Una cosa que he aprendido en los últimos años es que la envidia puede ser una emoción muy positiva.

Antes de que me digáis que no, que no tiene nada de positivo odiar a tu vecino porque tiene un dormitorio más que tú, un coche más caro y una esposa más lozana, dadme una oportunidad para que me explique.

Todo empezó con un hilo de Ariadna de esos de internet. Ya sabéis, como cuando entras en Wikipedia buscando en qué fecha se publicó el Ulises y le das a un enlace y luego a otro y luego a otro y cuando te quieres dar cuenta estás interesadísimo/a en los hábitos reproductivos del joven castor canadiense (el animal, no el muchacho que se va al bosque con otros muchachos para aprender a cazar, talar árboles y zurcir un calcetín con la zurda). Yo abrí este laberinto, dominado por el gran minotauro Distracción en su centro, con un artículo de Lifehacker que me recomendó Instapaper: un artículo muy interesante de Kristin Wong sobre las cosas en las que más desperdiciamos el tiempo a lo largo de nuestra vida (spoiler: no son las redes sociales), esas cosas de las que luego nos arrepentimos al hacernos mayores.

Una de ellas era la envidia.

técnica de la envidia

Hamm y la técnica de la envidia

Wong cita a un tal Trent Hamm, escritor especializado en asesoría financiera, que explica cómo puede aplicarse un método de cinco preguntas a cualquier asunto que nos cause envidia, para aprender más acerca de nosotros mismos. Hamm empezó a usar este método para entender su relación con el dinero (el hombre estaba endeudado hasta las cejas), pero poco a poco se ve que aprendió a aplicarlo a todo lo demás.

Y yo, que ya soy completamente incapaz de leer algo por puro placer y aburrimiento, me pregunté dos cosas: ¿qué es eso del método de las cinco preguntas? Y ¿cómo diantres podemos aprovecharlo los escritores?

trent hamm

La pregunta es: ¿por qué quieres eso en tu vida? A mí me gusta usar los «cinco por qué» al enfrentarme a una pregunta así. Cuando intento responder a una pregunta de «por qué», la repito cinco veces, preguntando a cada respuesta que surja de cada pregunta. Cuando identifiques un deseo poderoso que tengas, párate un momento y divídelo en pedazos pequeños. Luego, mira a ver si encuentras alguna forma de trabajar con esos pedazos pequeños en tu propia vida.

¿Cómo aplicamos esto a la vida real?

Hamm pone el ejemplo de la envidia que puedes tener al ver que alguien está siempre viajando, por ejemplo. Sus conclusiones derivaron en que lo que realmente envidiaba era la posibilidad de hacer cosas divertidas con su familia. Cuando fue consciente de eso, pudo tomar decisiones al respecto (hacer tiempo para encontrar actividades que pudiera disfrutar con su mujer e hijos). Si yo hiciera esas cinco preguntas, quedaría algo así:

  1. ¿Por qué tengo envidia de Juancho Pérez y de su estilo de vida internacional? Porque siempre está viajando.
  2. ¿Por qué está siempre viajando? Tiene que viajar mucho para promocionar su libro. Es un autor de éxito que vende muchísimo. Nosferatu enamorado lleva en el Top 10 de los más vendidos de Amazon desde diciembre.
  3. ¿Por qué lleva en el Top 10 desde diciembre? Porque se promociona mucho. Todo el mundo lo conoce.
  4. ¿Por qué se promociona mucho? Porque su libro es bazofia pura y tiene que hacer que todo el mundo sepa que existe para que caigan en la trampa de comprárselo.
  5. ¿Por qué es bazofia pura su libro? Porque salen vampiros y jóvenes muy escotadas, que es lo que le gusta a la gente. Espera…

Aquí he descubierto cinco cosas importantes:

  1. Que viajar puede parecer glamuroso y emocionante, pero es parte del trabajo agotador que ha realizado este escritor para darse a conocer.
  2. Que lo que envidio de Juancho no es tanto su estilo de vida internacional, sino el hecho de que sus libros estén en todas partes.
  3. Que a la gente le gustan los vampiros y las jóvenes muy escotadas.
  4. Que si no escribes cosas que gusten a la mayoría, es mucho más difícil convertirte en escritor de éxito.
  5. Que darse a conocer como escritor implica mucho más que quedarse sentado a la mesa de trabajo y lloriquear porque nadie ha descubierto todavía tu obra maestra de hombres lobo y chicos de pecho marmóreo.

