Terminé finalmente el poema de Ekaitz y saldrá mañana con destino a su casa. Lo cual no deja de tener su gracia, teniendo en cuenta que lo veré mañana en persona.
El poema, como siempre, cobró vida propia y se desarrolló de manera poco acorde con mis intenciones. Su tema era la búsqueda. Hay muchas formas de buscar, muchas razones para ello, y los primeros versos se dirigieron hacia algo más convencional, el eterno vórtice de desespero y nihilismo habitual en este tipo de temática (por lo menos por mi parte), pero el último verso se grabó a fuego en mi cabeza y todo se transformó.
Estoy agotada. Esta mañana reanudé mis kilométricos paseos por la playa y ando desentrenada. No he parado en todo el día entre una cosa y otra, y necesito descansar. Pijama de invierno y ocio cibernético, ¡allá voy!