Tras una (casi) semana intensa, puedo decir que el concepto de microgestión es completamente útil para personas dadas al agobio como servidora. Había llegado al punto de que tenía tantas cosas que hacer, tantas tareas pendientes, que no sabía por dónde empezar, lo que me producía estrés. Necesitaba pararme a reflexionar e invertir algo de mi preciado tiempo en organizarme en serio.
Con microgestión me refiero a tomar las cosas una a una, tratar las cosas pequeñas poco a poco, o dividir las grandes para que se conviertan también en pequeñas. Así todo es más manejable (y, para qué engañarnos, ameno). Me caben más acciones en el día: tengo tiempo de hacer ejercicio, de trabajar, de hacer cosas para Miss Cristal y para el Proyecto Poema y, por supuesto, también para el ocio.
Y bueno, todo esto está muy bien. Pero no hay nada como escaquearse un miércoles para echar un buen rato de conversación, algo de buen vino y, si tienes suerte, hasta un poco de Brie.
Cambiando completamente de tema, tengo que compartir esto con vosotros:
Me lo ha regalado Cocó, y es maravilloso de la muerte. Ya conocéis mi obsesión con Paperblanks.
🙂
Anda, estamos probando la misma estrategia con el trabajo 🙂 Yo también estoy bastante satisfecho este año haciendo las cosas así, aunque a veces es un poco desesperante llevar tantos cachitos de cosa a la vez sin ver ninguna terminarse…
(Yo lo llamo la estrategia de la hormiga 😉 )
Jafma, pues precisamente es una estrategia que surgió en el mundo informático, para controlar el avance de proyectos de larga duración, pero es aplicable a cualquier campo. Ahora mismo estoy trabajando con el sistema de (10+2)*5 de Merlin Mann (10 mins por tarea, 2 de descanso, lo que resulta en cinco periodos por hora). Es muy entretenido y me resulta muy eficiente. Eso sí, para maquetar sí que se hace un poco frustrante, pero siempre puede adaptarse para periodos de tiempo más largo.
Creo que estrategia de la hormiga es un buen nombre 😀
Uf, yo no puedo implementarlo con 10 minutos (necesito un cuarto de hora o así para cambiar completamente el chip).
Mi unidad mínima de concentración son las 4 horas 😉
Claro, eso es lo bueno del sistema, que puedes adaptarlo a tus necesidades. Personalmente funciono muy bien con los 10 minutos (soy de esas personas que se concentran inmediatamente pero que se aburren enseguida; otras, como me imagino que será tu caso, tardan en cambiar el chip pero una vez cambiado aguantan bastante tiempo). Además, al ser consciente del poco tiempo que tienes, intentas aprovecharlo al máximo.
Por otro lado, depende de la tarea. No es lo mismo una tarea tipo «contestar e-mails» que «programar en C++» xD Aun así, es sorprendente lo mucho que se puede conseguir en un estado de máxima concentración (estado que se autoinduce por la mera presión de saber que tienes poco tiempo). Una tarea que antes me llevaría como mínimo un par de horas hacer del tirón (como por ejemplo escribir un artículo especializado de unas 500 palabras), si la divido en fracciones de 10 minutos suelo tardar una hora en total. Depende, como ya dije, de los procesos de cada uno.
Hay un artículo más general sobre el tema y sus diferentes estrategias y variantes en Litemind (me encanta esa página): http://litemind.com/time-boxing/
Interesante el artículo. Muchas gracias por el enlace 🙂