Recuerdo que hace tiempo leí en algún blog un post muy interesante donde su autora, una mujer lesbiana y activista feminista, decía que se veía obligada en su entorno laboral a elegir en qué sentidos «saldría del armario» y en cuáles no. Era consciente de que, en un entorno en el que muchos de sus compañeros eran bastante conservadores, el funcionar de manera plena, identificar de manera pública su estilo de vida al completo, no era práctico (aparte de que se trataba de una persona que mantenía una distinción muy marcada entre su vida laboral y personal, a diferencia de otros, que conjugan su vida laboral con la personal y social, al tener amistades entre sus compañeros de trabajo). Buscando evitar roces y conflictos innecesarios, decidió seleccionar cuáles eran los aspectos de su vida que no podía ocultar en este entorno. Seleccionó, en primer lugar, nunca ocultar su homosexualidad, una parte crucial de su identidad. En segundo lugar, y teniendo en cuenta el carácter marcadamente machista de algunos de sus compañeros (y compañeras), eligió dejar claro desde el principio su actitud en cuanto a la igualdad de sexos. Ambos eran temas que creaban conflicto: cotilleo, rumores, enfrentamientos directos… si bien intentaba tomárselo todo con bastante tranquilidad y solo recurrir a estos aspectos de su vida cuando no tenía más remedio.
Hubo un tercer aspecto de su identidad, sin embargo, que decidió guardar para sí misma. Era poliamorosa, con lo que quiero decir que mantenía relaciones amorosas (no solo sexuales) con más de una persona a la vez.
He de decir que entiendo muy bien esta decisión. Declarar de forma abierta una sexualidad no heteronormativa empieza a hacerse relativamente común, pero hablar de un comportamiento de pareja fuera de lo ordinario… aah, esa es otra cuestión. Aunque todo el mundo acepta que existen parejas con relaciones abiertas, por ejemplo, suelen asociarse exclusivamente con el ámbito de lo privado (don’t ask, don’t tell), y por alguna extraña razón siempre se les imagina como personas de determinada edad, con atuendos estrambóticos y demasiado reveladores, que pasan los fines de semana en bares de intercambio. Decirle a un grupo de personas que tienes una relación que salga de los cánones de lo establecido puede producir mayor impacto incluso que salir del armario; además, es políticamente incorrecto escandalizarse por la homosexualidad, pero muy aceptable ponerse gilipollas porque alguien tenga más de una pareja.
Por otra parte, tendemos a meterlo todo en el mismo saco. Uno asume que una relación abierta, por ejemplo, está abierta a todo tipo de personas y en todas las condiciones. Asume que es siempre una cuestión de sexo, asume que tarde o temprano los miembros del triángulo, cuadrilátero, loquesea amoroso acabarán eligiendo, aprendiendo de sus errores y terminarán en una relación monógama bilateral clásica. Así que antes de nada vamos a dejar claras algunas nociones. Según el entorno o ambiente estas definiciones pueden variar, pero creo que por lo general coinciden en algunas cosas.
–No es lo mismo polyamory (poliamor) que swinging, pero pueden ir cogidos de la mano: Una pareja, o un miembro de la pareja, puede elegir acostarse con otras personas. Pueden establecerse normas y límites (a veces puede haber reglas que limiten el número de veces que uno puede acostarse con una persona de fuera de la pareja, o deberán pedirle permiso a la pareja para poder acostarse con alguien, o el sexo se limitará a miembros de determinado sexo, etc.). Aquí estaríamos hablando de swinging (sexo con personas de fuera de la pareja, con el consentimiento de la pareja). No obstante, dentro del swinging pueden desarrollarse relaciones muy íntimas con personas de fuera de la pareja, que rocen el poliamor. Si el swinging se produce por parte de ambos miembros de una pareja, solemos hablar de tener una relación abierta.
