Podrías escribir 10000 palabras en un día. Eso es lo que yo llamo una maratón de escritura.
Podrías escribir 8000, 5000 o 3000 o 500. En realidad, cualquier sesión (o conjunto de sesiones) donde escribas cantidades mayores a lo que acostumbras podría considerarse una maratón.
Ayer (o casi ayer) hablábamos de la posibilidad de escribir 10000 palabras AL DÍA, lo cual, como todos hemos acordado en comentarios, redes sociales y demás, es una barbaridad santísima.
Pero la opción de dedicar un solo día (o varios días a la semana) a aparcar el culo y vomitar una cantidad tremenda de palabras no es una barbaridad tan santa. Es decir: es posible y puede que hasta recomendable.
Ayer (o casi ayer), hablábamos de rutinas y sistemas de alta productividad. Hoy hablaremos de dolores puntuales de culo.
Metámonos en tarea. Caben unas preguntas de rigor. Por ejemplo: ¿una maratón de escritura es recomendable para ti, que me lees ahora?
Para quién recomiendo las maratones de escritura
- Para personas que no tengan ningún problema de disciplina con su escritura, que tengan ya bien implementado el hábito de escribir.
- Sirve también para personas con curiosidad por ver qué tipo de cosas pueden escribir cuando dejan suelto a su cerebro durante más de una hora. Os aseguro que no son las mismas que cuando lo tienes con una historia durante solo 20 minutos.
- Para autores que por trabajo, familia y ocupaciones diversas no pueden dedicarle a su escritura una cantidad fija de tiempo a diario.
Algunos oficios no son fáciles de compaginar con la escritura.
Para quién no recomiendo las maratones de escritura
- Para personas que todavía no tengan implementado un hábito de escritura. Si te acostumbras a escribir solo en maratones, dependes demasiado de tu fuerza de voluntad para aparcar ese ya mencionado y hermoso culete. Empieza primero escribiendo un poco todos los días, que es la mejor manera de construirte el hábito de escribir, y más adelante, cuando ese hábito ya esté bien afianzado, puedes calcular si esto de las maratones te compensa.
- Para personas con problemas de espalda y/o de trasero (lo de levantarte cada media hora a estirar las piernas corta el rollo). Aun así, pueden plantearse otras opciones (hay quien escribe de pie y James Joyce escribía tumbado. No era el único).
Solucionado este primer dilema, ahora analizaremos diferentes métodos que utilizan diferentes escritores para enfrentar una maratón. Pero si te planteas probar alguno de ellos, aún nos queda una segunda pregunta importante:
¿Para qué estás haciendo esto?
En una conversación en Twitter sobre el tema este de las 10000 palabras, Elia Barceló me hizo una pregunta: ¿para qué es necesario escribir tantísimas palabras? Algunas cosas son largas de explicar en Twitter, así que me gustaría ofrecer aquí algunas ventajas, que afectarán sobre todo a escritores autopublicados o híbridos:
Ventajas de escribir mucho
- La que ya hemos mencionado: te permite avanzar mucho de golpe si solo tienes días específicos en los que puedes escribir.
- Mayor cantidad de obras es igual a mayor catálogo, la base de tu trabajo (¡e ingresos!) como escritor. Si escribes, además, para sectores con demanda alta como la romántica, la erótica o el thriller, sabrás que tus lectores consumen tan rápido como tú puedes publicar. Una persona que escribe romántica tiene un mercado que exige de una producción muy superior que la que pueda tener alguien que escriba ficción al uso.
- La práctica hace la perfección y solo se aprende a escribir escribiendo. Cuantas más palabras escribes, más practicas. Eso sí: es importantísimo que complementes esta práctica con la teoría (¡y con la lectura!). Ya lo he comentado en algunas ocasiones, pero he visto a autores con libros incontables en Amazon cuyas obras más recientes contienen los mismos problemas de forma, contenido y estructura que las primeras. Aprende estudiando, también, y acude cuando puedas a lectores cero, tanto informales como profesionales.
