Últimamente hago más equilibrismo de lo habitual. Quiero decir que voy haciendo balance sobre una cuerdecilla muy fina y algo resbaladiza entre dos terrenos. Por un lado están las cosas positivas, las que me hacen feliz y me alegran el día. Por el otro lado están las negativas, las que me deprimen, me estresan y perjudican mi salud. Desafortunadamente durante el último par de meses el lado negativo ha desarrollado a una especie de entidad viva y cabrona que no hace más que agarrarme de los tobillos y tirarme hacia su lado. Y es que el monstruo de ese lado tiene razones de peso muy pesadas; pero yo, como soy muy tozuda, rebusco entre los restos del otro lado desesperadamente buscando cualquier tontería para revolucionar mi existencia. De una manera casi estúpida parece que las cosas más importantes (la familia, las amistades, etc.) no aportan lo suficiente, así que me quedo en chorradas superficiales, que por lo menos son puntos de agarre visuales y fáciles de materializar para momentos duros. Me gustaría mucho ampliar todo esto y desahogarme en condiciones pero me temo que ha llegado el momento en que el blog comienza a perder esa función, al haberse convertido en un gran enemigo público que coarta mis confidencias y tendencia exhibicionista (he ahí su razón de existencia). Así que cada vez me atrae más la idea de jubilarlo y crear otro recuperando mi antiguo mundo pseudónimo. Por supuesto seríais todos muy bienvenidos, sólo tendríais que solicitarme invitación por e-mail. Lo que quiero evitar es convertirme en cuadro de exposición para familiares de familiares, clientes, contactos profesionales y demás. Me guste o no, soy una persona poco convencional, y no quiero que mi actitud o mis posicionamientos personales influyan en mi vida profesional, que para algo me da de comer (o no).
Y mira que me jode.
Pues a por ello.
Ya avisarás de tus nuevos derroteros. Seguro que estaré por allí, con pseudópodo por supuesto 🙂
Besos y achuchones virtuales a ver si alivian algo tu estado real.
Te entiendo.
Parte de la gracia es el anonimato. Y cuando dejás de ser anónimo algo cambia. Empezás a pensarte las palabras, a morderte los dedos para no escribir.
Y así no tiene gracia.
Avisá cuando haya que pedir la invitación por mail, porfi.
Yo hice eso hace tiempo y me va mucho mejor, puedo hablar de lo que quiero sin problemas porque poca gente conoce a Cocó Violante en realidad 🙂
Predico con el ejemplo y te lo recomiendo. Nada mejor como el anonimato para abrirse en canal sin miedo a que luego tus tripas se subasten en la lonja de la realidad.
Todo lo que digas puede ser utilizado en tu contra. Una gran verdad dependiendo de las circunstancias de cada uno. Particularmente no me gusta el anonimato, pero sólo en lo concerniente a mí mismo. Pero es aconsejable para quien puede verse perjudicado por el mal uso que terceros pueden hacer de la información que facilitas sobre ti misma.
Vivimos en un mundo de doble moral y es más que posible que tus ideas y forma de vida más íntima traspasen estas pequeñas fronteras de la red para presentarse en tu vida cotidiana y profesional y perjudicarte.
Posiblemente haya personas que prefieran no trabajar o relacionarse contigo por eso del qué dirán, tan presente en nuestra sociedad, y aunque a ti no te importe, hay a quienes les importa y eso puede joderte en más de un sentido.
Como dije, personalmente no me va eso del anonimato, pero por ejemplo, actualmente, mi pareja tiene un trabajo, llamémosle «normal», en un ámbito profesional importante, donde ciertas facetas de su intimidad o trayectoria pasada podrían perjudicarla, por lo que hoy en día es bastante discreta, no por ella, que le da igual lo que piensen los demás, sino por lo que los demás puedan hacer con esa información de su intimidad, que hasta podría llegar a hacer que perdiera el trabajo.
Es así de sencillo y de duro. Los de la doble moral están al acecho para joder a los demás por el simple placer de hacer daño a quien tan sólo quiere llevar una vida libre de prejuicios y vivirla como le salga del alma, pero ya ves, mi querida amiga, al final, cuando mejor estás siempre viene alguien y lo jode.
Así que, la verdad, haces bien en pasarte al lado oscuro. Y además, al resto qué les importa que quien escribe aquello de lo que disfrutamos los demás se llame Gabriella o Charlotte o Lilith o Vetetuasaber…
Creo que me estoy alargando demasiado…
Ánimos, besos y abrazos…
Luis
Gracias por vuestros comentarios. Estoy contigo Luis, esto siempre es complicado y la gente es sorprendentemente conservadora, más de lo que sospechamos. Es una lástima porque empecé con el anonimato y poco a poco varias personas, sin ninguna mala intención pero con poca vista, empezaron a hacer referencia a mi blog usando mi nombre real, por lo que saltó la liebre. Recientemente algunos clientes me han comentado que siguen mi blog, lo que hace que me corte muchísimo en éste, lo cual hace que pierda todo su sentido original.
Sé lo que tengo que hacer, pero es que me da tanta lástima… Qué le vamos a hacer, son muchos años ya de bloguera, entre éste y el blog anterior, y me da pena dejarlos de lado, aparte de que podrían perdérseme por el camino muchos lectores que no comentan ni interactúan pero que siguen mis peripecias y tonterías.
En realidad se puede buscar profundizar en la vida con muchas cosas; yo desde luego nunca me pararé delante de un escaparte de zapatos más de dos minutos (y eso si voy a comprarme unos..).
Los cambios son buenos (y si no, mira mi pelo, jajajaja!); asi que adelante… que yo espero poder pedir esa invitación y leerte ;*****
Coño, Luis, acabo de darme cuenta de quién eres XD
Mola verte por aquí.
Chikilla, si ya te dije que te miraras eso de los ojos, ¿o no eran los ojos? Que mala es la edad.
Y mira que tengo ese faro de flekillo que se me ve desde lejos. 😀
Besos…
Luis y Angie
Los ojos, los oídos, el cerebro, haré que me lo miren todo porque cada cosa funciona sólo cuando quiere 😀
Besos para los dos.
Un tema, porfa, dame un toke pa mandarte un ejemplar del libro que me publicaron los de Ediciones B.
Besos…
Luis