Las cinco preguntas nos obligan a enfrentarnos a realidades incómodas que nuestro cerebro intenta evitar, que expresa solo de vez en cuando, concretamente en forma de envidia hacia Juancho Pérez. Tengo además muy claro que la única forma de hacer funcionar este método es ser completa y dolorosamente honesta conmigo mismo.

Pero vamos ahora a la enjundia, al corazón del asunto y la razón por la que probablemente me estéis leyendo. ¿Cómo podemos aplicar esta técnica a nuestra escritura?

Piensa en un autor o autora que te produzca verdadera envidia. No admiración. Envidia cochina, de esa de «lo mataría y le sacaría las tripas y me las guisaría con patatas si con eso supiera que iba a absorber una quinta parte de su talento»*.

Voy a hacer un ejemplo con Clive Barker, uno de mis escritores envidiados. Tiene pinta de estar buenísimo asado en el horno y regado de un buen Cune Reserva**. Vamos a hacer las preguntas:

  1. ¿Por qué envidio a Barker? Porque escribe muy bien y me encantan sus historias.
  2. ¿Por qué escribe muy bien? Bueno, su estilo puede ser algo barroco a veces. Tal vez no sea tanto la forma la que me fascina, sino cómo describe lo perturbador, lo macabro.
  3. ¿Por qué me gusta cómo describe lo perturbador? (No siempre tienen que ser preguntas de por qué, creo yo. También podríamos haber preguntado «¿cómo describe lo perturbador?»). Porque utiliza adjetivos y sustantivos asociados con lo bello para hablar de cosas horribles.
  4. ¿Por qué utiliza adjetivos y sustantivos asociados con lo bello para hablar de cosas horribles? Porque eso crea un efecto de contradicción que confunde al cerebro y crea una sensación estética fantástica.

¡Pardiez! No he necesitado cinco preguntas para saber que si me pongo a combinar cosas grotescas con palabras hermosas puedo ser la nueva Clive Barker (o no, pero en el intento está la virtud). Podríamos aplicar el mismo método interrogatorio para descubrir por qué son geniales sus personajes, por qué invade sus textos una sensación de desasosiego o por qué se le considera un autor sensual y sexual aunque la mayoría de sus textos realmente no son muy explícitos.

Si haces las preguntas adecuadas a un autor que envidias, si interrogas a su texto de esta manera, puedes descubrir la mecánica, puedes encontrar muchas de sus estrategias.

Y, como decía al principio, la envidia puede ser una emoción muy positiva si sirve para encontrar los trucos y engranajes ajenos, y si sirve como motivación para ser un escritor mejor, más objetivo y eficiente. Y lo de eficiente suena fatal, pero está el mundo demasiado lleno de escritores deprimidos como para no decir que marcarse una serie de metas e intentar entender las maneras de alcanzarlas no es solo eficiente, es que podría sacarnos de nuestro agujero de quejas, resentimiento y, sí, envidia.

