Mi cabeza tiene demasiadas ideas y no puedo dormir. Hace poco leí en algún sitio que la mejor hora para levantarse eran las cinco y media de la mañana, lo cual debe de ser cierto si uno se acuesta a las nueve de la tarde, en vez de la medianoche a la que me somete el World of Warcraft (nivel 40, ¡allá voy!). Le he robado a mi madre té Hornimans de rooibos y frambuesa, Ebony ronronea mientras se restriega contra mí, Golfo y yo compartimos un momento de complicidad en la silla de la cocina y durante unos minutos me siento feliz, me olvido de mis adicciones, de mis deudas, del Viernes Negro y del tiempo que avanza burlándose de mí y de mis carnes.

Así que me he puesto a actualizar enlaces. Imperdonable por mi parte no haber incluido a Jorge, que se ha largado a Polonia, o a Ventura, que tiene un blog de esos que casi llegan a la maldición de la intelectualidad de no ser por ciertos apuntes cercanos que te hacen sonreír y te recuerdan por qué alguien puede caerte bien a pesar de ser poeta.

Fotografía de Víctor Miguel Gallardo. Modelo: Ebony.