–El poliamor va un paso más allá, y se trata de relaciones amorosas consentidas entre más de dos personas. Hay muchas maneras de enfocar el poliamor, al igual que ocurre con el swinging: puede haber una pareja primaria y una secundaria, que todos estén al mismo nivel, que haya interacción amorosa entre todos o que sea solo entre determinados miembros… Aquí pueden entrar también las relaciones D/s (Dominante/sumiso/a), donde es bastante frecuente que una persona dominante tenga una pareja principal y algún sumiso o sumisa por otro lado (o viceversa, que un sumiso/a tenga pareja principal y por otro lado mantega una relación D/s con un amo/a). El amor significa un extra muy especial para cualquier relación D/s, por lo que incluso puede darse el caso de un amo/a que tenga una relación muy íntima con un sumiso o sumisa, algo perfectamente aceptable para su pareja «oficial», que puede intervenir o no en dicha relación (que no tiene por qué incluir sexo propiamente dicho). Es, además, un acuerdo muy provechoso para parejas donde uno de los miembros tiene tendencias sumisas o dominantes que el otro no puede complacer o con las que no se siente cómodo.
-Otra noción que a muchos les cuesta entender es que el poliamor y el swinging pueden ser una elección vital. Es decir, uno puede ser poliamoroso o swinger incluso si no tiene pareja, es una actitud. De este modo, es muy probable que con cualquier persona con la que acabe teniendo una relación acabará intentando que dicha relación siga parámetros poliamorosos o abiertos. Lo cual no quita, por ejemplo, que por las circunstancias que sea acabe en una relación monógama cerrada.
–No confundamos una elección vital con la religión. El hecho de que determinadas culturas y religiones puedan imponer (u ofrecer como opción) un matrimonio polígamo es algo totalmente diferente. Estamos hablando de conceptos que surgen de una elección personal, sin ningún tipo de influencia cultural o religiosa.
–¿Qué hace falta para que una relación poliamorosa o una relación abierta funcionen? ¿Cómo pueden superarse los celos? Personalmente diría (y creo que muchos estarán de acuerdo conmigo) que los dos aspectos más importantes son la confianza y la honestidad o, en otras palabras, autoestima y comunicación. Hace falta mucha seguridad en uno mismo, y en la pareja, para permitir la entrada de otras personas en ese entorno íntimo, ya sea de manera plena o solo sexual. Muchas veces el problema radica en la tercera persona, que percibe la relación como una manera de acercarse a uno de los dos miembros de la pareja y «robársela» al otro. Es un riesgo más común de lo que podría parecer, pero si la pareja tiene muy claro lo que quiere puede superar este problema, y puede servir para, de hecho, reforzar su unión. En cualquier caso es fundamental plantear las reglas del juego desde el principio, mantener una comunicación abierta y, sobre todo, sincera, a lo largo de toda la relación. Las reglas son importantes, pero pueden modificarse según evolucione todo.
En cuanto a los celos, son siempre un síntoma notable, ya sea de inseguridad personal o de falta de confianza en la relación, y deben tratarse como tales. Esa tercera persona no es la razón de los celos, es tan solo un factor que exacerba la propia inseguridad en uno mismo y en la relación. Opino que es necesario considerar algo fundamental: lo que entendemos como enamoramiento y pasión dura solo un tiempo limitado. Más allá de ese tiempo nos queda el cariño, el respeto, la confianza… en resumen, todo lo que tradicionalmente conocemos como amor. Y el amor no es una cosa limitada, que tengamos que cargar exclusivamente sobre una sola persona; podemos sentir cariño, respeto, confianza y mil cosas más por otras personas. De este modo, en cuanto a las relaciones abiertas, creo con toda firmeza que uno puede mantener una relación totalmente sana con alguien mientras experimenta a nivel sexual con otras personas. En lo que se refiere al poliamor, todo se complica mucho más, claro: tener una sola pareja ya exige una cantidad determinada de tiempo, atención y esfuerzo, ¡como para vérselas con dos!