Esto no quiere decir que tengas que producir tres novelas al mes. Esto quiere decir que, dentro de tus capacidades, tengas una práctica habitual que te permita crear borradores con relativa velocidad. Que no te atasques con ese perfeccionismo que te lleva a dedicar quince años de tu vida a una sola novela, porque tu progreso no será el mismo.
Este es Manolo, viendo pasar las horas que ya no recuperará, pensando todavía si usar el verbo yacer o el verbo copular en el noveno capítulo de su primer libro. No seas como Manolo.
Ya te tocará luego el trabajazo chachi de la reescritura, corrección y demás. Ánimo.
Y estas son solo algunas ventajas generales. Lo fundamental es que te preguntes para qué lo estás haciendo TÚ. ¿Por qué estás sentado delante de tu folio o pantalla con intención de dedicarle varias horas seguidas de tu vida, cuando podrías estar comiendo/bebiendo/jugando al rol/en la playa/practicando actos indecibles y muy acrobáticos en la alcoba?
Puedes hacer una maratón como experimento, por supuesto, pero tendrá más sentido si tienes muy claro 1) por qué escribes (así en general: no es una pregunta fácil) y 2) para qué estás haciendo esta maratón. Ambas cosas serán las que te impulsen cuando lleves 8000 palabras y te duela todo y tu pareja esté ahí fuera en la playa, comiendo, bebiendo y jugando al rol erótico con cuatro escandinavas de excelente ver.
Y un último aviso:
Recuerda que tienes que editar
Ups. Sí, nos habíamos olvidado de esto.
Romper bloqueos y crear borradores soltando 10000 palabras de golpe está muy bien, pero ten mucho cuidado con el efecto embudo. Te emocionas escribiendo, acumulas montañas gigantescas de palabras y luego tienes que enfrentarte a la realidad pesadillesca que son la reescritura y la corrección. Así que procrastinas y sigues produciendo más palabras de borrador.
Cuando te quieres dar cuenta, tienes tres novelas cortas, una saga nórdica de ciencia ficción con mujeres que odian a las avispas y una enciclopedia marina.
Y NI UNA CORREGIDA.
No digas que no te avisé.
Llegamos al corazón del artículo.
tres métodos para hacer una maratón de escritura
Antes de nada diré que te ayudará leer los consejos de Rachel Aaron para escribir mejor y más deprisa, que puedes ver aquí (y si quieres conocer su método completo, aparece en su libro). También te ayudará esta serie de preguntas que puedas hacerte antes, después y durante tu sesión de escritura.
Vamos con los métodos:
1. Cait, del blog PaperFury
Aparte de leerse unos 200 libros al año (what?), Cait escribe a velocidades endemoniadas. Es una jovenzuela aprendiz de escribiente: todavía no ha publicado nada, pero tiene ya en su haber 25 manuscritos.
He aquí un antepasado especialmente atractivo de Cait, que también fue la pesadilla de todos los editores de su país natal.
Estos son sus secretos:
1.1. Reserva un día entero solo para tu maratón
Esto puede parecer muy evidente y lógico y de cajón, pero sentarse a hacer una maratón para que te interrumpan cada media hora no tiene mucho sentido.
Lo he dicho muchas veces, pero voy a repetirlo: cada vez que algo o alguien te distrae, tu cerebro tarda MUCHO en volver a concentrarse del todo (¡según este estudio, una media de 23 minutos y 15 segundos!).
Esa notificación de Facebook te ha costado 23 minutos y 15 segundos. Ese perro que te trae la pelota para que se la tires, otros 23 minutos y 15 segundos. Ese telefonazo de tu amigo que quiere quedar para contarte su vida amorosa te ha costado otros 23 minutos y 15 segundos.
Sí, cierto es que todo es culpa tuya por dejar encendido Facebook, tener perro y juntarte con personas que protagonizan culebrones que ni Topacio, pero ponte a sumar tiempo de distracción. Es tiempo que ya no recuperarás, perdido en el olvido y en el pasado de «debí escribir más palabras».
1.2. márcate miniobjetivos
No es lo mismo decir «hoy voy a escribir 10000 palabras» que «en las próximas dos horas voy a escribir 3000 palabras».