Eso que conocemos como envidia es la no satisfacción de un deseo, pero ese deseo no suele ser el que creemos. Si envidiamos a alguien que tiene mucho dinero, examinar ese deseo podría revelarnos que lo que queremos no es dinero, sino toda una serie de conceptos que creemos que pueden conseguirse con dinero: más tiempo; menos estrés; mayor estatus social; más sexo. Y si examinamos esos subdeseos, también encontramos que esconden necesidades más honestas: decidir cuáles son nuestras prioridades; invertir tiempo y esfuerzo en descubrir qué nos estresa y cómo solucionarlo; trabajar duro para merecer el afecto de los que nos rodean; aplicarnos para ser personas más completas e interesantes, lo que suele acabar en más sexo. Del mismo modo, si digo: «¡Qué envidia! Ojalá pudiera escribir como Clive Barker», igual lo que realmente quiero decir es «me da demasiada pereza dedicar todos los años de esfuerzo y entrega absoluta que Barker ha entregado a su arte».

técnica de la envidia

(El perezoso es un animal muy incomprendido. Paradójicamente, se mueve con tal dejadez y lentitud porque su cerebro está muy ocupado haciendo worldbuilding para series de libros que quítate, Robert Jordan).

Como método de análisis de un texto, sí, la técnica de la envidia también nos sirve.

Pasamos al siguiente recorte de hoy. Diría que vale su peso en oro, pero no sé pesar información digital, así que empezamos a necesitar una frase que nos sirva de sustitución a esa expresión común: «¿tiene un alto valor monetario por kilobyte?» ¿»Si midiéramos este artículo en metales nobles, tendríamos una cantidad interesante de lingotes»? No sé, no suena igual de bien. No es que ruede y bailotee por la lengua, precisamente.

Patel y 7 maneras de llenar tu blog (o libro) del mejor contenido

Algunos escritores que tienen blogs me dicen que es muy difícil escribir sobre temas originales y que no saben de qué hablar en sus blogs. Al igual que ocurre con cualquier tipo de escritura, no se trata solo de ofrecer contenido nuevo, sino de ofrecer un contenido llamativo, que guste. En Quicksprout, el bloguero Neil Patel ofrece 7 maneras de crear contenido atractivo para un blog, pero considero que muchas de ellas sirven también para novelas y relato.

Vamos allá:

1. Coge buenas ideas y hazlas geniales

Cuidado aquí, porque hay una línea muy borrosa entre la inspiración, el homenaje y el plagio. Por ejemplo, inspiración sería que alguien leyera este artículo y decidiera hacer una lista de diferentes técnicas de análisis del texto, donde apareciera también la técnica de la envidia (enlazando, por supuesto, de vuelta a este artículo y mencionando su autoría). Homenaje sería que alguien cogiera la técnica de la envidia y la probara con un texto admirado para ver qué resultados podría obtener, o que hiciera su propia versión de uno de mis artículos (también, claro, enlazando al artículo original). Plagio sería que alguien escribiera un artículo sobre la técnica de la envidia presentándola como idea suya, sin referencia ninguna a la autoría original. O, claro, haciendo un copypaste directo del artículo a su página web.

Pero si lees por ahí una buena idea que crees que podría desarrollarse mejor, ¿por qué no llevarlo a cabo? Acuérdate de mencionar de dónde sale la idea original, así «recompensas» a ese autor por su inspiración y ayudas a darlo a conocer. Del mismo modo, si estás harto de leer novelas que tratan bastante regular el tema de la inteligencia artificial, ¿por qué no escribir la novela definitiva de revolución de las máquinas? O haz lo que Her: presenta un tema manido desde una óptica totalmente diferente.

2. El contenido debe ofrecer una respuesta, así que busca las preguntas

Cuando me planteé escribir un librito enfocado a escritores, pensando que podría ser más atractivo para los lectores del blog que una obra de ficción, me apetecía escribir sobre productividad. Ya sabéis que es un tema que me encanta y con el que he jugado mucho en mi vida personal, por aquello de que soy una vaga redomada y necesito mil trucos para conseguir mantener el ritmo endiablado que exige esta vida moderna que tanto me gusta. Así que le pregunté a los escritores de mi lista de correo qué buscaban ellos en un libro sobre escritura (les di varias opciones a elegir, entre las que estaba la productividad, y aparte les pedí que si su preferencia no estaba entre esas opciones, me la comentaran).

