Estoy segura de que habéis visto ya esta foto. Es una foto perfecta, de una zambullida perfecta, de un pájaro perfecto en el instante perfecto.

Lo más sorprendente, y lo que ha hecho que esta foto sea noticia, es que es el resultado de seis años de trabajo y 720000 intentos.

Nunca pensamos en eso, creo. Miramos la foto, nos maravillamos, pinchamos en otra cosa. Pocas veces nos paramos a reflexionar sobre esos 720000 intentos.

Creo que el mensaje para todos los que creamos es bastante claro. Diría que de esta foto podemos extraer tres conceptos muy útiles:

foto perfecta

McFadyen y el valor de la persistencia

  1. Sí, la práctica hace la perfección. Hablo de esas 10000 horas, siempre que sean conscientes, con voluntad de progreso. Alan McFadyen no se colocó al lado de un lago y se dedicó a sacar miles de fotos al azar. Ayudó a los pájaros a tener un sitio adecuado para pescar, encontró el lugar perfecto para hacer las fotografías, esperó y esperó y perfeccionó su técnica. A veces tiraba 600 fotos sin obtener ninguna que le sirviera, pero eso no importaba. El talento ayuda, claro. Pero se puede aprender.
  2. En el camino a nuestro máximo rendimiento, producimos cosas alucinantes. McFadyen buscaba una imagen sin salpicaduras, con una zambullida precisa. Pero al intentarlo obtuvo imágenes de una belleza espectacular, como esta del martín pescador en plena caza o esta, donde parece que baila en el agua. Personalmente, a mí me gustan más. Y esa es otra: no podemos saber qué gustará a nuestro público; la única manera de averiguarlo es practicar, practicar, practicar. Con una producción cuantiosa, podemos elegir lo mejor para compartir. Recordad el estudio de las piezas de cerámica: las mejores piezas las produjeron los alumnos que se preocupaban de crear un número mayor de vasijas, no los que se obsesionaron por hacer la vasija perfecta.
  3. El éxito no llega de la noche a la mañana. McFadyen iba todas las semanas a sacar sus fotos. No conseguía lo que quería, pero le encantaba sacar las fotos mientras observaba a los pájaros. Si encontramos placer en el proceso, los resultados cada vez serán mejores y el camino será lo realmente interesante.

Una de las cosas que más he repetido en este blog es que la escritura es una maratón muy larga. Siempre digo que si miras en una antología de hace años, te sorprenderán los pocos nombres que todavía siguen en activo. Los escritores vamos cayendo como moscas por el camino, como si estuviéramos construyendo una gran pirámide de belleza, cultura y un poco de porquería (eh, el estiércol va bien para estabilizar el adobe) y el agotamiento nos fuera fusilando en nuestro ascenso. La mayoría se va dando cuenta de que esto no es sostenible: se queman, son secuestrados por la vida real, sus necesidades cambian.

Algunos me dicen que soy una ilusa. Cuando miro atrás, veo el camino recorrido y todo lo que tengo previsto para el futuro próximo, lamento no poder darles la razón. Es muy probable que mucho salga mal. Que no venda, que no guste.

Pero McFadyen seguía yendo a su escondrijo a sacar 600 fotos de un martín pescador.

Otros me dicen que es que tengo suerte.

Trabajar diez horas diarias no es suerte. McFadyen sacaba tiempo de su trabajo para escaparse a su escondrijo y esperar, paciente, con su cámara. ¡Qué suerte que encontró el momento perfecto para sacar esa foto perfecta! Eso es como decir que Van Gogh tuvo suerte al pintar su noche estrellada.

¿Cuántas palabras has escrito hoy, cuántas has editado, corregido, revisado, leído?

¿Has sacado tus 600 fotos?

Seth Godin y el fracaso de tu próxima novela

Vuelvo a Godin como a un viejo amigo; siempre sabe qué decirme en los momentos de desánimo. Godin me dice que mi próxima novela será un fracaso.

