Tal vez este título te extrañe. Al fin y al cabo, ¿escribir no era algo bueno, positivo, incluso terapéutico?

Eso nos han dicho siempre. Cuando alguien me pregunta a qué me dedico y hablo de mi labor como escritora, suelen decir: «Oh, qué bonito» y cosas así. Pero cualquiera que lleve un tiempo intentando publicar (o que lleve ya años publicando) sabrá que hay todo un surtido hermosísimo de dolencias mentales (¡y a menudo físicas!) asociadas con esto de poner una palabra tras otra e intentar que signifique algo para alguien.

El truco está en que hay varios tipos de escritura y, en concreto, la gente suele confundir la escritura expresiva con la escritura comunicativa. En el vídeo de hoy explico la diferencia entre ambas, y hablo del trabajo de R. Boice y sus estudios sobre escritores. Boice dio con un montón de efectos negativos psicológicos en esto de escribir, pero la buena noticia es que también dio con un buen puñado de soluciones que seguro que os resultan útiles:

Como ya es costumbre, os dejo aquí unas cosillas extra que os pueden interesar:

1. El ejercicio de escritura expresiva

En el vídeo inicial incluí una explicación al ejercicio de escritura expresiva que menciono en el vídeo (¡ese que da tantísimos beneficios de salud!). Pero el tema se estaba quedando larguísimo (al final conseguí dejarlo en SOLO 17 minutos, ejem), así que recorté esa parte y os la dejo aquí. ¡Que aproveche!

Puedes ver TODO el ejercicio y sus explicaciones en el artículo original (en inglés) de Cambridge University Press. Lo que te dejo aquí es una versión resumida:

  • La sesión de escritura debe ser privada y realizarse en un lugar personalizado, cómodo, libre de distracciones, a solas.
  • Lo recomendable es escribir en tres o cuatro sesiones, en días o semanas consecutivos. Ya solo con eso deberías empezar a tener los beneficios mencionados… No me queda claro si luego puedes seguir, pero daño no te va a hacer, ¿no?
  • La sesión deberá ser de unos treinta minutos: veinte minutos para escribir y unos diez minutos de recuperación. Lo ideal, creo yo, es poner una alarma.
  • Deberás escribir tus pensamientos y emociones más profundos acerca del evento más traumático de tu vida (¡casi nada) o, por lo menos, algún tema que sea muy importante para ti a nivel emocional. Debes dejarte llevar y explorar tus emociones más íntimas. Puedes vincular el tema con tus relaciones con otras personas (padres, familia, amigos, pareja, etc.); con tu pasado, presente o futuro, o con quién has sido en el pasado, quién eres ahora y quién te gustaría ser en el futuro.
  • Puedes escribir sobre el mismo tema o evento en todas las sesiones o tratar diferentes temas según el día.
  • No te preocupes por ortografía, gramática, estructura, etc., aquí entramos más bien en el terreno de la escritura libre o freewriting
  • En cuanto empieces a escribir, procura no detenerte hasta que se te acabe el tiempo.
  • La elección del tema o evento a tratar debe salir de ti, no pidas sugerencias a otros.
  • Puedes hacerlo a mano o en el ordenador, aunque por lo que he podido leer, a mano estas cosas tienden a ser más efectivas.
  • Todo lo que escribes debe ser absolutamente confidencial. No se lo enseñes a nadie. Esto es solo para ti.

Una pequeña advertencia: Si bien este ejercicio se considera muy seguro, asegúrate de tener a mano un contacto o a alguien de confianza por si este ejercicio fuera demasiado angustioso para ti. Es NORMAL que tengas una respuesta emocional intensa a corto plazo, pero esta respuesta negativa no se verá prolongada en el tiempo. ¡Ánimo, puede ser difícil ahora mismo, pero a la larga merecerá la pena!

2. Críticas al trabajo de R. Boice

Boice se ha convertido en un referente en esto del estudio de la escritura desde un punto de vista psicológico y, como cualquier referente, ha tenido sus críticas. El trabajo más interesante que he encontrado ha sido el de Helen Sword, que podéis leer aquí. Más que «criticar», yo diría que aporta matices útiles y actualiza el trabajo de Boice entrevistando a profesionales que escriben en otros campos y sectores.

Sword concluye algo que todos sabemos y que no me parece en realidad contradictorio con las opiniones de Boice: que todos somos diferentes y no hay una regla única. Sword además da con la clave que expongo en el vídeo: la importancia del apoyo social y también de tener a otra persona o personas ante la que debemos rendir cuentas. El apunte más importante de Sword es que hoy en día disponemos de muchas opciones y estrategias según las necesidades de cada persona escritora.

Dicho esto, la propia Sword admite que recomienda los libros de Boice y que sigue muchos de sus consejos, si bien cambia el lenguaje y mentalidad estrictos de Boice por una actitud más flexible y unos términos más amables.

3. Una puntualización propia

Boice toca solo de puntillas en este libro la problemática de mujeres escritoras: compañeras académicas a las que se les sumaban, por lo menos en teoría, agravantes extra, como una carga doméstica superior o cuestiones de discriminación laboral. Sé que sí ha publicado ensayos donde entraba más en el tema y encontraba que sus compañeras académicas sufrían de mayor inseguridad a la hora de publicar, por ejemplo, y llevaban peor el tema del rechazo editorial. No he querido abrir este melón porque el vídeo no acabaría nunca, pero de entrada parece que las soluciones de Boice eran productivas para las personas a quienes asesoraba, independientemente de su sexo. Sea como sea, de nuevo os animo a que leáis el libro, porque la cantidad de información que contiene da para mucho, mucho debate.

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