Así que márcate objetivos pequeños. Cuando vimos lo que hacía Nicolas Cole a diario, observamos que separaba sus objetivos de palabras por etapas: por la mañana, después de comer, por la noche. Cait también planifica así su día: quiere escribir 3300 palabras por la mañana, 3300 palabras después de comer y 3400 palabras después de la cena.
Tu experiencia será otra: tendrás otros horarios y costumbres. Pero prueba a dividir tu día en etapas manejables. 3300 palabras parecen bastante más fáciles de alcanzar que 10000, ¿verdad?
Cuando Cait alcanza cada objetivo, se permite ciertas recompensas.
1.3. Date un premio
Es fácil recompensarse con premios pequeñitos. Procura que no sean recompensas que no compensen (jajaja, qué ingeniosa soy). Cait da algunos ejemplos de recompensas que sí se da… y de algunas que no le parecen buena idea:
- Recompensas buenas: Buscar inspiración en Pinterest, dar un paseo, comer (¡nada de almorzar hasta que termines esas 3300 palabras, ay!), algo de beber que te guste (té, café, batido…), ver Youtube o la tele (pero con una alarma para que no se te pase el tiempo de descanso).
- Recompensas malas: Leer, jugar a videojuegos (o cualquier cosa que te resulte difícil abandonar cuando toque escribir de nuevo), escribir otras cosas (Cait aconseja «descansar esos deditos» entre sesiones).
Un inciso sobre la lectura y su función mientras escribes
Cait dice que leer a otros hace que sienta inseguridad para con su propia escritura. Esto puede debatirse: acordaos de que Cole usaba la lectura como medio de inspiración y forma de encontrar la voz que necesitaba para lo que le tocaba escribir (y yo estoy con Cole en esto).
Creo que la inseguridad que una buena lectura le produce a Cait mientras está escribiendo es un problema sobre todo para autores que no llevan ya varios años desarrollando su arte: con el tiempo esto cada vez te da más igual. De hecho, cuando aprendes a dejar atrás la «comparacionitis», verás que leer en los descansos entre sesiones de escritura lo que hace es inspirarte… mucho.
Con la experiencia, dejamos de leer como competidores y empezamos a leer como colaboradores: descubrimos todo tipo de herramientas, trucos e ideas en las obras ajenas.
1.4. No pienses. solo escribe
Estás con tu borrador, ¿no? Pues no edites en tu cabeza. No te pares. Escribe mal, escribe porquería. Ya reescribirás después. Vuélvete locuelo, sé salvaje, haz lo que quieras. Por cada frase que te pares a meter cosas bonitas y preciosas y profesionales, estás perdiendo fluidez, estás perdiendo creatividad, te estás censurando y estás dejando un resquicio de puerta abierta a la inseguridad y al bloqueo.
Durante años tuve problemas de bloqueo por inseguridad y perfeccionismo. Las maratones me ayudaron a acabar con esto de golpe y me recordaron que escribir, además de elevado y cultureta y blablablá, era divertido. Corre el rumor de que las primeras veces usé alcohol para cargarme todas mis inhibiciones.
Por supuesto que no recomiendo el uso de ninguna droga, legal o ilegal, para ayudarte en tu escritura. Ese rumor, seguramente, es falso.
1.5. Busca aliados
Pensamos en la figura clásica del escritor y pensamos en un ser huraño y solitario, antisocial, encerrado en su mundo privado de creación, hablando solo mientras aporrea una máquina de escribir vieja. No entiendo por qué seguimos empeñados en aporrear máquinas de escribir viejas, con lo cómodos que son los teclados modernos.
Y sí, escribir es una actividad solitaria. Incluso los que escribimos con otra persona tenemos que pasar en soledad esos momentos en que el capítulo nos toca a nosotros.
Eso no significa que tengamos que hacerlo TODO solos. Tener una comunidad de apoyo puede hacernos la vida muuucho más fácil. He aquí algunas ideas que da Cait para aprovechar que hay otras personas en tu vida (física o virtual) que pueden animarte para superar esta maratón del demonio:
- Busca una pareja escritora, algún amigo al que tengas que escribirle de manera periódica para decirle cómo vas.