Pues vaya consuelo, tío.

Pero tiene razón, tiene razón. Puede que aceptar el fracaso sea la única manera de entender el impacto de lo artístico:

seth godin

Por supuesto que tu próximo proyecto no le va a encantar a todo el mundo. Eso es imposible. Es seguro que, para algunas personas, tu proyecto va a ser un fracaso.

Al mismo tiempo, es poco probable que tu proyecto no le guste a nadie.

Así que ahora podemos estar de acuerdo en que todo está en un espectro, y que el éxito y el fracaso son simplemente generalizaciones localizadas.

Una vez te das cuenta de que el fracaso está asegurado, es mucho más fácil concentrarse en el impacto.

Olvida a haters, olvida al inevitable crítico (esto es imposible, lo sé, pero por lo menos no pienses en él mientras creas). Piensa en aquellos a los que encantarás, aquellos cuya vida será un poco mejor, más intensa y verdadera con tu libro en sus manos.

Nadie puede tener cinco estrellas siempre en Amazon o en Goodreads (y si las tiene, sospecha). Los mejores libros suelen ser aquellos que tienen muchos cincos y muchos unos. Un impacto real atrae reacciones extremas.

Hutchinson y cómo conseguir que un famoso hable de tu libro

Tengo un blog medio en mi sector y recibo todas las semanas peticiones de personas que quieren que lea y opine sobre su libro. No quiero ni imaginarme cómo será para los líderes de la industria.

Pero todos lo queremos: queremos que esos influencers, nodos gigantes en la red idónea de comunicación y conversión a ventas, nos hagan un poquito de caso. ¿Cómo consigue uno que alguien importante lea y opine sobre su obra? ¿Cómo consigue, siquiera, que le conteste a un email?

Este artículo de Bryan Hutchinson habla precisamente de eso. Hutchinson ha conseguido entrevistar al propio Seth Godin, mencionado más arriba (nota: es muy difícil conseguir entrevistar a este señor), y a Guy Kawasaki (ya sabéis, el del libro sobre cómo utilizar social media), lo que hizo que su blog creciera de manera exponencial, y que grandes figuras de su sector recomendaran sus libros.

Estos son los puntos en los que insiste Hutchinson. Creo que la mayoría ya los conocéis, pero no está de más tenerlos todos juntos y revisar hasta qué punto estamos siguiendo (o no) estas recomendaciones:

Ten un blog (crea tu propia plataforma)

Cualquier plataforma sirve: necesitamos un hogar, un punto de referencia. Pero no me cabe duda de que el blog es la plataforma por excelencia, por su poder de comunicación. Hutchinson tuvo cuatro blogs distintos antes de empezar a entender qué funcionaba y qué no, antes de encontrar su voz y los temas que realmente le apasionaban. Para Hutchinson, el blog era la excusa perfecta para entrevistar a sus héroes y relacionarse con ellos.

Crea una red

Lo decimos también por aquí, una y otra vez. Pero la mejor manera de conseguir una entrevista o lo que sea de otra persona es haberte relacionado antes con ella de forma continua. Comenta sus tuits, comparte sus artículos, enlaza a su trabajo en tu web… date a conocer. Que tu nombre le suene de algo antes de que llegue a su bandeja de correo. Porque cuando uno anda de trabajo hasta arriba, los remitentes desconocidos pueden acabar en el olvido o en la papelera.

Pide

Pero no de cualquier forma. Bryan aquí lo explica muy bien:

hutchinson

3. Pedí. Tienes que pedir. Es más fácil conseguir una entrevista que una recomendación de tu libro. Las recomendaciones llevan tiempo y son una experiencia que te pone de los nervios, porque solo recomendarán tu obra si consideran que está a la altura. Ninguna persona de perfil alto va a querer asociar su nombre con algo que podría morderles luego en el culo. En serio, no pidas si tu trabajo todavía no está a la altura.

