Hay cuatro cosas que ahora mismo me parecen retrocesos en vez de avances tecnológicos, en el sentido en que hacen nuestra vida más complicada en vez de facilitarnos la existencia. He aquí mi teórico listado:

-MySpace: Todo un fenómeno en los EEUU. Te montas tu paginita con tus fotos, enlaces, blog y todo incluido. Pero, ¡ay!, las plantillas son feas a rabiar, incluso desde Explorer todo está desorganizado y algunas personas tienen la genial idea de incluir música (aaaghh). Aplíquese el mismo lamento por otras aberraciones como Windows Live.

-Open Office: Como concepto, mola. Pero intenta compaginarlo con el Office de toda la vida (con el que trabajan tus compañeros, colegas de trabajo, familia y/o amigos) y verás las divertidas consecuencias. Y mira a ver qué pasa cuando se te olvida guardar tus documentos en .doc o .rtf. Compatibilidad, porfa-plis.

-Teléfonos móviles de última generación: Cámaras que tienen más megapíxeles que mi cámara digital de toda la vida, politonos, GPS, cuatribandas, paquetes de datos, Bluetooth, infrarrojos, un explorador internáutico que nunca sirve para buscar palabras en el Google, y miles de cosas más que sólo ayudan a gastar batería mientras intentas hacer una llamada. Hace un tiempo me regalaron un Motorola que… atención… ¡tenía Windows! ¿Se puede pedir algo más peliagudo? Ni que decir tiene que se lo re-regalé al primero que pude (que ahora está hasta las narices del dichoso móvil, por cierto).

-WebCam: Lo que me gusta del e-mail (y, a veces, del messenger), es que puede mantenerse cierto anonimato. No tengo que escuchar la voz de la otra persona ni verle la cara, y viceversa. Oye, que si me apetece llevar puesto mi pijama de ositos y el pelo enmarañado tengo derecho a ello. Y mi voz suena bastante estúpida por altavoz, así que si a la Cam le añadimos emisión de voz, apaga y vámonos.

Lo que sin duda hace que estos elementos sean tan temibles para mí es la expectativa de uso. Hay personas, las hay, lo prometo, que se sorprenden si no los utilizas. Suelen ser el mismo tipo de persona que se toma como una falta de educación el que cortes una conversación de messenger sin despedirte, o que no entienden por qué no les devuelves su toque al móvil. Son los tecnócratas, tecnofílicos, tecnófagos de nuestros días, adictos al mal uso de los bits. Y lo confieso, me dan algo de miedo.