La corrección ganó por goleada.

Tampoco es que me apasionara ponerme a escribir sobre gramática, pero entendía que era necesario. Hay muchos manuales ahí fuera de ortografía, gramática y narrativa, pero pocos que resuman los errores más comunes y cómo solucionarlos. Si no hubiese preguntado, investigado, seguiría sin saber qué necesitaba realmente mi público.

Con un blog, podemos ofrecer incentivos para que nuestro público vote o hable y nos diga qué necesita. Con la escritura de ficción, podemos investigar qué funciona mejor, podemos estudiar el feedback de nuestros lectores, podemos preguntar qué interesa. La escritura es una forma de expresión muy personal, pero también puede ser interesante analizar de qué manera responde a una necesidad de nuestros lectores potenciales. ¿Entretenimiento? Haz que tu novela sea ocio puro, diversión garantizada. ¿Reflexión? Más te vale apretar las tuercas filosóficas de tu texto. Si sabes para quién estás escribiendo y si sabes lo que quiere, es mucho más fácil ofrecer una creación que se adapte a tus objetivos.

Si tu objetivo es ser leído, claro. Si tu objetivo es que te estudien generaciones venideras, solo tienes que hacer un Joyce-Góngora y dejarnos a todos con cara de misterio.

Lo bueno es que a continuación Neil nos explica la mejor manera de conseguir lo expuesto en este apartado:

3. Ten una conversación con alguien de tu público objetivo

Hay muchas maneras de hacer esto, pero Neil recomienda las siguientes:

  • Busca un amigo o conocido que forme parte de tu nicho y pídele un favor: 20 minutos de conversación para averiguar qué necesita y busca (ya sea en un blog o en una obra de ficción. Recuerda que debes pagar tú el café, té o los chupitos de tequila).
  • Manda un email a tu lista de correo y ofrece alguna recompensa a cambio de esa conversación (puedes tenerla por email, teléfono o Skype).
  • Ve a una reunión de tu público objetivo. Puede ser una presentación de un libro de tu nicho, un club de lectura o un congreso. Acércate a alguno de los participantes y explícale lo que buscas: ofrécele unas cañas a cambio de poder sonsacarle información de la buena. Cuídate de no parecer un acosador loco, eso sí.

mejores contenidos

Por ejemplo: no le concedería 20 minutos de mi tiempo a un señor que comiera pájaros así, enteros, sin desplumar.

Acuérdate de llevar una buena lista de preguntas de antemano. Las conversaciones naturales y orgánicas también están muy bien, pero corres el riesgo de salirte del tema o de obtener respuestas que realmente no son lo que necesitas. Recuerda también que la gente quiere quedar bien y no siempre es honesta. Muchas veces van a decirte lo que ellos creen que quieres oír.

Pero escucha de todos modos.

4. Responde a las preguntas con las que se quedan los lectores

Esta me parece una idea genial. Imagínate que voy al artículo de Mariana Eguaras sobre Gimp, lo leo y digo: oye, esto está fenomenal, no sabía que había opciones como esta ahí fuera (mentira, yo lo sabía, porque Photoshop es carísimo y hay que buscarse la vida, pero esto es todo un suponer). Y entonces me pregunto: ¿habrá más programas de edición de imagen ahí fuera que sean gratis? Yo no necesito algo tan avanzado, ¿habrá alguna opción directa y en línea de edición rápida? Y entonces vengo a mi blog y hablo de Pixlr, o directamente hago una lista con otros editores de imagen gratuitos.

Eso en cuanto a blogs. Es sencillo: busca un artículo que haya tenido mucho éxito e intenta aportar más contenidos de interés que no se contemplasen en dicho artículo. Con los relatos y novelas puede hacerse algo parecido (y en esto se basa, sospecho, el 90% del fanfiction): ¿qué ocurrió con el ascensor espacial de Clarke en Las fuentes del paraíso? ¿Cómo sería una civilización donde este ascensor fuera algo completamente normal que nos permitiera mobilizarnos con facilidad alrededor de nuestro planeta?