Lo de pedir es la parte más importante. No se trata de acercarte a alguien a quien admiras y decir «¿podrías leer y recomendar mi libro?». No tiene sentido. Esa persona tiene una gran pila de libros por leer, y ninguna garantía de que lo que haces sea tan fenomenal como para dedicarle su tiempo. Hay mucha gente a la que quiero y admiro y que además han hecho cosas por mí, y he cogido su libro y lo he ojeado y he visto que no era algo que me fuera a entusiasmar. Personalmente prefiero no decir nada sobre un libro si no es para decir cosas muy buenas (aunque a veces doy con libros que a mí no me llaman, pero que sé que otras personas adorarán). No penséis como autores, sino como lectores: ¿qué tiene que tener un escritor, y qué tiene que tener un libro, para que le hagáis un hueco en la pila? Ahora intentad aplicar esa reflexión a vuestro caso. ¿Qué tenéis para ofrecer?

Hutchinson nos explica cómo saber cuándo está listo nuestro trabajo para intentar que otros lo recomienden:

bryan hutchinson

Miles de personas ya habían leído mi libro para entonces y la respuesta era muy positiva. Tenía docenas de reseñas de cinco estrellas en Amazon y recibía mensajes de apoyo y gratitud de gente por todo el mundo. Estaba en una situación muy similar cuando le pedí a varias celebridades que consideraran Writer’s Doubt.

No tengas demasiada prisa. Si tu trabajo no está recibiendo las reseñas que crees necesarias para pasar al siguiente nivel, revisa, y sigue revisando hasta que tu trabajo esté donde tiene que estar. Si te autoeditas, como hice yo, el tiempo está de tu parte.

Ojo, una cosa importante a tener en cuenta: las recomendaciones de grandes personalidades relacionadas con tu público objetivo pueden servirte de mucho (sobre todo a nivel de tráfico, visitas y prestigio), pero no tienen por qué convertirse en ventas. En mi experiencia personal, algunas reseñas más pequeñas de blogs menos conocidos pero con un público de nicho y de confianza me han conseguido un puñadito majo de ventas, mientras que apariciones en medios más grandes (pero tal vez con un seguimiento menos enfocado) no han tenido una conversión aparente. El momento Menéame, por ejemplo, que se tradujo en más de diez mil visitas a la web, creo que me trajo una sola venta (y tampoco puedo estar segura de que viniera de allí). Es importante saber dónde están tus lectores y actuar en consecuencia.

Entra en su zona de atención

Como ya hemos comentado, no basta con pedir a puerta fría. Tienes que estar en el radar de la persona con influencia, que sepa que existes. Aquí, Hutchinson dice algo que yo no me canso de repetir: ayuda, da, haz que la gente se acuerde de ti. No voy ni a empezar a enumerar a las personas con las que he colaborado desde el blog, ni los resultados geniales que he obtenido de esas colaboraciones. Algunas son personas que me han dado apoyo de todo tipo sin pedir nada a cambio… ¿cómo no voy a acordarme de ellos? ¿A quién creéis que recordaré mejor: a alguien que una vez comentó en el blog de pasada o a alguien que fue a verme y a tomar unas cañas en Madrid esta semana pasada? Y viceversa: ¿quién me recordará mejor? ¿La persona a la que una vez le retuiteé, o la persona a quien entrevisto, cuyo libro recomiendo, a quien me encuentro y con quien hablo en convenciones y ferias del libro?

¿Ha sido buscada, planificada, alguna de estas interacciones de mutuo beneficio? No puedo hablar por los demás, pero en mi caso la respuesta es un gran no. Simplemente descubres, poco a poco, que es mucho más productivo colaborar que competir. Y si puedes colaborar con gente maja, todos salen ganando. Este no es juego donde para ganar unos tienen que perder otros.