–Esto no es para todo el mundo: Tengo bastante claro, tanto por experiencia personal como por aquellos swingers y poliamorosos que he tenido el honor de conocer, que el poliamor en todas sus formas, ya sea amorosa, sexual, etc., exige un alto nivel de discreción, honestidad y respeto que lamentablemente no abunda. Del mismo modo, he conocido a personas que se declaran, a pesar de sus propias fantasías, totalmente incapaces a nivel emocional de soportar el estrés de compartir a su pareja (¿cuántas veces habéis oído aquello de «mi mayor fantasía es tener un trío con otra mujer, pero no podría soportar ver a mi novio con otra»?). Lo curioso es que considero que abrir una relación le quita un estrés muy importante a la pareja: el de la represión sexual. Como he comentado antes, pasado determinado tiempo nos acostumbramos a nuestra pareja y nuestro cuerpo cambia a nivel químico, perdemos determinados impulsos sexuales para con ella. Lo malo es que esos impulsos siguen ahí, por no hablar de la maravilla de poder conocer sexualmente a más personas, algo que es siempre un acto tremendo de descubrimiento tanto de los demás como de nosotros mismos. Por lo general esta necesidad de seguir satisfaciendo este impulso se soluciona mediante la infidelidad, algo que personalmente encuentro muy dañino: me parece un golpe a la confianza de la pareja, una infracción a las reglas del juego que la propia pareja se ha impuesto. Es, en otras palabras, una mentira, y la mentira no ayuda precisamente a crear una relación estable y feliz.
-Y por último, que una persona sea swinger o poliamorosa no significa que sea fácil o especialmente promiscua, del mismo modo que a un hombre gay no le gustan todos los hombres ni a una persona bisexual le gustan todos los seres humanos del planeta y algún que otro perro (en este sentido al hablar de swinging casi prefiero no usar el término liberal, que parece que es que te da igual ocho que ochenta). Una pareja puede tener una relación abierta y nunca llevarlo a la práctica, simplemente porque no encuentra otras personas que le ofrezcan la suficiente atracción y confianza. Pero el saber que puedes marca una diferencia impresionante. A veces lo que más nos ahoga es la prohibición, la restricción. Y puede ser una boa constrictor temible.
Termino este artículo y me doy cuenta de que me he dejado mil cosas fuera. Podríamos hablar durante muuuchos caracteres más de los tipos de poliamor, sobre si swinging es una palabra con muchas connotaciones negativas y poco y mal entendida, de las fronteras entre lo sexual y lo sentimental (si las hay) y de millones de aspectos más que influyen en este complicado tema que son las relaciones no convencionales. He intentado que esto sirviera, sobre todo, como pequeño acto introductorio. Para todo lo demás, hay libros a patadas (aunque tal vez no los suficientes en español) y recomiendo encarecidamente La mosca cojonera, para todo lo no convencional en materia de sexo, identidad, relaciones, etc.
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Leyendo: A punto de empezar London Fields, de Martin Amis
Escuchando: Theatre is Evil, de Amanda Palmer & The Grand Theft Orchestra. Por ahora destacan Bottom Feeder y The Killing Type, ambas excelentes.
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Imágenes por cortesía de t0zz y AKARAKINGDOMS, deFreeDigitalPhotos.net
todo antes era mas sencillo, me cago en las etiquetas, ahora conozco la palabra «poliamor» NOOOOOOOOOOOOOOOOO
es broma,
Eres mi osito poliamoroso, doclusifer xD
Muy buen post!
Gracias, Truman, no conocía tu blog ^^
Te felicito por el post. Un besito.
Otro para ti 🙂
Estamos en un país libre, no?? Pues eso, cada uno que viva como quiera y con quién quiera…
Enhorabuena por este post, es muy constructivo!
Muchas gracias, Evita. Creo que mientras haya consentimiento y no se haga daño a nadie, en efecto, que cada uno viva como quiera 🙂
Demasiado optimista todo. No funciona.
Desde un punto de vista personal y práctico puedo asegurarte que puede funcionar, y muy bien. Pero claro, repito que no es para todo el mundo.
Sin buscarlo, sin pensarlo, sin conocer las etiquetas, vivo esto casi la mitad de mi vida. No nos ha sido problemático -quiero decir no más problemático que lo habitual en relaciones interpersonales-. Lo más difícil siempre ha sido tener que mantenerlo en secreto, somos personas «normales» que no buscamos escandalizar…
Gracias por comentar, romi. Creo que ahí está precisamente el problema, que el tema es bastante tabú.
De hecho, en el momento en que publiqué este post, Google Adsense me retiró sus anuncios.
[…] Aunque tal vez algunas de las nociones y términos estén ya un poco anticuados, también tenéis aquí este pequeño artículo introductorio que escribí sobre el tema del poliamor. […]