Y aquí estamos con un clutterfuck más (para ver todas las entradas anteriores sobre clutterfuck y qué es exactamente, pincha aquí). Hoy tocaba el cajón de al lado de el ordenador, que se había ido llenando con un montón de lápices y cosas varias de papelería que no he usado en mi vida. Así que lo que empezó así:
Terminó así:
Algunas cosas fueron reubicadas (se me había olvidado hasta que tenía funda de las gafas ahí, se ha ido directo al bolso), otras tiradas y otras regaladas. Lo que no tengo muy claro es dónde meter mi DNI viejo (se perdió, tuve que hacerme otro y luego reapareció). Lo mejor es que ahora tengo mucho espacio en el cajón, así que he podido meter ahí la cinta aislante (increíble la de cinta que se gasta cuando vendes bisutería y/o libros) y un par de cosillas más esenciales que andaban dando tumbos por mi habitación sin domicilio fijo. Ha sido curioso descubrir que albergaba nada más y nada menos que tres grapadoras (y la última vez que me hizo falta una no encontré ni una). Creo que voy a tener que desligarme de la mentalidad «mejor tener varios de cada para tenerlos a mano o por si se rompe alguno», y limitarme a cuidar mejor (¡y ubicar mejor!) a cosas únicas, preferiblemente más duraderas y de mejor calidad.
Clutterfucks ajenos del día de hoy: Cremas y potingues varios, zapatos y los contenidos no deseados de una oficina. ¿Alguien da más?