Es cierto que la suerte, hasta cierto punto, se la procura uno. Pero empiezo a pensar que tal vez tengamos una reserva de suerte, una cantidad almacenada que, llegada a cierto punto, se acaba. Siempre tuve bastante suerte de niña (nunca ganaba nada, pero siempre me caían las preguntas que mejor me sabía en los exámenes y cosas por el estilo), y visto lo visto recientemente empiezo a temer que realmente se me haya agotado. Tal vez la agoté de golpe el día que conocí a mi pareja, tal vez la oportunidad del local nuevo haya diezmado mi reserva.

Pero sea como sea, espero que me quede algo de suerte. La necesito. Hoy no es un buen día. He visto esta imagen y he pensado que se ajusta exactamente a mi humor nefasto de las últimas horas.