¿Vosotros también os encogéis un poco cuando leéis artículos o libros que prometen un plan infalible para alcanzar el éxito?

Sabemos que lo que funciona para uno no funciona para todos.

Que aquellos que escriben planes infalibles para alcanzar el éxito están haciendo dinero vendiendo planes infalibles para alcanzar el éxito, que ese es su plan infalible para alcanzar el éxito.

Que no podemos fiarnos de todo lo que reluce, que casi todo lo que parece demasiado bueno para ser verdad es mentira.

Excepto esto. Esto es verdad.

Resuenan en tu cabeza las palabras de otros que te dicen qué tienes que hacer. Y te repantigas en el sofá a ver los resultados de esos otros, ver si esas palabras tienen sentido. Algunas las tienen, pero muchas son espejismo, humo y, con frecuencia, ignorancia.

Mi cabeza es un torbellino constante de duda y confusión. ¿Vuestras cabecicas también?

No tengo la respuesta a nada, ni un proceso infalible para alcanzar el éxito, pero tal vez sí pueda ofrecer un pequeño mapa que suele conducir, si no al éxito (o lo que sea que signifique eso) a la consecución de los objetivos más comunes del escritor.

La pareja que siempre quisiste tener

Hace tiempo tuve una amiga que siempre se quejaba de que todos los hombres con los que se liaba le salían rana. Ella quería conseguir a un tipo apuesto, guapetón y fornido, alguien de quien pudiera presumir por la calle. Cuando lo conseguía, ese tipo resultaba ser un elemento de cuidado.

También tuve un amigo que decía que quería una mujer con sus mismos gustos, con quien poder tener una relación divertida, interesante y equilibrada. Pero luego siempre acababa con chicas cargadas de problemas, intolerantes y egoístas, con quienes no tenía nada de lo que hablar. Eran guapas. eso sí.

Estos dos ejemplos no son para ilustrar que el mundo está lleno de gente superficial y vanidosa. No tiene nada de malo buscar a una persona muy atractiva, si eso es lo que quieres, si esa es tu prioridad.

Tampoco tiene nada de malo buscar un éxito comercial, económico, si eso es lo que quieres y si esa es tu prioridad. Bueno, tal vez sí tenga algo de malo. Podríamos hablar largo y tendido de cómo afecta a la producción en cadena de ruido cultural, pero mejor eso lo dejamos para otro día.

El problema aparece cuando tu propia identidad no se corresponde con aquello que buscas. Y esto ocurre tanto en el amor como en la escritura.

Hay una historia que me encanta, de Darren Hardy, que escribió a lo largo de los años una lista de los atributos de su mujer ideal. Hardy apuntó hasta el color del cabello de esa mujer. Era una lista muy larga, muy muy exigente. Y entonces Hardy vio la lista y se dio cuenta de algo esencial: ¿por qué iba una mujer así a fijarse en un hombre como él?

Decidió hacer una lista de todo lo que él mismo tendría que ser para gustarle a esa chica etérea. Luego apuntó lo que tendría que hacer para convertirse en esa persona. Puso en ello todo su empeño. Y conoció a una mujer exactamente como la de aquella lista y se enamoraron y se casaron y chimpún.

Esta no es una historia sobre lo feo que está querer una persona perfecta, ni es una metáfora sobre lo ridículo que es quererlo todo: escribir libros de alta calidad y superventas. Es una historia sobre coherencia.

Mi amiga quería a los chicos más guapos sin preocuparse ella misma por su aspecto, y esperaba bondad y sensibilidad en personas a las que seleccionaba solo por criterios físicos. Mi amigo decía querer chicas inteligentes, sin preocuparse por refinar él mismo sus capacidades intelectuales y moverse en círculos que le proporcionaran a ese tipo de persona: al final se dejaba guiar por criterios facilones e impulsivos, con resultados lógicos.

Si quiero libros de alta calidad y superventas, si lo quiero todo, tengo que convertirme en el tipo de personas que produce libros de alta calidad y superventas. Tengo que convertirme en ese unicornio imposible.

mapa del escritorCuidado si esto te lo propone una pareja: es posible que no estén hablando de tus libros.

El unicornio no es imposible, solo improbable. A fin de cuentas, solo hay que mirar de soslayo (y algún vinico encima) a algún rinoceronte especialmente atractivo. Pero ese caballito de melena grácil y colorida te va a exigir algunos cambios.