Pero podemos ir más allá.

5. Encuentra preguntas que nadie quiere contestar

Hay temas de los que nadie quiere hablar, ya sea por miedo a generar polémica o porque son muy complejos y da mucho pereza. Por ejemplo, Nerea Nieto explica cómo utilizar Scrivener para crear eBooks para Kindle. Es un tema que a muchos nos interesa, pero no hay demasiados tutoriales en este sentido debido al trabajo que implica hacer una explicación técnica. Del mismo modo, es de agradecer el curso iniciático de Hugo Camacho, también sobre Scrivener. Scrivener es un programa muy completo con muchísimas herramientas: analizar su uso y convertirlo en algo cercano no es algo con lo que se atreva cualquier bloguero.

Con la ficción ocurre algo parecido. Pocos escritores tienen el estómago de plantearse qué ocurriría si la humanidad se fuera al guano y acabáramos comiéndonos los unos a los otros. Por eso McCarthy triunfó con La carretera. Que tenga una prosa magistral tampoco hace daño, claro.

6. Usa tu experiencia para predecir el futuro

Este punto es arriesgado (el futuro es imposible de predecir y tal), pero bien hecho puede tener un éxito apabullante. Si llevas años trabajando en la industria editorial y estás siendo testigo de todos los cambios que trae la revolución digital, puedes, hasta cierto punto, intentar realizar predicciones acerca de algunos cambios más que veremos en esta industria en los próximos años. Del mismo modo, si tienes un blog de reseñas, puedes realizar listas de libros que crees que darán el bombazo a lo largo del año.

En cuanto a ficción, bueno… en esto se basa precisamente la ciencia ficción o la literatura prospectiva o la ficción especulativa o como quieras llamarla. Usas tus conocimientos científicos, sociológicos, biológicos, psicológicos o económicos para crear un mundo ficticio del mañana (y que sea medianamente creíble).

Y el último (he cambiado ligeramente el orden de la lista original de Patel, porque quería acabar hoy hablando de esto):

7. Ningún nicho es igual a otro: puedes aprender mucho de los demás

la técnica de la envidia

Ningún nicho es idéntico. La diferencia suele residir en el dinero invertido en flores y en su grado de marchitación.

Esto para los blogs es muy útil: ¿qué hace que triunfen los blogs de mercadeo? ¡Anda, tienen muchos gráficos chulos! Voy a meter gráficos en mi artículo sobre erótica. No creo que debamos quedarnos solo en nuestro pequeño mundillo: aprendamos de lo que les funciona a los demás.

En la ficción ocurre algo muy parecido. Porque escribas romántica no quiere decir que no puedas aprender algunos trucos de la novela negra. Analiza otros sectores y otros públicos, intenta comprender qué los mueve a leer y a comprar. No todo funciona para todos los nichos, eso es evidente, pero hay mucho que podemos utilizar. Lee todo tipo de libros, no te quedes solo con lo tuyo o acabarás repitiéndote, limitándote.

Aquí entra también la magia del sexo de ideas: coger dos ideas completamente distintas, de sectores diferentes, y combinarlas a ver qué pasa. Así nació (sí, lo estabais esperando) el dinoporno; así podrían nacer los libros de recetas para perros (no CON perros, ¡ojo!), las novelas de superhéroes de aldea o los relatos de detectives en librerías.

Como veis, no tenéis excusa para no a) crear artículos para vuestros blogs llenos de contenido relevante y b) llenar el mundo de libros.

Pero libros buenos, ¿eh? De esos en los que no sabes desde la primera página que el asesino es el mayordomo.

De los que hacen llorar, reír, pensar y que se te pase la parada de tren.

De esos que escribes porque el mundo necesita que existan.

 


*Advertencia: En Gabriella Literaria no aprobamos el asesinato, la evisceración ni la ingestión de escritores de talento.

**En serio.


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