A pesar del mono y de la ansiedad, generalmente me gusta esta hora del día. Es la hora en la que termino de trabajar y de hacer cosas, y aunque queden asuntos por resolver me da igual, ahora sí que puedo decir «lo haré mañana» (porque lo bueno de levantarse a las 6 de la mañana es que te da tiempo a resolverlos). Es una inmensa sensación de alivio saber que ya no tienes que hacer nada más durante las dos o tres horas que te quedan antes de dormir, y que ya puedes dedicarte a disfrutar sin culpabilidad de lo que más te gusta (en mi caso, actualizar blogs, surfear por internet y leer arropada en la cama). Lo de leer arropada en la cama procuro disfrutarlo lo más posible: comienza a notarse el buen tiempo y los días de mis dos nórdicos están contados.
Recientemente he descubierto a la artista Jessica Joslin, y me ha parecido sensacional. Ligeramente reminiscente del steampunk y con cierta fijación por la combinación de lo orgánico e inorgánico, os dejo algunas imágenes de sus animalitos. Más aquí.
Terminé City of Glass. Cada vez lo tengo más claro, Auster sería Umberto Eco si supiera construir finales. Sigo con su trilogía de Nueva York a ver si se llena alguno de los vacíos que su narrativa me ha dejado.