¿Qué cambios necesito, necesitamos?

Ahí van mis propuestas (y me encantaría leer las vuestras, también, en los comentarios).

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1. Asumir que esfuerzo no es equivalente a dinero

Puedes esforzarte todo lo que quieras: no recibirás una remuneración acorde a dicho esfuerzo. Si este no se encamina hacia una dirección que plazca al mercado, estás perdiendo tu tiempo, por lo menos a nivel económico.

Imagínate que, una vez más, acabas de lamentarte en alguna red social por lo poco que has ganado escribiendo tu último libro. Analicemos este hecho:

  1. Quieres recibir dinero por tus libros.
  2. Esta es una transacción comercial: tú vendes un libro y alguien te lo compra. No es una transacción de servicios ni estás ofreciendo un valor esencial a tu comunidad (es decir, algo que adquieren para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, seguridad y, por supuesto, wi-fi).
  3. Esto implica que aceptas la naturaleza mercantil del hecho. Aceptas también la naturaleza secundaria de tu producto (no es comida, bebida ni wi-fi).
  4. Implica que aceptas que, como producto de ocio, debe competir con otros productos de ocio de consumo más atractivo (por ejemplo: Netflix, Overwatch o Instagram).
  5. Te enfadas porque tu libro no es lo bastante sexi para suficientes lectores como para conseguir unas compras que hagan rentable tu trabajo.
  6. Te enfadas porque tu libro no responde a los gustos del propio mercado. Ofreces una manzana podrida o azul o cuadrada al consumidor habitual de manzanas, ¡y te enfadas porque no te la compran!

Veo este proceso ilógico a diario, una y otra vez: autores que se enfadan con el mundo y no mueven un solo dedo por cambiarlo. Tu público no va a comprar manzanas azules solo porque tú se lo digas.

Por supuesto que la industria tradicional es una máquina que engulle autores y los escupe hecho pedacitos. Pero nadie te pone una pistola en la sien para que a) escribas y b) escribas para una editorial tradicional.

El mercado está cambiando, por suerte. Dicen por ahí que, históricamente hablando, es el mejor momento para ser escritor. No sé si es el mejor, pero desde luego es el más interesante.

Algunas cosas básicas, no obstante, no cambian. El mercado sigue respondiendo a la necesidad y a la conformación de sus usuarios.

La dura realidad de lo que vendemos

¿Por qué vendo más 70 trucos para sacarle brillo a tu novela que Lectores aéreos? Porque hay más escritores que odian corregir que personas a las que les atraen los cuentos de fantasía oscura.

Yo puedo lloriquear todo lo que quiera al respecto, pero este es un hecho sobre el que tengo escaso control. Puedo modificar algunos aspectos de mi comportamiento y marca. Puedo crear una plataforma y una imagen enfocada exclusivamente al nicho de fantasía oscura. Y pedirle a algún científico loco que me clone, para así poder con todo. Pero aun así, el mercado seguirá dando prioridad a lo que necesita sobre aquello que meramente lo entretiene o que satisface algún requisito estético.

Tal vez ese sea nuestro problema: queremos controlar algo que no depende de nosotros. Escribimos lo que queremos y esperamos que mágicamente aparezcan lectores cargados de billetes para complacernos.

No abogo por vendernos, por dejar de trabajar en aquello que es hermoso e importante para nosotros, solo por hacer dinero.

Pero sí abogo por ser prácticos y asumir que un libro de cuentos de fantasía oscura venderá menos que una novela de romántica o histórica… o que un libro destinado a resolver un problema común. Podemos emitir juicios de valor al respecto (¡o incluso morales!), pero eso no cambiará nada.

mapa de escritorEl mercado aguarda, impaciente, que salga un libro sobre cómo encontrar calcetines desaparecidos. No sé a qué estáis esperando.

Te pido que te hagas las siguientes preguntas:

  • ¿Quieres conseguir ventas o escribes por el mero placer de hacerlo?
  • Si quieres vender, ¿escribes para un género o sector con demanda? ¿Escribes de un modo que es atractivo para una mayoría de lectores?

