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Ya sabéis cómo va esto: vosotros os apuntáis a mi lista de correo y yo sorteo libros.

Y este mes os traigo un regalito muy jugoso. Perdonaréis que llegue un poco tarde (¡ya de febrero queda poco!); ya sabéis que he andado triscando por el norte y trabajando en proyectos variados, pero no falto a nuestra cita mensual de sorteo de libros.

Entre ellos, destaca uno del que os hablé la semana pasada. He iniciado una colaboración con LEKTU, la plataforma de venta de productos digitales de la que ya os he hablado en alguna ocasión (y más que me oiréis hablar ahora, claro). Empezamos la semana pasada, y escribí para ellos un artículo largo y extenso y prolongado sobre las 10 cosas que espero de un ebook. Ahí me dedico a quejarme de todas esas cosillas irritantes con las que me voy encontrando cuando me leo las docenas de avances que leo cada mes para elegir los libros que sorteo. Es realmente un fastidio, porque a veces doy con libros de contenido excelente que no puedo elegir debido a una mala maquetación, corrección, diseño, etc. Es mi intención solo sortear libros digitales que os proporcionen una experiencia lectora agradable.

Aquí os traigo los títulos de los libros electrónicos que sortearé a final de mes en la lista de correo. Os recuerdo que para participar hay que apuntarse a mi lista de correo (para ello solo tenéis que meter vuestros datos en el cuadrito que tenéis ahí, en la columna a vuestra derecha), un lugar espléndido y lleno de maravillas del que no querréis iros nunca (bueno, a lo mejor sí, pero dejad que viva en mi mundo de pis de unicornio e ilusión maltrecha). Si ya estáis apuntados a la lista, no os preocupéis, entráis en el sorteo automáticamente. Y si no sabéis de qué va la lista de correo y qué ventajas tiene, solo tenéis que pinchar aquí.

Sin más dilación, los libros:

ClaraylapenumbraXXLClara y la penumbra, de José Carlos Somoza. Somoza no necesita presentación, ya que es un autor que ha tenido sus triunfos no solo aquí, sino también en el extranjero (hasta ha salido reseñado en Salon). Entrevisté a José Carlos para Lecturalia hace un tiempo, y además he tenido el gusto de coincidir con él en algún que otro acto literario. Tenía ganas de coger alguno de sus libros desde que salió La dama número trece, y le pregunté a una de sus fans, Cristina Macía, cuál era su mejor libro. Cristina apuntó sin dudar a Clara y la penumbra, y allí mismo, en el festival Celsius de Avilés, me lo compré en tochaco, en una edición preciosa de tapa dura, que el autor me firmó in person.

Clara es un libro muy complejo, y hablar de él me resulta también complicado, por la sencilla razón de que hay cosas que amo del libro y cosas que no me gustan nada. Lo curioso es que las partes que no me gustan nada son, a su vez, logros acertados del autor. Esa frivolización del ser humano, ese uso (sobre todo de la mujer) como mero objeto estético y sensorial me resultaba repugnante, y reconozco que me costó mucho empatizar con los protagonistas, tan poco humanos, tan poco como nosotros. Y he ahí el logro, un logro que tal vez juega en su contra: Somoza crea un mundo alienígena, un mundo donde las personas pueden ser lienzos en vez de personas, con todo lo que eso implica. Añádele a eso un asesino en serie, un misterio por resolver, y ya tienes una novela negra muy distinta a todo lo que has leído hasta ahora.

¿Y respecto a lo que me gusta (y mucho) del libro? Dejémoslo en que la prosa de Somoza en este libro es algo extraordinario. Y digo lo de siempre, aunque no os toque en el sorteo, compradlo. Leedlo y disfrutadlo, porque es espectacular.

