Has escrito por fin tu relato, o novela (o enciclopedia) y todo está terminado.
Has sudado goterones de tinta, has sacrificado a tu primogénita a los dioses antiguos y hasta has aplacado a Titivilo, el demonio de las erratas.
Solo falta ese detallito sin importancia...
EL TÍTULO.
Ahora mismo no sabes ni por dónde empezar. ¿Cómo poner nombre a esta criatura perfecta que has creado tú, con tu teclado y tus maninas?
No te preocupes. De la titulitis también se sale.
Tres recursos
1. Aquí te va. Mi vídeo con ocho métodos diferentes para dar con un título ideal:
2. No hace mucho hablábamos de trucos de corrección y, entre ellos, de lo útil que es leer nuestro texto en voz alta para pillar gazapos. Como vivimos en una era tecnológica sorprendente (para bien y para mal), por supuesto que hay programas que leen por ti. ¡No gastes tus hermosas cuerdas vocales! Aquí hay uno, por ejemplo, que vi en la lista de correo de Mariana Eguaras.
3. Sahil Bloom habla de las virtudes del "viaje mental en el tiempo" (en inglés) para ver nuestros problemas con mayor objetividad. Si hay algún dilema (literario o no) que te anda torturando últimamente, prueba a pedir consejo a tu yo anciano. ¿Qué te dirías si pudieras verte con la objetividad que dan la madurez y el paso del tiempo?
Yo pedí a la Gabriella del futuro que me pasara unos cuantos números ganadores de lotería, pero por ahora parece que no se digna a responderme.
Eres una antipática, Gabriella del futuro.
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