Si la respuesta a lo segundo es no: da igual, eso es igualmente válido. Pero deberás aceptar que no obtendrás el tipo de éxito que obtendrá otro tipo de escritor, si tu medida del éxito está en el terreno del dinero o de la fama.

2. Encontrar tu público

Puedes compartir tu libro de poesía todas las veces que quieras en un grupo gigante de lectura en Facebook: si está repleto de lectores de suspense que se dedican mayormente a compartir enlaces a páginas pirata, no vas a conseguir gran cosa.

¿Dónde están tus lectores? ¿Quiénes son, qué edades tienen? Esto es difícil, lo sé, pero pongamos un ejemplo más o menos sencillo: la fantasía juvenil. Busca a otros autores de éxito en fantasía juvenil y mira su estela: analiza en qué redes están y quiénes los siguen; lee sus blogs, investiga en qué editoriales publican. Puedes hasta examinar qué pasos han dado para llegar hasta dónde están. ¿Son pasos que te ves dando? ¿Qué tienes que cambiar de ti mismo/a para darlos?

Si escribes en distintos géneros y para públicos híbridos (como es mi caso), todo es más complicado. Un día estás hablando de niños y dragones en un colegio, rodeado de chavalillos ruidosos de once años; al día siguiente estás hablando de la relación entre el sexo y la violencia en una mesa redonda sobre relatos weird. Es, cuanto menos, confuso.

Ese es el sacrificio de quienes amamos experimentar con diferentes estilos literarios: la confusión. Ay, la confusión. Centrarse es mucho más productivo y creo que David Olier lo explica aquí muy bien. Especializarse es necesario.

mapa del escritorPor ejemplo, si lo tuyo es el cosplay de alienígenas flamígeros que se reproducen mediante trenzas de pelo gigante con frases en la cabeza y utilizan argollas metálicas sobredimensionadas que les cuelgan de las orejas para atrapar a sus presas-amantes, ¿quién soy yo para juzgarte?

Si no quieres especializarte, si no quieres limitarte a un solo público y un solo género o sector, elige por lo menos uno de ellos al que dedicar tu atención prioritaria. Yo elegí esto, este blog, porque me permite tratar temas que responden a mi propia lucha como escritora. Son apasionantes para mí. Elige siempre aquello que te apasiona, porque de lo contrario lo abandonarás en cuanto todo se ponga difícil. Y se pondrá difícil. No sabes cuánto.

mapa del escritorDía habitual del bloguero-escritor medio. 

O a lo mejor es una foto de alguien con poderes mentales, no había muchos datos en el banco de imágenes de personas atribuladas y no estoy del todo segura.

No cometas el error de pensar que por abarcar más campos tendrás más posibilidades. Ocurre exactamente lo contrario. Si escribes romántica y quieres empezar un blog como parte de tu estrategia de contenidos, no lo hagas sobre tu vida, ni sobre la vida de tu vecina ni sobre los milagros de la astronomía. A no ser, claro, que tu vida o la de tu vecina parezca el argumento de una novela romántica de éxito o si tu romántica se desarrolla en escenarios ci-fi. Tiene que estar vinculado a la romántica y pensado para interesar a lectores de romántica.

Toca de nuevo hacerse esas preguntas tan duras:

  • ¿Para quién estás escribiendo?
  • ¿Estás llegando a esas personas?
  • ¿Qué maneras tienes de crear contenidos que interesen a esos lectores potenciales, para llamar su atención?

3. Elegir el camino

Hemos comenzado a dibujar nuestro mapa, pero nos encontramos con una encrucijada determinante. Podemos elegir uno de dos senderos. Sabemos que hay meandros y senderillos intermedios, pero iremos pisando hierba y bregando con árboles, y los resultados, indecisos, no serán muy llamativos.

Estas son nuestras dos opciones:

  1. El camino del escritor introvertido
  2. El camino del escritor extrovertido

Debe de ser una decisión trampa, ¿verdad? ¡Todos sabemos que el 90% de los escritores son introvertidos! ¡No podemos cambiar nuestra naturaleza!

Pero la decisión, en realidad, es otra. ¿Prefieres dedicarte por completo a tu trabajo de escritura o consideras que necesitas tener un reconocimiento público, una presencia, para que otros lean tus libros?

