Estoy exhausta, agotada, con las pilas gastadas. Estaría bien que fuera de tanto beber, bailar y fornicar, como las ménades, pero tendré que contentarme con otras razones que tampoco están nada mal, como recorrerme toda la ciudad/pueblo a paso ligero, trabajar como una descosida y encontrar un abrigo fantástico por 10 €. Ahora me toca abrir mi paquetito recién llegado de Book Depository, donde llega mi nuevo volumen de Sandman, y retirarme para un atracón de Morfeo (tanto del de Gaiman como del mío).
La sensación de no tener ni un ápice de energía pero al mismo tiempo estar completamente feliz por lo ajetreado que ha sido el día es algo que no cambiaría por nada del mundo (bueno, si me ofrecen una mansión llena de gatos, billetes de 500 €, una biblioteca gigante y V., a lo mejor me lo pienso).
Si a mí me ofrecieran una mansión llena de gatos, billetes de 500, biblioteca y G. estaría más que contento. No necesito más. De hecho, ni mansión, ni billetes de 500, ni biblioteca. Y los gatos… bueno, los gatos sí. 😛
Los gatos son innegociables.
Empalagosos
Esos días en que acabas hecha polvo pero satisfecha con el deber cumplido, así una puede dedicarse al ocio sin remordimientos… me gustan esos días, hoy para mí está siendo uno de esos días, todavía en la parte del deber, pero pronto llegará el placer 😉
Así es, Bego, es como jugar con los deberes hechos 😉