Como últimamente me había despertado con poca energía por las mañanas, una amiga me recomendó algunas posturas básicas de yoga que a ella, por lo visto, le iban genial para espabilarse. Como he tenido bastante trabajo y me ha gustado eso de trabajar de 7 a 14 para luego tener la tarde libre para Miss Cristal y otras cosas, quería ahorrarme un poco de tiempo de ejercicio y probar lo del yoga en casa. Y lo cierto es que te despierta bastante y el cuerpo se te queda genial, aunque por supuesto mi falta absoluta actual de flexibilidad no ayuda… y el hecho de que no tengo alfombrilla y he tenido que usar una toalla, tampoco. No hagáis yoga sobre una toalla, es peligroso.

Hoy es día 23, lo que significa que estoy a punto de batir mi récord. Supongo que esto debería hacerme sentirme orgullosa de mí misma, pero lo que ha conseguido, más bien, es que me sienta lamentable por pasarlo tan mal abandonando un hábito que para otros es una tontería. Lo más difícil es saber que, idealmente, debería abogar por seguir y hacer los 60 días, porque lo que me ayuda a no beber es saber que cuando terminen los 30 días puedo beber. No sé si me explico. Saber que te quedan 37 días más es jodido, sobre todo cuando todo el mundo está constantemente tragando alcohol delante de tus narices. Esta noche le daré más vueltas al asunto. Lamento si el blog se está haciendo monotemático, pero la importancia de este proyecto va más allá de quitarse un mal hábito, se trata de demostrarme a mí misma que puedo hacer lo que me proponga, que después de tanto intentar conseguir mis metas y fracasar, puedo obtener el ansiado vellocino dorado.

Otra de las decisiones difíciles, pero mucho más placentera, es decidir cuál será mi próximo proyecto. Tengo ya muchos en mente, aunque tengo claro que el siguiente será hacer más ejercicio y de forma más constante. Otros cubren muchos ámbitos de mi vida, tratándose de alguna que otra chorrada absurda (como aprender a patinar), algún proyecto orientado hacia la escritura (el famoso poema diario o algo similar) y una especie de experimento social que tengo ganas de probar. Espero sinceramente que sigáis haciéndome compañía.

Hoy tengo un día hablador. Parece que últimamente tengo tantas cosas que contar que vivo en una especie de compás emoción-aburrimiento que aturde.