Cada vez es más frecuente leer aquello de que el escritor 2.0 tiene que estar presente en todas partes, darse a conocer, hacer marketing. Y esto es cierto casi siempre, sobre todo si eliges el camino de la autopublicación.

Pero eso no quita que exista un tipo de autor que cree solo en su obra y se dedica solo a ella. Este autor elige el camino tradicional de mandar manuscritos a editoriales y rezar por conseguir una oferta. Este autor deberá asumir que sus ventas y lecturas dependerán del poder promocional y distribuidor de su editor.

Estos autores existen. Muy pocos viven de sus libros, evidentemente, ya que un éxito puntual no garantiza otro, los anticipos son cada vez más bajos y los porcentajes de regalías dan mucha risa. Pero muchos están satisfechos con esto (y alguno da en el clavo, produce una obra que encaja en su mercado, vende a mansalva y todo son risas y parabienes). Muchos son autores excelentes, ya que dedican su tiempo a mejorar sus habilidades en vez de a compartir spam por Twitter.

mapa de escritorPepe no ha terminado todavía su primer libro, pero en Twitter ya lo han bloqueado 30651 personas

El autor extrovertido no tiene esas limitaciones de mercado, ya que puede controlar su propia plataforma y enfocar sus obras a sectores con demanda. Por desgracia, la cantidad de tiempo que debe dedicar a esto limita el tiempo dedicado a mejorar su arte, con los resultados nefastos que todos hemos visto ya en Amazon y similares.

Puedes combinar publicación tradicional con autopublicación. Pero debes decidir si vas a crear una estrategia de promoción personal o no, porque simplemente hacer un par de presentaciones de libros y tener una cuenta en Instagram con 100 seguidores no va a serte de ninguna ayuda.

Es decir: acabarás tomando alguno de esos dos caminos. Ninguno es perfecto, pero creo que es conveniente tomar esa decisión lo antes posible.

La pregunta, aquí, es cuál de esos caminos encaja contigo. O, mejor aún, ¿qué cambiarás de ti mismo para encajar en uno de ellos?

la comodidad de ser nosotros mismos

Creo que «sé tú mismo» no es un consejo tan bueno como nos quieren hacer creer. Para contar chistes absurdos sobre unicornios y mantícoras puede tener su utilidad, pero como refugio para evitar aquello que nos da miedo o pereza es realmente nefasto.

Yo soy introvertida. También soy bastante tímida. Nada me gusta más que quedarme en casa trabajando sin que nadie me moleste. Cuando se lo digo a gente que me ha visto en mil conferencias, talleres, fiestas de disfraces y demás, se ríen y agitan la mano (siempre consiguen echarme algo de sidra encima, los cabrones) y me llaman mentirosa.

No traiciono a mi ser más íntimo cuando hablo en público, cuando doy un curso o cuando charlo con alguien a quien admiro, respeto y que me da un poco-mucho de miedo. Simplemente aprendo a dosificar mi energía social. Aprendo a enfrentarme a las cosas que me dan un poco-mucho de miedo. Como me da pánico hacer el idiota en vídeo, grabo un vídeo haciendo el idiota (si os preguntáis qué vídeo, lo habéis visto al principio de este artículo). Como me da pánico que alguien ataque a mi trabajo, a mis hijos-libros, pido expresamente a los lectores que reseñen mis obras.

Busca tu pánico y pregúntate qué está evitando que consigas. La gran mayoría del pánico es lógico y razonable y hay que hacerle caso. Pero no siempre.

Hablemos de cambio, again.

4. Desarrollar hábitos para los días de lluvia

No hablo desde la facilidad y la motivación eterna de quien escribe bailoteando con pájaros a lo Disney. Si tienes la picazón irresistible que te impulsa a buscar una vida extraordinaria, eso no se traduce siempre en la energía y la motivación que aparece en las películas.

¿Alguna vez os habéis visto en una situación imposible, irremediable? La necesidad, el agotamiento, la depresión, la ansiedad o el dolor crónico pueden borrar nuestros esfuerzos de un plumazo. No son meras excusas. Sé muy bien lo que es trabajar en algunas de estas situaciones. Puedes buscar maneras de superar ese muro, por imposible que parezca.

