Hoy me desperté a las cuatro y veinte de la mañana y desde entonces no he podido parar. Es como si todo lo que la apatía y melancolía de la última semana no me permitieron hacer haya decidido hacerse hoy. Lo cual es maravilloso, claro, porque hacen falta periodos de manía para compensar las bajonas.

He replaneado mi vida, al más puro estilo micromanagement. La microgestión es una herramienta muy útil cuando te sientes perdido a gran escala. Sientes que si te lo tomas todo poquito a poco, solucionando las cosas más pequeñas, será más fácil afrontar lo grande. He hecho listas, lo que siempre ayuda a mi subconsciente (aunque últimamente parece que tiene un bloqueo algo extraño y selectivo). El otro día escogí un tema para listas al azar… «100 maneras de generar ingresos». Ni que decir tiene que la mayoría eran bastante inútiles. Me gustó especialmente el de «Convertirse en Geisha». Estuve a punto de poner «Subastar bragas» pero mi superyo llegó justo a tiempo para evitarlo. Con todo, la confección de una lista puramente material llevó a diversas ideas creativas interesantes. Justo lo que necesitaba, más proyectos creativos…

No quiero hacerlo todo de golpe, que luego cuesta más mantener el ritmo propuesto. Hoy he andado 8 kms, he meditado, he trabajado como loca, he dibujado, he sacado y editado fotos, he subido un collar nuevo a Etsy y tantas otras cosas que no recuerdo ahora mismo. He terminado finalmente el poema de erótica y música, para enviarlo mañana por correo. A ver si me da tiempo a ponerme al día y hago el siguiente también.

Estaba pensando en la cantidad de tiempo que he invertido en estos manuscritos, lo que me sorprende porque generalmente soy impaciente y no aguanto mucho tiempo con el mismo proceso, y mucho menos si tengo que repartir dicho proceso en varias sesiones. Creo que la media, entre la escritura y revisión del poema (no tanta como me gustaría, pero ese es parte del desafío) y la creación del manuscrito, oscila entre las dos y las seis horas.

Por eso me quedé horrorizada cuando descubrí que la autora de uno de mis webcomics favoritos, The Less than Epic Adventures of TJ and Amal, explicó su proceso de creación y afirmó que podía llegar a tardar 18 horas en crear una sola página. Y hablamos de una persona que trabaja de lunes a viernes, que utiliza su escaso tiempo libre en algo que no le aporta más que la satisfacción del trabajo bien hecho. Y es que cuando uno admira su maravilloso talento para el dibujo, da por sentado que éste es gratuito, fácil, como nos ocurre con todos los grandes artistas. Como decía un gran artista amigo mío: «la poesía es papelera, papelera, papelera». Creo que esa frase puede aplicarse a cualquier tipo de arte.

Leyendo: The Stand, de Stephen King
Escuchando: El ronroneo del ordenador, mi migraña no soporta nada por encima de ese volumen.