Como escritores, a veces parece que nos dividimos en dos campos:

  1. Quienes han sufrido el azote de alguna que otra reseña negativa.
  2. Quienes aún no han sufrido el azote de las reseñas negativas… porque aún no tienen reseñas (y ese es otro problema aparte).

Pero no solo de reseñas vive quien escribe. También están las lecturas cero, las opiniones y el feedback en general. Hablo de toda esa retroalimentación a la que por un lado deberíamos escuchar, pero que por otro nos puede matar lentamente.

Porque, para empezar, ¿a quién narices tenemos que hacer caso?

Como este tema tiene mucha, mucha chicha, traigo un vídeo donde hablo de los tipos de feedback que, en mi experiencia, son los más útiles para avanzar como escritores y no dejarnos el ego demasiado aplastado por el camino:

Como siempre, traigo una anotación más a este tema tras haber publicado el vídeo.

Desentiéndete del resultado (pero el marketing no acaba nunca)

Al final del vídeo cito el famoso consejo de la actriz Alexandra Jiménez donde dice que, llegados a cierto punto, debemos lavarnos las manos de todo esto del resultado de nuestro trabajo:

Si bien estoy al 100% de acuerdo con estas palabras y de hecho las uso en mi vídeo para explicar que no podemos responsabilizarnos de todo lo que otros opinen sobre nuestra obra, tengo que meter un PERO que igual muchos ya habréis pensado.

Y es que esto de desentenderse del resultado es mucho más sencillo si formas parte de la industria tradicional, cuya actitud ante el libro suele ser más de «saco libro, lo promociono y luego me olvido».

Quienes también le damos a la autopublicación sabemos que es de suma importancia estar promocionando también tu catálogo, no solo tu última novedad. Tu objetivo es conseguir lectores de por vida, no solo compradores de tu último libro. Por esto, me temo que vas a tener que estar enfrentándote a opiniones de libros que ya dabas por cerrados, una y otra vez.

El reencuentro constante con el pasado

Hay libros míos que, sinceramente, no recomiendo ya mucho. Me dan un poco de vergüenza. Una progresa y evoluciona, y ve sus fallos pasados con mayor claridad (y dolor). Y a veces te gustaría cortar por completo el cordón umbilical y olvidarte de ese hijo defectuoso, sobre todo si ya en su momento no tuvo una recepción muy cálida.

Es difícil encontrar un punto intermedio entre «desentenderte del resultado» y seguir promocionando tu catálogo. Lo único que se me ocurre es, simplemente, escribir muchísimos libros. Así, siempre habrá unos cuantos que quieras promocionar con gran alegría y disfrute, y no habrá razón para seguir impulsando a los que ya no te interesan mucho.

Porque hay obras pasadas que preferirías olvidar, pero no pasa nada por desempolvarlas de vez en cuando… siempre que tengas muuuchas otras cosas mejores con las que complacer a tu público (y a ti misma).

Después de todo, si Radiohead volvió a tocar Creep en 2016, pese a lo mucho que llegaron a aborrecer esa canción en su momento, nosotros también podemos volver a los viejos clásicos. Aunque se nos quede la misma cara de choque que a Johnny, el guitarrista:


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