Cada vez que saco el tema de los corsés, o cuelgo algún enlace de alguno particularmente bonito en las redes sociales, recibo las mismas preguntas de amigas (y algún amigo), curiosas sobre cómo, dónde y qué corsé comprarse. A pesar de que es una prenda que cada vez se pone más de moda, no hay mucha información clara y coherente disponible en español. Si bien no soy ninguna experta, mi devoción por este tipo de accesorio me ha enseñado algunas cosas, que me gustaría compartir con vosotros.
En primer lugar, querría aclarar algunos mitos que me encuentro una y otra vez:
Mito 1.: El corsé es solo para chicas: No. Cada vez es más común encontrarse, sobre todo dentro de la estética gótica, a chicos que se atreven con los corsés. Claro está que sigue siendo una elección de vestuario poco convencional, pero puede tener resultados muy interesantes. Con todo, como asumo que el 90% de las personas que usan corsé son mujeres, a partir de ahora me referiré a los usuarios de éstos en femenino, por comodidad más que nada, pero eso, que sepáis que los chicos también pueden. Aquí podéis observar un corsé masculino de Dracula Clothing, con forma de chaleco.
Mito 2.: El corsé es solo para gente delgada: NO, no y no. El corsé sirve para acentuar las curvas, ya que al reducir la cintura crea esa ilusión de cuerpo de reloj de arena que resulta tan seductora, al levantar el busto y realzar las caderas y el trasero (en el caso de las chicas) y otorgarle una forma más recta y plana a los chicos (si bien hay algunos que los usan también para resaltar caderas o incluso para reducir barriga). Así que, si lo piensas, cuanta más carne tengas, más cintura hay que reducir, y mayor será el efecto de contraste.
Mito 3.: El corsé es incómodo. No. Un corsé mal hecho, con medidas que no son las tuyas, o con ballenas de mala calidad es incómodo. Un corsé fabricado a medida y de buena calidad es una prenda muy cómoda que te hará sentirte más recta y estilizada. Cierto es que no podrás doblarte por la cintura del mismo modo que si no lo llevases, pero esto es algo a lo que acostumbras enseguida. También puede resultarte incómodo si te lo pones después de darte una comilona pantagruélica, pero eso es de cajón. Todas esas historias de damas victorianas que se desmayaban hacen referencia a corsés muy específicos que dichas señoras usaban en fiestas y ocasiones especiales, siguiendo una moda absurda de ultrarreducción de la cintura. Tened en cuenta que si todos los días usas un corsé que te reduce un par de centímetros, el día que te pongas uno que te reduce 8 cms vas a estar muuuy incómoda. Por lo general las mujeres de esta sociedad usaban corsés bastante manejables con los que se movían a diario sin mayor problema.
Otra cuestión fundamental es la razón. Con esto quiero decir… ¿por qué querría alguien ponerse un corsé? Es bonito. No, en serio. Un buen corsé es una prenda muy atractiva, que sienta divinamente y que además corrige la postura. Cuanto más rectas vamos, más levantamos el culo, y más atractivas somos. No digo que ponerse un corsé sea un reclamo para ligar más (aunque lo es), pero el aspecto y postura que proporciona aumenta de manera considerable la seguridad en una misma. En resumen, nos hace más guapas y confiadas. Es una cuestión de coquetería, y afortunadamente ya no es ni de lejos un instrumento de tortura obligado, sino una creación de fantasía con resultados espectaculares.
Puede, además, reducir la cintura de modo permanente. De esto ya he hablado con el tema del waist training. Es importante utilizar un corsé de calidad que se ajuste bien y sea cómodo. Algunas personas son muy estrictas y utilizan corsés durante muchas horas al día (incluso usan corsés especiales para dormir). Yo no recomendaría esto sin supervisión médica, ya que una reducción extrema puede producir una serie de cambios en la distribución física que no terminan de convencerme (por otro lado, hay que tener cuidado con el tema de la reducción extrema si nos sobran muchos kilos, ya que la grasa puede desplazarse y tomar formas poco estéticas). Sin embargo, yo lo uso solo de vez en cuando y sí he podido apreciar una pequeña y bonita diferencia sin ningún efecto negativo. Encuentro también que si uno está a dieta e intenta reducir un poco las porciones diarias, puede ser de gran ayuda, ya que al llevarlo puesto se reduce de forma considerable el apetito y se evitan los atracones. Y todo esto, por supuesto, refiriéndome a algo que te pones durante el día o por la noche, por debajo o por encima de otras prendas, sin entrar en su uso privado. Para muchas personas tiene una función sobre todo erótica.
