El manual del escritor: Capítulo 348,7

Hola a todos, soy Manolito Virgilio de los Palotes, escritor/autor/artista/POETA. Hoy voy a regalaros una entrega de mi azarosa vida artística. Quiero compartir con vosotros mi sabiduría y demostraros todo lo que he aprendido en mi larga relación con este mundillo literario en el que nos movemos todos los amantes de la literatura (sic.) y de esta bellísima y agradabilísima forma de vida (nunca afición, ojo, para el verdadero escritor esto es una ocupación a tiempo completo, ¡la poesía se come y se respira!) que es la escritura.

Ante todo es muy importante que tengáis en cuenta la siguiente máxima: TODAS LAS EDITORIALES SON MALVADAS. Porque todos sabemos que en este mundillo sólo se publica a los amiguetes y al cuñado sobrino del primo tercero de los peces gordos, y aún así sus obras se las escriben negros. Está clarísimo, ya que se están forrando a costa de los compradores (todos sabemos que los editores son millonarios), se llevan rollaltis de esos cuando sale la película, y además no hacen caso ni se arriesgan por los escritores que merecen la pena, es decir, yo.

Así que, aunque jamás he publicado nada por el ostracismo al que me tienen sujeto los editores (y tal vez por las cartas bomba, las dieciocho llamadas al día y las amenazas de muerte a sus familiares más cercanos), paso a relataros las cosas más importantes que tenéis que tener en cuenta cuando tratéis con esta raza que es lo más bajo, pura inmundicia de la especie humana:

1.Ante todo, es muy importante que al dirigiros a un editor citéis vuestra importancia y le dejéis bien claro los contactos y premios tan famosos que tenéis, como el accésit ese que os llevasteis en Villarrubia del Cogote. Una buena forma de demostrar vuestra valía es proponerle que escriba vuestro nombre en el Google y vea cuántas entradas salen.

2. Si es mujer, ignoradla completamente y exigid hablar con su superior masculino. Las mujeres no pueden ser editoras, son demasiado incompetentes/endebles mentales/dan sustito. Si no tenéis más remedio que tratar con ellas, insistid en ser muy condescendientes y, de ser posible, dedicarle algún piropo y algún consejillo (podéis probar también a preguntarle de qué color lleva la ropa interior). Eso les gusta.

3. Antes siquiera de que os digan cuáles son las condiciones de valoración de vuestro manuscrito, enviadle el tocho por correo a todas las editoriales que podáis, independientemente del gasto en papel, sellos y tiempo. Va bien con mandar los folios en papel reciclado, sueltos y sin numerar, preferiblemente escrito a mano. Procurad que en el primer párrafo haya un mínimo de 8 faltas de ortografía y/o gramática. Si os dicen a priori que no les interesa vuestro manuscrito por la razón que sea (por ejemplo, porque no publican recetas internacionales de carne guisada), mandádsela de todos modos, e insistid llamándoles, por e-mail, etc, en que os acusen recibo desde incluso antes de mandar el manuscrito.

4.Una vez enviado, llamad y enviad e-mails (podéis probar también a plantaros en su oficina) todos los días hasta que os respondan informáandoos del estado de vuestro manuscrito. Si todavía no han podido valorarlo, enfadaos y reiterad el punto 1. Exigid hablar con sus superiores. Enumerad a todos aquellos escritores de fama mundial cuyos primeros manuscritos fueron rechazados por editoriales ignorantes, como Dan Brown o Boris Izaguirre. En todas las conversaciones con editores es importante recordar que les encantan las citas de autores famosos y que su interlocutor hable en rima.

5. En caso de recibir una valoración numérica, posteadla en todos los foros literarios del país, para que todos puedan ver lo injusta que ha sido dicha editorial por no daros la nota que os merecéis, pues al fin y al cabo en MySpace os siguen más de diez personas, y todos vuestros amigos y familiares comentan en vuestro blog.

6. Ante todo, no desfallezcáis. Pensad que, aunque vuestra ortografía y gramática sean terribles, no distingáis un argumento de una camioneta, vuestros personajes sean más planos que el encefalograma del político medio y vuestra prosa/poesía esté parcialmente copiada de un libro de Bécquer, escribís de corazón, con los sentimientos. Y eso es lo que importa, ¿no?