- Recurre a las redes sociales. Si escribiste una frase graciosa o ingeniosa que te produce calorcito por dentro, guárdala y ponla en Twitter, Facebook o donde sea durante uno de tus descansos. Las palabras de ánimo de tus seguidores te darán energía para seguir escribiendo; si alguien te critica, tienes combustible para ponerle su nombre a uno de tus personajes y someterlo a todo tipo de vejaciones.
- Si perteneces a algún grupo de escritores, háblales de tu progreso. Hasta puedes intentar convencer a alguien de que haga una maratón contigo.
En resumen
Creo que todos estos son buenos consejos para superar una maratón. Cait menciona 10000 palabras en un día, pero ese no tiene que ser tu objetivo. Aspira a escribir 5000, por ejemplo, y a ver dónde acabas. Puedes ir subiendo la meta cada vez que hagas otra locura de estas.
Por cierto, cuando terminé de leer el artículo de Cait le eché un ojo a los comentarios y vi una conversación donde se revelaba que, un año después, Cait había subido sus 10ooo palabras de maratón a 27ooo. Sí.
Gracias a una avanzada labor de espionaje, hemos conseguido fotos exclusivas y actuales del hogar de Cait.
Lo bueno de las maratones es que cada vez son más eficientes. Cada vez escribes más rápido.
Aun así… 27000 palabras en un día. Tiemblo solo de escribirlo.
Vayamos con el segundo método.
2. El método de j.b.north
Las 10000 palabras de J.B.North se consiguen de formas muy similares a las de Cait. La diferencia es que J.B. tiene más experiencia a sus espaldas y unos cuantos libros publicados. Su sistema es interesante: en un día normal escribe unas 2300 palabras, pero intenta reservar un solo día a la semana para una maratón especial.
Sus bloques de tiempo son más cortos que los de Cait, más planificados al detalle, con más descansos; también se levanta y se acuesta más tarde que los típicos escritores madrugadores. También me llama la atención que utilice espacios de «preparación»: pronto veremos por qué.
2.1. Un día a la semana para 10000 palabras
Echadle un vistazo a su agenda de maratón:
- 10:00am – Levantarse, prepararse, etc.
- 11:00am – Desayuno tardío.
- 11:45am – Prepararse para escribir.
- 12:00pm – Escribir.
- 1:30pm – Descanso, estirar, recoger la casa.
- 2:00pm – Prepararse para escribir.
- 2:15pm – Escribir.
- 3:45pm – Descanso, hacer ejercicio, comer algo.
- 4:15pm – Prepararse para escribir
- 4:30pm – Escribir
- 6:00pm – Descanso, preparar la cena, comer y recoger
- 7:30pm – Prepararse para escribir
- 7:45pm – Escribir
- 9:15pm – Descanso, estirar.
- 9:45pm – Prepararse para escribir.
- 10:00pm – Escribir.
- 11:30pm – Terminar y tiempo libre.
- 2:00am – Dormir.
2.2. Todo planificado de antemano
Antes de empezar una jornada maratoniana, J.B. ya ha hecho su trabajo de planificación. Para ello, tiene siete documentos distintos para sus novelas:
- Argumento
- Personajes
- Mundo/Ambientación
- Poderes de los personajes
- Esquemas de capítulos
- Notas
- Libro en sí
Esto está pensado para gente que tiene editores de texto normales de gente normal. Para personas con superpoderes Scrivener, todo podrá integrarse en archivos y subdocumentos del mismo proyecto.
El proceso de estructurar la novela y llenar estos documentos al empezar una novela suele llevarle una semana, más o menos. No te lances a tu novela a ciegas; entenderás que hay que planificar algunas cosas antes, para no perderse por el camino.
2.3. La importancia de prepararse
Esto es lo que hace J.B. en esos huecos que ha denominado prepararse para escribir:
- Tener algo de beber cerca (té, agua, café, lo que te plazca).
- Tener cerca algo de picoteo si es necesario (escribir con hambre es Muy Duro, dice ella. Personalmente, no apruebo esto en absoluto. A no ser que tengas bajonas de azúcar o algo similar, incorporar el picoteo en tu rutina de escritura me parece que fomenta un hábito poco saludable, sobre todo si son cosas de consumo rápido y poco sano. Pero yo soy yo y tú eres tú y por eso el mundo es interesante).
