Tras una (casi) semana intensa, puedo decir que el concepto de microgestión es completamente útil para personas dadas al agobio como servidora. Había llegado al punto de que tenía tantas cosas que hacer, tantas tareas pendientes, que no sabía por dónde empezar, lo que me producía estrés. Necesitaba pararme a reflexionar e invertir algo de mi preciado tiempo en organizarme en serio.

Con microgestión me refiero a tomar las cosas una a una, tratar las cosas pequeñas poco a poco, o dividir las grandes para que se conviertan también en pequeñas. Así todo es más manejable (y, para qué engañarnos, ameno). Me caben más acciones en el día: tengo tiempo de hacer ejercicio, de trabajar, de hacer cosas para Miss Cristal y para el Proyecto Poema y, por supuesto, también para el ocio.

Y bueno, todo esto está muy bien. Pero no hay nada como escaquearse un miércoles para echar un buen rato de conversación, algo de buen vino y, si tienes suerte, hasta un poco de Brie.

Cambiando completamente de tema, tengo que compartir esto con vosotros:

Me lo ha regalado Cocó, y es maravilloso de la muerte. Ya conocéis mi obsesión con Paperblanks.