán exponenciales. Es como si, en vez de salir de nuestra famosa zona de confort, simplemente sacáramos un poquito el pie. Igual fuera de la burbuja hay un mosquito y nos pica, y eso es molesto. Pero podemos volver a sacar el pie, y luego el tobillo y la pierna. Nos hacemos resistentes a los pequeños fracasos, poco a poco, a las pequeñas picaduras. Vamos subiendo en la escalera de la deducción, subiendo los escalones de lo que sabemos que sí funciona.

Porque, al final, todo se reduce a este último punto:

10. Derek Halpern: Crea algo extraordinario y promociónalo a muerte

Halpern es uno de esos líderes en el mundo del blogging a quien todos quieren imitar. No es mi favorito, ni de lejos, pero tengo que admitir que el hombre sabe promocionarse a la perfección. Mires donde mires te lo vas a encontrar; y su copy es tan convincente que te descubres mirando productos que ni siquiera son de tu sector.

The best business advice I ever received came from a simple quote from John D. Rockefeller. He said, ‘next to doing the right thing, the most important thing is to let people know you are doing the right thing.’ Right now, we live in an overcrowded world, and if you’re not out there promoting yourself, you’ll NEVER make an impact. That’s why this quote is so important. Do good work and promote the heck out of it.

(El mejor consejo empresarial que he recibido viene de una cita sencilla de John D. Rockefeller. Dijo: «Aparte de hacer lo correcto, lo más importante es asegurarte de que la gente sepa que haces lo correcto«. Ahora mismo vivimos en un mundo superpoblado, y si no estás ahí fuera promocionándote, nunca llegarás a marcar la diferencia. Es por eso por lo que esta cita es tan importante. Haz trabajo del bueno y promociónalo a muerte).

En el mundo de los blogs hay dos puntos de vista principales: Escribe mucho (artículos más bien cortos, de consumo diario y rápido); escribe poco, pero de mucha calidad. Ambos tienen un mandamiento en común: promociónalo de todas las maneras posibles. Ambos pueden funcionar, a su manera, y dependen mucho del tipo de escritor que seas y de tu público. Pero sin promoción no sirven de nada.

En el mundo de la escritura de ficción, la cosa es algo distinta. Escribir mucho es fundamental, porque es la mejor manera de practicar y aprender. Y cuantas más publicaciones tengas en el mercado, más posibilidades tienes de captar a nuevos lectores y de afianzar la relación con los de siempre. Pero al final pasa lo mismo: todo eso no sirve absolutamente de nada si no sabemos llegar hasta esos lectores.

Halpern habla de algo que, la primera vez que lo oí, me pareció horrible. Es la regla del 80/20. Crea el 20% del tiempo, promociona el 80%. ¿No es horroroso? ¡Como si tuviéramos tiempo de ponernos a promocionar aparte de escribir!

Lo triste, tristísimo, es que tiene razón, o por lo menos la tiene si tu objetivo es darte a conocer como escritor y vender más de 9 libros a amigos y familiares. Que tanta energía mental se nos tenga que ir en investigar, aprender y practicar técnicas de promoción para mover algo que debería ser nuestra ocupación principal (nuestra obra) parece de locos.

¿Porque esa es la labor de una editorial, no?

Suerte con eso. Sí, hay editoriales con buenos departamentos de promoción que se vuelcan con sus autores. Pero una editorial tiene que vender mucho para sobrevivir y tiene que vender muchos títulos para estar siempre en positivo con distribuidoras y otros intermediarios. Pasadas las semanas iniciales del despegue, pasará al siguiente título. Por desgracia, cada vez está más en nuestras manos saber promocionarnos, seamos autoeditados o vayamos por la vía tradicional.

Además, cuando hablamos de ese 80% de tiempo de promoción, no hablamos de hacer spam en Twitter ni de comprar listas de correos a vendedores sospechosos. Hablamos de estudiar a la competencia (o, mejor dicho, a nuestros compañeros de sector; ya está bien de que los escritores nos veamos en un Battle Royale sin sentido), ver qué les funciona y qué no. Hablamos de desarrollar estrategias a largo plazo y saber implementarlas. Hablamos de experimentar una y otra vez para eliminar todo aquello que no funciona. Hablamos de hacer ese poquito diario necesario para darle más confianza a tus lectores, para que más personas quieran saber un algo más de lo que hacemos. Todo esto, claro está, ofreciendo un producto de calidad superior, muy por encima de la media. Un producto que no decepcione.

Duro, ¿verdad?

Ah, bueno.

Haberte dedicado a otra cosa.

Este no es un camino para débiles, para cobardes, para perezosos, para idealistas ni para conformistas. No es muy distinto del camino del emprendedor. El escritor también emprende: crea y vende. Todo el mundo puede escribir (y yo, desde luego, lo recomiendo. Es un ejercicio fantástico). Pero no todo el mundo está dispuesto a darle a la escritura ese tipo de puesto bruto en su lista de prioridades.

Nadie dijo que fuera fácil.

Pero eso ya lo sabías, ¿verdad?

 


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