- Eliminar ruidos (sugiere usar cascos o auriculares; algunas personas ponen ruido blanco o marrón de fondo).
- Lanzar el móvil a la otra punta de la habitación.
- Apagar Internet.
- Tener a mano una libreta de notas y un lápiz.
- Dedicar unos momentos a revisar lo escrito en la sesión más reciente.
- Apuntar con rapidez un plan de qué vas a escribir en la sesión que comienza.
- Prepararse mentalmente para una máxima concentración durante un periodo largo de tiempo. Yo recomiendo unos minutos de meditación si tienes problemas para enfocar tu atención.
2.4. Consejos principales
En esto se resume el resto del método de J. B.:
- Ponte un temporizador. Ya sabéis que yo soy muy fan del pomodoro. Suele tratarse de bloques de tiempo de 25 minutos, pero últimamente me gusta trabajar con bloques de 45. Uso Moosti, pero hay mil programas y apps ahí fuera para lo mismo. Querrás adelantarte a la alarma, así que…
- Escribe lo más rápido que puedas. Corre, corre mucho. No te detengas. Ve más rápido que tu editor interno, porque…
- No hay crítico que valga. ¿Que estás escribiendo mierda? ¡No importa! Tu borrador solo tiene que servir para una cosa. Y por eso…
- No tengas miedo de saltarte cosas. ¿Aburrido/a con una escena, o te has atascado? ¡Sáltatela! Deja una nota para luego y pasa a lo siguiente. Y por una vez…
- No tengas miedo de cometer faltas de ortografía. ¡No te pares a corregir! Eso lo harás en otro momento. Orrorízate i deha fayos askerosos para ke las encuentré tú llo de manyana y yore. Lo fundamental es…
- Practica, practica, practica. No vas a llegar a los 10000 en tu primera maratón, como ya hemos dicho. Pero cada vez que lo hagas, será más fácil. Cada vez escribirás más y mejor y más deprisa.
¡Hecho!
¿Todavía por aquí? ¿Has aguantado las ganas de salir corriendo a soltar miles de palabras de golpe mientras bebes té con tequila, describes poderes de personajes, estiras los codos e internautas el apagado? ¡Bien!
Te mereces un descanso. Venga, ve a Facebook, te doy permiso. Cuando vuelvas, verás con otros ojos el remanso de paz, cordialidad y buen rollo que es mi página, donde nadie ha intentado todavía convencerte de las bondades anticancerígenas y endulzantes del zumo homeopático de lima.
Vayamos con el último método. Más que un método, es una herramienta.
3. Entrena a un dragón
Todo esto de lo que he hablado, todo esto de los métodos para escribir a velocidades supersónicas, cuenta con el hecho de que sabes teclear deprisa. Si no es así, tienes dos opciones: aprender a mecanografiar como un profesional o recurrir al reconocimiento de voz.
Lo del reconocimiento de voz no es moco de pavo*. Usando el programa Dragon, el escritor Scott Baker produce unos diez libros al año. Sí, tal cual. Tiene 70 libros publicados desde 2010 (algunas son novelas cortas, eso sí). Escribe tanto ficción como no ficción. ¿Su secreto? Producir borradores de forma rapidísima gracias a su conocimiento de este programa (hasta tiene un libro al respecto). Si os lleváis bien con el inglés, podéis leer o escuchar la entrevista que le hizo Joanna Penn: no tiene desperdicio.
Chris Fox también plantea la posibilidad de acelerar a niveles estratoféricos la velocidad de escritura en su libro. Cada vez leo y oigo de más casos de autores que utilizan diferentes programas de reconocimiento de voz para poder crear de manera más eficiente. Nos encontramos con más y más escritores capaces de producir cantidades enormes de contenido en un espacio muy reducido de tiempo.
Eso no es garantía de calidad, claro, pero es un comienzo.
Aprovecho este pequeño hueco en el artículo para recordar que, al contrario de lo que nos aseguran siempre las imágenes de stock, el resultado inmediato tras terminar un borrador no es este.