A continuación, expongo las clases principales de corsés, tal como he observado dentro de lo que está a la venta en general:
Tipos de corsé
Talla estándar:
-Corpiño o falso corsé: La variedad más común. Antes sólo se encontraban en tiendas de lencería, pero conforme crece la afición a los corsés, cada vez se ven más imitaciones sin ballenas, o con varillas de plástico blando. Generalmente se trata de tops de tirantes con encaje y/o formas similares a las de un corsé, pero fácilmente abrochables mediante botones o cremalleras de acceso rápido. Son baratos y sencillos de poner, pero realmente no reducen la cintura ni moldean la figura, además de que las varillas suelen deformarse con facilidad, produciendo un efecto muy antiestético e incómodo.
-Corsé de fantasía: Cada vez más fáciles de encontrar gracias a Ebay y tiendas online similares. Son corsés con bastantes varas de plástico bien reforzados. Reducen un poquito, y no se deforman con tanta facilidad como los corpiños. Suelen ser también bastante económicos, pero no se recomienda llevarlos puestos durante más de un par de horas ya que no se adaptan a la perfección y acaban resultando incómodos y apretados.
-Corsé de varas de acero: El corsé clásico. Generalmente va reforzado con entre 12 y 24 ballenas de acero. A mayor cantidad de varas, más presión puede hacerse sobre la cintura y más reducción se obtendrá. Los de 24 suelen ser para entrenamiento de cintura o waist training. Hay webs que ofrecen corsés de este tipo a precios razonables, como Corses.es. La elección del corsé debe realizarse según su función práctica: los corsés de talle largo y completos (que cubren el pecho) son muy bonitos y favorecedores pero poco cómodos para llevar más de un par de horas (sobre todo porque al sentarte se te clavan en caderas y axilas). Lo más recomendable para poder llevar puesto durante periodos de tiempo más largos son los underbust (por debajo del pecho), de talle corto (normalmente por debajo de los 28 cm de largo). A diferencia de otros corsés, que se rigen por tallas estándar, estos corsés se miden por el ancho de nuestra cintura. La mejor forma de elegir talla es medir nuestra cintura natural con una cinta métrica, y buscar en la página web o tienda en cuestión la equivalencia en talla (la mía, por ejemplo, es una talla de 30 pulgadas, pensada para personas con cinturas que rondan, sin encorsetar, los 85-90 cm). Aquí a la derecha tenéis un ejemplo de corsé de varas de acero de reducción de la fabulosa diseñadora de Barcelona conocida como Bibian Blue.
Hecho a medida:
-Corsés hechos a medida: Las auténticas estrellas del mundo del corsé. Un buen corsé debe ser hecho a medida, ya que debe adaptarse lo mejor posible a nuestra forma. No obstante, precisamente por su carácter único y el trabajo que conlleva realizar un corsé totalmente a medida, suelen ser bastante caros. Siempre llevan ballenas de acero y suelen elaborarse en todo tipo de tejidos de alta calidad. Debido a la feroz competencia con las marcas de corsés prefabricados, ahora la mayoría de fabricantes prefiere ofrecer corsés con tallas estándar con opción de fabricación personalizada por un precio significativamente mayor. Con todo, sigue habiendo marcas, como Wilde Hunt Corsetry, que con cada corsé crean una pieza de arte única (sus prendas parten de unos 400 €, hasta lo que te quieras gastar). Por otro lado, si queréis algo en vuestro idioma, sé que la marca española Sublime ofrece piezas totalmente personalizadas y a medida, pero desconozco si se trata de corsés reforzados con acero.
Y, por último, un pequeño consejo. A veces es difícil ponerse un corsé nuevo. Abre todo lo que puedas la lazada antes de ponértelo, para que te entre con comodidad, y una vez puesto preocúpate de ajustarlo (algunos vienen con lazos muy largos y resistentes de los que simplemente hay que tirar para realizar el ajuste, por lo que puedes hacerlo tú sola sin problema). Al principio te notarás rara y muy rígida, pero la segunda vez que te lo pongas verás cómo la prenda ha comenzado ya a amoldarse a tu cuerpo… cada vez que te lo pongas será más fácil y cómodo.
Y poco más. Seguro que me dejo cosas en el tintero, así que si tenéis alguna pregunta, sugerencia o corrección que hacerme no dejéis de utilizar los comentarios 😉
Me ha encantado tu análisis. A mí los corsés me aportan esa «hourglass figure» de la que carezco, y me hacen sentir guapa 🙂
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