Un ejemplo: yo soy muy fan de José Antonio Cotrina. Soy una groupie total. Y mi constante apoyo y admiración resulta en algo de provecho mutuo: nos corregimos los textos, compartimos trabajo y habitaciones de hotel. Que eso ahorra gastos, dicen.

Aquí entra de nuevo la regla de buscar a gente que esté dos peldaños por encima de ti. ¿Qué puedo aportarle yo a Seth Godin (aparte de hacerle traducciones gratis, pero no, Seth, se siente, vas a tener que pagar como todos los demás)? Nada. ¿Qué puedo aportarle a otro bloguero o escritor que tenga unos pocos seguidores más que yo, artículos un poco mejores que los míos, libros que vendan un poco más que los míos?

*Gabriella se frota las manos*

Puedo darte mucho, oh, sí, nene/a.

Deja de compararte con los demás

Otro punto del que hablamos mucho, pero que en este mundillo se lleva poco. Tú eres tú, en determinado momento de tu vida y esfuerzo. Deja de gruñir y quejarte y lamentar todos esos escritores que te llevan ventaja. Concéntrate en el punto en que estás tú ahora mismo.

bryan hutchinson

Las comparaciones nunca son justas. Si acabas de empezar con tu plataforma y te comparas con alguien que lleva escribiendo en blogs dos o tres años (o incluso diez años) no estás siendo justo contigo mismo.

Te va a llevar tiempo y probablemente te lleve más tiempo del que pensabas, pero eso está bien, porque merece la pena. Tu trabajo merece atención y merece ser apreciado.

Mucha gente se pregunta cuál es el «secreto» para pasar de un blog desconocido a un blog de referencia, de un libro que no interesa nadie a un superventas, como si hubiera un botón mágico, una lotería supersecreta de suerte y fortuna donde solo participaran unos cuantos privilegiados. Las técnicas rápidas y milagrosas no existen. Existen los diez años de blog, existen los quince o veinte años de escribir y pelear por salir adelante. No hay un hada con varita de éxito y fortuna. Bueno, puede que la haya, pero nunca la he conocido.

Si la veis, decidle que se acuerde de mí, que llevo poniéndole velas desde los quince.

Kleon y los problemas de salida

Pero olvidemos eso del networking un momento, y retrocedamos hacia el inicio, hacia el proceso de creación diario. Más allá de la promoción, más allá de la publicación, ¿qué ocurre con la producción propiamente dicha? ¿Qué ocurre con esos momentos en que dices «ya está, ya no doy más de mí»?

Dice Austin Kleon que los problemas de output (salida) muchas veces son problemas de input (entrada).

austin kleon

Si no lees, si no te expones a otras formas de creación artística, ¿cómo pretendes encontrar inspiración?

austin kleon

Cuando me quedo bloqueado es hora de empezar a absorber cosas: leer más, releer, ver películas, escuchar música, ir a museos, viajar, sacar a gente a comer, etc. Solo estar abierto y alerta y receptivo para Esa Cosa que me hará arrancar de nuevo. Sacar las pinzas y buscar una batería.

Y no es siempre una Gran Obra la que te hace arrancar. A veces ver trabajo cutre ahí fuera te dará una buena patada en el culo.

Mi amigo John T. Unger me dijo una vez: «Cada pieza de arte que he hecho fue porque vi algo malo y pensé que podía hacerlo mejor, o porque vi algo grande y necesitaba estar a su altura«.

¿Qué porquería has visto hoy que te ha hecho pensar: «Yo puedo hacerlo mucho mejor»?

¿Y qué maravilla has visto?

Qué te ha hecho pensar: de mayor quiero hacer eso. Quiero ser eso.

Puedes ser la sombra de eso. Su eco, su recuerdo, un acercamiento lejano. Buscas la perfección, la zambullida perfecta, y obtienes un martín pescador en vuelo, con un pez atrapado en el pico, salpicando, capturado en pleno baile aéreo.

¿No es maravilloso?

 


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