Cuando creías que ya lo habías visto todo, Gabriella empieza a hacer vídeo.

No entraré en los porqués, ni los dóndes ni cuándos ni cómos. Para eso está esta introducción en mi nuevo canal de Youtube, donde explico, por ejemplo, por qué ahora tengo un canal de Youtube.

No es solo por vosotras, mis queridas personas jóvenes, que ya no queréis leer textos (léase con voz de abuela sexi). Es porque tengo el problema de que me cuesta ceñirme a una sola área cuando hablo de ideas que me apasionan, así que el canal servirá para salir de lo estrictamente literario y escritoril.

También es porque ya tengo 41 años y miedo a acomodarme, a ceñirme solo a las habilidades que llevo desarrollando los últimos… erm… 41 años. Y hay dos cosas que me dan mucho miedo: los globos[1] y salir en vídeo. Y los payasos. Hay tres cosas que me dan mucho miedo: los globos y salir en vídeo y los payasos. Y montar en bici. Hay cuatro cosas que me dan mucho…

Pero eso: este 2023 toca salir de la infame zona de confort a lo bestia. Lo bueno es que será hablando de uno de esos temas que me llaman la atención y sobre los que puedo hablar durante horas (tranquis, el vídeo no llega ni a veinte minutos): EL CONFLICTO NARRATIVO.

¿Por qué en mayúsculas?

Porque el conflicto narrativo lo es (casi) todo si quieres contar una historia (por lo menos en el mundo occidental: verás más sobre eso al final de este post). Hay un recurso muy útil a la hora de desarrollar un conflicto narrativo que enganche, y ese recurso es el de las tres muertes del personaje.

Si quieres saber cuáles son esas tres muertes, por qué ayudan y en qué situaciones se pueden usar, para eso tienes el vídeo. Ve a verlo, dale likes y suscríbete y dale a la campanita y todas esas cosas que ayudan a que Youtube enseñe el vídeo a más gente y tengas más competencia en tu escritura y todos podamos disfrutar de mis primeros intentos de hacer vídeo:

Algunas anotaciones más

Algunas aclaraciones que no menciono en el vídeo y que creo que pueden ser de utilidad:

  • Aunque el conflicto narrativo es crucial en casi todas las historias, cada vez son más frecuentes formas de evasión donde se intenta eliminar esta tensión (o hacerla menos elevada) para ofrecer una experiencia esperanzada y/o relajante. Ahí tenemos el feelgood (que suele asociarse a la romántica, pero que también podemos ver en otros géneros); el llamado cozy mystery (misterios donde el lector se siente cómodo, a gusto); los cuentitos narrados para ayudar a la gente a dormir; algunas obras de hopepunk o la ci-fi optimista de gente como Becky Chambers. No es que no haya conflicto en estas obras, pero es el justo para crear relaciones entre los personajes, que haga avanzar la trama, y no produce una gran tensión en el consumidor.
  • Es importante añadir que, como todo, tampoco debe abusarse del conflicto o crearemos una sensación de cansancio y desapego en el lector. En obras de mucha acción y conflicto, es muy común utilizar respiros narrativos (lo que Miyazaki llama el ma): momentos de tranquilidad que permiten al espectador/lector coger aire antes de lanzarlo a la siguiente batalla, sea esta literal o metafórica. Si no se usan estos recursos que permiten que el conflicto suba y baje (si el conflicto está siempre arriba) corremos el riesgo de entrar en lo que me gusta llamar «síndrome Prison Break«. En esa serie, la tensión y la intriga se mantenían de forma constante, sin dar «alivio» a los espectadores, con cliffhangers perpetuos, por lo que los espectadores acababan aburriéndose, desconfiaban de la capacidad de la serie de dar alivio a esa tensión e intriga, y acababan abandonando la serie. No puedes tener a tu lector siempre con el petting: si no le das orgasmo nunca, llegará el momento en que se busque a otra persona para proporcionarle placer.
  • Hay que tener en cuenta también que cuando hablo de estructuras tradicionales y de conflicto, la perspectiva es sobre todo occidental. En otras culturas podemos encontrar que predominan otras estructuras y relaciones diferentes con el conflicto, que crean tensión de modos muy distintos. Recomiendo MUCHO este artículo de Víctor Sellés sobre este tema. Si os gustan el vídeo y estas notas, ese texto es un complemento perfecto.

Notas a las notas:

[1] Esto existe, no es de coña. Se llama ligirofobia y básicamente es miedo a que suene un ruido fuerte que escapa de tu control. Se manifiesta sobre todo en miedo a globos, petardos y similares, aunque en algunos casos acaba vinculándose al miedo a los payasos, por razones evidentes (tienden a estar en los mismos sitios). Suele iniciarse en la infancia por alguna experiencia muy negativa con este tipo de ruidos. No sé a qué fiesta de cumpleaños infernal me llevaron mis padres de pequeña.

Créditos y otras cosas importantes:

  • Todas las imágenes se utilizan con la licencia de Canva Pro. Utilizo esta versión de pago de Canva, soy afiliada y la recomiendo muchísimo.
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