Se habla de que para triunfar en la escritura tienes que encontrar tu porqué. Eso es importante, lo es, pero os aseguro que un porqué no vale de nada cuando estás atrapado en un brote depresivo. Lo que te hace escribir cuando sufres de depresión, ansiedad o cualquier otra dolencia que te incapacite para una vida normal es la costumbre, obsesivamente implementada, de escribir todos los días. Si tu rutina incluye escribir a primera hora de la mañana, con que seas capaz de salir de la cama (algo en apariencia simple, aunque muchos sabemos que no lo es tanto), eres capaz de hacer lo siguiente, lo más importante para ti: trabajar en tu escritura.

He escrito mucho en este blog sobre cómo formar hábitos duraderos, porque para mí fueron la llave para escalar esos muros que parecían inquebrantables. Espero que para ti también funcione. Tal vez el artículo que resume mejor la implementación de un hábito básico, el de la escritura, está aquí.

5. Cambiar radicalmente tu enfoque*

Este paso es crucial y a la vez muy, muy complicado.

Como ya sabéis, recibo emails. ¡No en todos me piden cosas! También me escribe mucha gente que me cuenta sus dificultades, sus sueños y esperanzas. Es una gran responsabilidad y medito mucho mis palabras cuando respondo. Con tantos emails empiezo a reconocer ciertos patrones. A veces, con leer solo un par de frases del email ya tengo cierta sospecha sobre si esa persona llegará a algo en la escritura o no. ¿Cómo lo sé?

Se trata de la mentalidad. Más que nada, se trata del enfoque.

Hoy en día (y cada vez más), todo está enfocado a la distracción y al entretenimiento. Cuando terminas un capítulo en Netflix, pasa automáticamente al siguiente. Facebook favorece el alcance de publicaciones que te mantengan dentro de Facebook, que no te hagan pinchar en elementos externos: alimenta la sensación de recompensa en nuestro cerebro mediante notificaciones (y nuestra bandeja de correo hace algo similar), crea la misma adicción que cualquier droga. Se nos eliminan las decisiones, se alejan las posibilidades de concentrarnos y enfocar nuestra atención en una sola tarea más o menos difícil.

mapa de escritorCocinar se vuelve imposible en esta nueva época de deshumanización alienante y tostadoras con HBO por Bluetooth.

En esta economía delirante de la atención, en este tiempo de contenidos rápidos e imitativos, encontramos pocas personas con una mentalidad real de aprendizaje y reflexión.

Escribir no es solo ponerse delante del papel o la pantalla y soltar palabras. Es un compromiso diario de aprender técnicas, estrategias, ejemplos, para hacerlo mejor. Es un compromiso de estudio periódico para encontrar el modo de poner lo mejor de ti delante de tu público. Sin excusas, sin aquello de «no tengo tiempo para escribir, pero tengo tiempo para responder a este idiota en Twitter». Me temo, sí, que eso además implica gastar dinero en productos y servicios que puedan ayudarte en tu camino (¡increíble, pero cierto!). Si no dispones de ese dinero, más te vale encontrar contenidos gratuitos excelentes.

Si tu enfoque está en crear y en aprender en vez de en consumir y distraerte (y todos sabemos lo doloroso que eso resulta, con lo fácil que es agarrar un bol de palomitas y tirarse en el sofá a ver la tele), te convertirás en el tipo de persona que construya algo que merece la pena.

Con ese cambio de enfoque llega otra modificación importante. Empiezas a ser consciente de que tu éxito o fracaso está solo en tus manos. No se debe a terribles factores externos que se niegan a darte la recompensa que mereces. Dejarás de resentirte con el mundo (aunque nunca del todo) y recolocarás todo en el mapa para responsabilizarte de cada paso que das y que has dado.

Esto, a su vez, te obligará a desarrollar prioridades que otros no entenderán (y eso puede traer quebraderos serios de cabeza).

Cambiarás. Sin cambio, es difícil aprender y evolucionar. El progreso es imposible.

Cambiarás. Construirás algo digno de tu cambio, digno de ti. Digno de ser leído.

Tal vez, algo digno de ser recordado.


*La idea de cómo un cambio de enfoque de distracción a aprendizaje nos condiciona me vino gracias a un artículo de Anthony Moore, quien casualmente también cita la historia de la mujer perfecta de Darren Hardy, que yo ya había leído antes en otra web. Si leéis en inglés, echad un vistazo a su post en Medium, donde desarrolla todo este tema.


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