Nos acercamos ya al ecuador del desafío Clutterfuck y tengo que admitir que no me está costando nada. Eso dice mucho de mi estado de Diógenes actual (y eso que hace unos meses hice una gran limpieza). Si bien salen cosas de las que me cuesta deshacerse (me agarro a ellas, tal vez porque me agarre a los recuerdos que me provocan, o a una sensación de obligación para con la persona que me lo regaló, o para con mi propia infancia), surgen otras de las que ni me acordaba y que me pregunto seriamente cómo pude tener tanto tiempo por ahí, sin saber ya de su existencia. Eso mismo me ha pasado con mi neceser de piscina (llevo ya varios años sin pisar una piscina):
Y sí, solo había una chancla (?), además de un cepillo que no uso, un monedero que me regaló, hace ya años, Cocó (y que está destrozado por dentro del uso y abuso que le he dado), una crema que debe de estar hasta caducada, botes de champú y etc. Ha tenido que irse todo a la basura excepto las gafas de bucear y los tapones de los oídos (¿alguien sabe si caducan o si pueden utilizarse tras varios años?).
Este clutterfuck en concreto me ha hecho darle vueltas al tema de los tipos de ejercicio y de lo que me gustaba hacer natación, y otras cosas como tai-chi o incluso pesas en el gimnasio. En ese sentido mi ubicación actual juega en mi contra: vivo en una urbanización perdida en el monte que está a una media hora andando, como mínimo, de todo. La piscina más cercana (que pueda usar, claro, que por aquí piscinas privadas hay a raudales) está a unos 45 minutos de paseo (hora y media si contamos la vuelta, lo cual no es insalvable pero sí que da bastante pereza); algo parecido ocurre con el tema del tai-chi y el gimnasio. Por otro lado, tener el pelo teñido también complica las cosas, pero me pregunto si con un buen gorro de silicona podría evitar que el cloro se coma por completo el color del cabello. Tengo previsto hacer un desafío de 30 días más adelante con el tema del ejercicio, así que veré si encuentro soluciones e ideas para entonces.