Algunos días me da miedo salir de mi casa. No sé por qué, simplemente evito pisar la calle, y si no puedo evitarlo, salgo mirando al suelo, rápido, sosteniendo el aliento, intentando volver lo antes posible, temiendo que me dirijan la palabra. Es una especie de pánico donde el miedo es hacia las personas que me rodean, no hacia el espacio en sí (aunque éste tampoco me gusta un pelo). Afortunadamente sólo me ocurre de vez en cuando, días en los que me envuelvo en ropa hasta parecer una especie de bola andante, me despreocupo de mi aspecto, ignoro el teléfono y me resguardo en la cama lo más posible. Normalmente rompo este esquema obligándome a abandonar las almohadas, dedicar más de dos minutos a elegir la ropa y coger la puerta.
Inspiro. Hoy lo voy a conseguir. Espiro. La putada es que tengo que ir por el lado más transitado de la ciudad para llegar a mi destino, en vez de recorrer el menos bullicioso paseo marítimo como es mi costumbre.
me identifico con eso.
a veces ya no sé si es misantropía
o los espacios abiertos.
y yoooooooooo!!!
Saludooos
Hostias!!!! qué putada!!!
A mí me pasa también (sobre todo después de haber estado varios días sin salir, que en casa se está muy bien :)), y son restos de timidez en grado superlativo en la infancia…
En mi caso se curó con la edad, cuando me di cuenta de que la gente desconocida no es mala, sólo una molestia hasta que los conoces, que entonces pueden ser maravillosos amigos o merecedores de castigos indescriptibles ;PPP
Yo hay días en los que prefiero escudarme en la soledad del hogar, bajo una manta y con la estufa encendida. En estos días me irritan los demás y sólo deseo olvidarme del mundo.
Yo intento superar mi timidez yéndome al otro extremo: me fuerzo a hablar con la gente, a preguntar por la calle, a salir cuando no hay ganas…
Sin llegar a eso, no me gusta hacer algo con más de cinco o seis personas, ese es mi límite.
Luego esta esa sensación de pasear entre la multitud sabiéndote ajeno….
Con lo fácil que era ponerse la máscara y el disfraz que nos habían preparado… y tuvimos que empeñarnos en tratar de ser nosotros.
No tengo agorafobia, ni siquiera creo que me den miedo los lugares transitados, sin embargo, con frecuencia me encierro en una especie de burbuja de cristal y evito el trato con la gente porque, de algún modo, me asusta.
Algo esta fallando en nuestro mundo si nos sentimos asi, y me alegra saber que no soy la unica…
Sentirse solo entre la multitud u odiar salir a comprar el pan por «tener» que interactuar con desconocidos a los que tambien espantamos.
Deberiamos vivir en tribus, sin que se esperara nada mas de nosotros que estar.
Saludos,
Marta