Dictado se ha hecho siempre, si bien había que contar con largas horas de transcripción. Programas como Dragon nos llevan a otros niveles. Yo me pregunto si este no será el futuro de la escritura. Es cierto que hay una conexión especial que se produce en nuestro cerebro al transmitir palabras desde el tecleo (y otra diferente cuando lo hacemos mediante la escritura manual), pero tal vez se formen nuevas conexiones al utilizar simplemente nuestra voz. Baker asegura que sus diálogos, por ejemplo, ahora son mucho más naturales. Yo misma recomiendo siempre leer un texto en voz alta al corregirlo, para pillar errores y buscar mayor fluidez y naturalidad.
Me gusta la idea de poder escribir dando vueltas por la habitación (Dragon te permite hacer grabaciones y luego subirlas al programa: no tienes que estar dictando delante del ordenador). Aunque hago ejercicio, estar largos ratos sentada me mata. ¡Pero necesito estar largos ratos sentada para no interrumpir mi flow!
El mayor inconveniente de programas como Dragon (aparte de que te sientas un poco idiota hablándole a la nada) es que exigen una inversión de tiempo. Tienes que aprender a «entrenarlos» (enseñarles a reconocer tu forma de hablar, configurarlos a tu manera, etc.). Tal vez, más adelante, sea para mí. Por ahora, me plantearé comprar un escritorio de pie o algo así, y seguiré dándole al Pilot V5 (la nuestra es una larga historia de amor, ay) y a mi teclado Logitech.
Siempre he sido muy de dragones, pero hay algo satisfactorio, muy satisfactorio, en el roce del boli contra el papel, en el sonido de las teclas de un teclado que te resulta cómodo y rápido.
No lo sé, no lo sé.
Ese dragón me incita. Me está mirando con ojos ámbar y lascivos.
Ya sabéis que en mis cuentos pasan cosas inapropiadas con dragones.
No sé cuánto tiempo podré seguir resistiendo.
*Nunca he entendido esta expresión. Claro que no es moco de pavo. El moco de pavo es lo único que es moco de pavo. Y solo cuando el pavo está resfriado.
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Créditos:
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- Manolo delante de un reloj terrorífico, por Viacheslav Nikolaenko en Shutterstock.
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Yo soy muy dada a los maratones. Mi record en un día han sido 16k, y en una hora casi 4k. Pero creo que se me ha quemado el cerebro (tal vez sea por lo que escribo en los maratones más que por los maratones en sí) y cada vez se me dan peor.
Eso sí: aunque lo he visto, todavía no termino de ver lo de la escritura al dictado. Será porque no me centro del todo en el mojo de la historia hasta que no la leo.
¿Tal vez tendrías que plantearte de otro modo los descansos? Supongo que con esto hay que ir experimentando hasta ver cuál es el ritmo y combinación ideal.
Me has convencido. ¡Voy a hacer un maratón de esos!
Yo creo que son geniales, aunque solo sea por la sensación de orgullo y superación cuando terminas 😛
Pero si tú ya las haces…
¡Pues más! 😉
Nunca lo he intentado, aunque ya es el plan para mañana. 👊 ¡Gracias, me gustan tus artículos!
Creo que lo que puse en el comentario de la anterior —y ahora me doy cuenta de que se ha autoduplicado parte: me entra complejo de virón— sigue siendo válido.
Solo me queda añadir que mi trasero es puro cuero damasquinado debido a mis experiencias con Haciendasomoscasitodos y con mi trabajo: por ese lado, literalmente, sin problemas.
Me quedo con la moraleja del anterior: ¡Escribe y no seas cansino! Lo de la maratón ya la correré algún día.
PS.—Grande, como él solo, el invento del pomodoro.
¡La agenda de J.B. North es lo más razonable que he visto nunca! (para noctámbulos como yo). Normalmente me quedo exhausto después de una hora escribiendo, en parte porque me he acostumbrado a exprimirme en períodos cortos y en parte porque no consigo apagar el editor. Voy a probar a hacer una de estas maratones, ¡a ver si gano fondo!
