Dicen, haciendo uso de otras de esas sentencias que se repiten hasta la saciedad pero cuya validez pocas veces nos paramos a cuestionar, que todo el mundo tiene un don. Vamos, que todos tenemos algo, por lo menos una cosa, que se nos da especialmente bien, casi de una manera mágica.
Lo que no dicen, y tal vez eso sea bueno, es que no todos estos dones son especialmente útiles. Algunas personas tienen un don para intuir, de manera inmediata, cuándo sonará el teléfono. Otras, conocen con exactitud los nombres completos, años de nacimiento y alergias alimenticias de todos los jugadores que han pasado por su equipo de fútbol favorito. El mío es la sorprendente y manifiesta habilidad de encontrar gangas.
Si hay un vestido rebajado al 90%, se cruzará en mi camino. Y será del color que me gusta, en mi talla. Algunos creen que lo que te ocurre en la vida responde a tu propia apreciación subjetiva de lo que te rodea. Debo de emitir vibraciones muy poderosas que le dejan claro a la realidad y a mi entorno que todas las ofertas de este tipo me pertenecen. Es posible que este don se limite a las rebajas de ropa y calzado, pero creo voy a tener que empezar a ampliarlo y utilizarlo, a ver si puede dársele un uso más extenso.
También poseo el don de encontrar restaurantes y bares estupendos y nada caros. Está claro que mi destino está íntimamente relacionado con la buena vida, la felicidad, y un exceso de Rioja y botas de tacón.
Un amigo mío tiene la increíble habilidad de saber cuándo las mujeres tienen la regla.
Es bastante útil, de hecho.
Hmm, es una habilidad estupenda, Ann. Con todo, con algunas mujeres (como yo misma) eso no es tan difícil 😀
hay ciudades,las andaluzas,que te ponen fácil lo de los bares con un impresionante servicio. si te vienes a una ciudad mediterránea, acostumbrada al cliente extranjero,te encuentras tapas niveladas a la altura de una fría y plana bandeja de metal. para desquitarme voy a uno una vez a la semana a un barrio lejano (PVP 8e.)y autoservicio. alex (fanzinero)