Como soy una pobre pobre escritora, tendréis que contentaros con la edición del libro en digital, que este sale de mi bolsillo. Ojo: no puedo responsabilizarme de la calidad de la edición en digital, ya que yo tengo el libro en papel y, al regalarlo a través de Amazon, no veré el ebook en sí. Asumo que Planeta hará ebooks medio decentes. Ya me contaréis.

el_final_del_duelo_1192_a4phmCLhMuy diferente es el segundo libro que he escogido: El final del duelo, de Alejandro Marcos Ortega. Elegí este libro por la sencilla razón de que acababa de comerme unos ocho avances de libros repletos de subordinadas larguísimas, adjetivos a mansalva, clichéis a tutiplén, incluso uno que solía decir cosas como aparato volador en vez de avión (MIRAD LO QUE HAGO POR VOSOTROS). Me iban a salir adverbios por las orejas, y entonces me leí el avance de Alejandro. La prosa, sencilla y muy eficiente, me cautivó. Y luego la historia me terminó de secuestrar por completo.

El final del duelo tiene poco que ver con el libro de fantasía medio. Para empezar, ni siquiera tenía muy claro en qué tipo de espacio temporal se movía la obra, y es que las descripciones son escuetas y escasas, con lo que la aparición de determinadas imágenes tiene un impacto muy conseguido. No era fantasía épica a lo medieval, aunque había duelos, y topónimos como Sombraseca, que grita «fantasía con elfos» en voz muy alta. Tampoco era ciencia ficción, ni nada futurista. Hay combates de magia a lo manga o a lo videojuego (o a lo laser tag). Hay personajes femeninos potentes. Hay una historia de amor melancólica e imposible.

Hay gente homosexual. Y bisexual. Y es lo más normal del mundo. A nadie le sorprende.

Esto a muchos os parecerá una tontería y la verdad es que apenas tiene incidencia en la novela. Pero cuando te vas deslizando por la escala de Kinsey como si fuera un tobogán y te pasas la vida leyendo una historia tras otra tras otra tras otra de chico-conoce-a-chica-y-se-besan-muy-heterosexualmente, no os podéis imaginar el aburrimiento. Desde siempre, me he lanzado cual águila feroz sobre libros que trataban sexualidades alternativas de forma respetuosa (y si había sexo, mucho mejor, aunque os adelanto que en la novela de Alejandro es todo muy casto). Casi todo lo que escribo va también en esa dirección, y la falta de buenos personajes no heterosexuales es un tema del que me he quejado muy amargamente en varias ocasiones (de nuevo, en Lecturalia; el escritor de juvenil David Lozano también habla de ello en un artículo muy completo aquí en su blog). Así que encontrármelo sin esperarlo (porque en fantasía, sobre todo en fantasía nacional, es bastante raro) fue la guinda sobre un pastel delicioso.

No todo es genial y maravilloso en El final del duelo. Hay problemillas formales: comas que faltan o sobran, leísmos, repeticiones y alguna que otra frase malograda que podría haberse arreglado fácilmente con una corrección de estilo, aunque seguro que para lectores que no estén tan profesionalmente deformados como yo esto no supondrá ningún problema. La narración, en una muy eficiente y original segunda persona, depende de la reflexión del protagonista y esta puede hacerse también repetitiva, ya que insiste, como es lógico, una y otra vez en sus obsesiones particulares. Pero ninguno de estos peros pueden hacer sombra a una historia realmente notable, a un diseño y maquetación cuidados y agradables, y a unos personajes muy humanos a los que me encantaría ver de nuevo en algún otro texto. Como comenté en Goodreads, me alegra que esta sea una primera novela, porque eso me indica que, con suerte, tendremos mucho más, y seguramente hasta mejor. Enhorabuena a Alejandro por una opera prima francamente digna de admiración (¡y envidia!).

Así que mil gracias a Orciny Press por su buen trabajo en la edición, por arriesgar por una primera novela, y por ser tan tremendamente amables como para regalarme un ejemplar de cortesía en ebook de El final del duelo cuando se lo pedí. ¡Gracias!

En cuanto a vosotros: ahí lo tenéis. Si no estáis apuntados ya, id corriendo, que os podéis llevar estas lecturas de gratis, porque sí. Y si no ganáis, lo dicho: compradlos, que merecen mucho la pena.