Yo no soy muy de maratones, siento que se me fríe el cerebro si paso más de dos horas escribiendo (ficción); aunque cuando estoy a punto de terminar el borrador suelo meter un par de sesiones potentes y alguna vez he llegado a las 5000 palabras por pura ansia de verlo terminado. Pero me encanta leer qué hacen los demás y cuáles son sus motivaciones, aunque sea para no estar de acuerdo con la gente, jejeje.
Lo que me ha gustado mucho es lo del dictado de voz. No tengo problemas a la hora de escribir deprisa porque mi amantísima madre me apuntó a un curso de mecanografía a los trece años y nunca, NUNCA, se lo agradeceré bastante, pero últimamente me he dado cuenta de que estar muchas horas frente al ordenador me da terribles dolores de cabeza. Me parece una fantástica solución para los días en los que no puedo ni abrir los ojos tras ocho horas frente a la pantalla.
Por cierto, una pregunta: ¿qué es ruido marrón? Me has dejado de piedra (y no sé por qué, he pensado en caca. Pero no tiene nada que ver, ¿no?).
Jajjaa, yo pensé lo mismo cuando lo oí por primera vez (gracias a un episodio infame de South Park), pero no. Es un tipo de ruido indicado para la relajación: https://lifehacker.com/how-white-pink-and-brown-noise-help-you-sleep-and-foc-1784331890
Sobre lo de los dolores de cabeza, a mí me pasaba lo mismo hasta que me di cuenta de que llevaba años sin graduarme la vista. Fui a comprarme unas gafas nuevas y resultó que había desarrollado astigmatismo (antes solo tenía un poquito de miopía), probablemente por forzar la vista frente a la pantalla y cuando dibujaba. Ahora también uso filtro de luz azul en las gafas y eso también ayuda bastante. Más o menos por la misma época fue cuando descubrí mis problemas con el gluten, que también me daba migrañas a cascoporro.
Ya solo tengo migrañas cuando a) me toca ponerme muy mujer y b) se avecina una tormenta (debe de tener algo que ver con los cambios en la presión atmosférica). Mi vida ha mejorado de forma considerable y además sirvo como servicio de predicción meteorológica xD
«Pues no edites en tu cabeza». Esto me ha parecido la clave.
Si aprendes a escribir del tirón, sin pararte a pensar cada frase ni ir corrigiendo lo que no te suena bien, creo que es relativamente fácil sacar miles de palabras del tirón… es decir, lo difícil es coger la marcha de no ir dejando cada frase bien hecha.
En cuanto a lo de dictar, en realidad eso ya no es escribir. Es imposible que el cerebro responda de la misma manera.
Me ha encantado el artículo. Lo agradezco infinitamente, Gabriella.
Recuerdo cuando hice mi primera maratón (en realidad, sólo he hecho dos en mi vida). Fue en abril de 2016, y ¡escribiendo de pie! Fueron aproximadamente 8.000 palabras. Lo gracioso es que no planeaba escribir tanto. Ese día tenía mi plan habitual: «hoy son 2.000 palabras» pero superé ese número y dije: «otras cien», y después «otras cien». Al cabo de… ¿3-4 horas? Tenía las piernas como jalea, el cuerpo totalmente sudado, y un dolor de cabeza infernal. Cuando salí del trance, no podía creerlo.
Ese método de Scott Baker está interesantísimo.
Me encantaría sumarme al Patreon, pero vivo en Venezuela y aquí los euros y los dólares son como oro y diamantes.
¡8000 palabras de pie! Eso es tremendo, Fabrizzio 😀
Sobre lo de leer o no mientras escribes, yo personalmente necesito leer siempre cosas relacionadas con lo que estoy escribiendo para mantener el chip (tengo un cerebro muy promiscuo y salta de idea a idea cada dos segundos y como me descuide me saca una idea para una trilogía cyberpunk mientras escribo un relato paranormal victoriano)
Me pregunto como haria para dictar mi texto. No se si tendria el mismo resultado, a nivel linguistico. Un concepto interesante, aunque en mi caso el pobre Dragon se volveria loco probablemente porque entre cada tres palabras habria un crio chillando o un ‘mummy’ por ahi. El manuscrito resultaria interesante, eso si, XD XD XD