No míos, menos mal (imagínate el desastre). Tengo los mejores niños a mi alrededor: esos que tienen otros miembros de tu familia y que puedes disfrutar sin tener que responsabilizarte de nada, que para eso están sus padres.
Una de las niñas de mi entorno empezó hace poco el instituto. Le dije que lo mejor para mí de empezar un curso nuevo era el estuche nuevo: los bolis nuevos, los lápices, todo eso.
Me dijo que iba a usar su estuche del año pasado, lo cual es muy sostenible y lógico y todas esas cosas, pero por supuesto en cuanto salí de allí le compré un estuche nuevo y le metí bolígrafos nuevos, porque el capitalismo tiene ese efecto en mí y en mi necesidad urgente de dopamina.
Quedaría bien decir que esa niña hizo lo sensato y guardó el estuche nuevo para cuando el que ya tenía se estropease o rompiese, y esta nota que os mando tendría un final así como muy de cuento con moraleja, pero no fue eso lo que ocurrió.
(Antes de que me digáis que soy una mala influencia y que no estoy enseñando valores positivos a esta nueva generación que viene: sí, tenéis razón).
Yo, desde luego, no me resisto al canto de sirena de los enseres analógicos cuando llega el nuevo curso (y ella tampoco).
Ya no voy al cole, pero sigue habiendo una parte de mí que quiere empezar el curso con buen pie. Reinventarme un poco, meter emoción a lo cotidiano con mi estuche nuevo y la chaqueta (casi) nueva muy profesional de Adolfo Domínguez que me pienso pillar por diez euros en Vinted.
Hoy vengo a ofrecer algo para tus propios proyectos nuevos de nuevo curso y nueva vida y más elementos nuevos. Cosas brillantes, limpias, relucientes con las que te puedes reinventar si te apetece.
Para empezar, tienes mis cuadernillos de escritura para darle un glow up* de esos a tu escritura. Me ha venido gente con lágrimas en los ojitos diciendo que su novela superventas** nunca podría haber existido de no haberla planificado en mi cuadernillo, de no haber aprendido a crear escenas buenísimas, de no saber de todo eso de la perspectiva y los puntos de vista. |
Nuevo curso, nueva vida escritora
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