«No hay reglas en la escritura» es una de esas frases paradoja que amenazan con desestabilizar el continuo espaciotemporal.

«No hay reglas en la escritura» es la sentencia de Shrödinger, porque es cierta y falsa a la vez.

Es falsa, porque por supuesto que hay reglas en la escritura. Si no seguimos ciertos consensos, la comunicación efectiva es imposible. Si yo decido que el orden natural de la oración no sirve de nada, frases escribiré complicadas y empero comprenderme difícil a lo borracho Yoda me tendréis.

escribir por capas
En -mente tus amigos adverbios no son. Gerundios los sobran veces muchas. Innecesario barroquismo evitar conviene. Cerveza otra ahora me pedirás.

Pero a la vez es cierta y verdadera esa sentencia, porque algunas de las mejores obras literarias se han creado lanzando las reglas y las normativas y lo preconcebido por la ventana. Porque muchas reglas no son realmente reglas básicas de comunicación, sino acuerdos sociales y culturales que tal vez no son tan necesarios como creíamos.

La solución a esta paradoja terrible ya la conoceréis: puedes romper las reglas, pero para que eso funcione y consigas comunicarte con tu lector, debes entender muy bien por qué estaban esas reglas para empezar. Ese es un fallo muy común en autores que empiezan: quieren ser revolucionarios sin entender del todo contra qué se rebelan.

¿Por qué tanto rollo sobre reglas, Gabriella?

Hablo de reglas en la escritura porque algunas son más o menos fijas, como las reglas de ortografía o de gramática, pero otras son meros inventos que alguien se sacó del trasero para poder escribir otro artículo en un blog de escritura.

Hoy quiero hablar de escribir por capas. No es una regla, nadie tiene por qué escribir así. Es solo un recurso, una herramienta más en nuestro arsenal amplio de escritura, como el método de las 30 escenas o del copo de nieve, con quienes tiene mucho en común, de hecho.

escribir por capas
O el método del cuádruple trampolín con bucle inverso, glosas en pavo real y verbos de la voz media, pero ese es secretísimo y tienes que ser escritor de nivel 40 para desbloquearlo

Lo mejor de la escritura por capas es que sirve para un montón de cosas. Yo voy a hablar de las tres que considero mejores y tú ya eliges lo que más te interese (o regresas a tareas más útiles e interesantes, como Netflix o la cría de cabras o las rayas de polvo de oro que te estabas haciendo sobre el pecho desnudo de una groupie fervorosa[1]):

  1. La escritura por capas sirve para escribir artículos
  2. También sirve para escribir a cuatro manos
  3. Y escribir por capas es genial si escribes de más o de menos

Escribir por capas para crear artículos atractivos

Esto lo encontré en un email de la lista de correo de Jon Acuff (si habláis inglés os la recomiendo mucho, tiene una lista para escritores que está muy bien). Acuff tiene un blog popular dedicado a emprendedores y ha publicado un número nada desdeñable de artículos. Con el tiempo se ha dado cuenta de cuáles son sus limitaciones y defectos, una sabiduría que todos los escritores deberíamos emular.

Para lidiar con dichos defectos y sacar el máximo partido a sus textos, desarrolló una escritura por capas muy peculiar, que sigue el siguiente orden:

  1. Concepto
  2. Sé positivo
  3. Humor
  4. Acción
  5. Palabras

Veamos cómo funciona esa lista tan curiosa.

El proceso de escribir por capas para Jon Acuff

Primero, Acuff crea el concepto, un borrador muy básico de lo que quiere contar. Como sabe que tiende a ser algo negativo cuando escribe y eso no es algo atractivo ni útil para el tipo de mensaje y público que busca[2], trabaja sobre su borrador eliminando comentarios cínicos o sarcásticos e intentando dar una perspectiva más positiva y optimista a su texto. Luego añade una buena dosis de humor.

escribir por capas
Esta parte en la que describo en gran detalle cómo maté a mi suegra y ofrecí su corazón fresco a una divinidad primigenia mejor la quito, que no la veo para mi público objetivo

Todo buen blog debería tener ideas que no son solo eso, ideas, sino cuestiones que puedan ser prácticas, aplicables, así que Acuff luego añade una capa de «acción», en la que se asegura que su texto contiene propuestas factibles, que puedan ser llevadas a cabo. Apunto que esto de la acción es lo que hace que un artículo pase de «uno más en la pila de Feedly o Instapaper» a «algo que realmente sirve de algo».

Finalmente, Acuff se centra en las palabras. ¿Está usando las palabras adecuadas para transmitir su mensaje? ¿Son las palabras óptimas para cada frase? Es aquí donde su artículo obtiene su pulido final.

Escribir por capas en tus artículos funciona

Mi proceso es similar al de Acuff. Comienzo con un borrador rápido, luego reescribo y reduzco (sí, por increíble que parezca, mis borradores son más largos que mis artículos publicados). Tiendo a eliminar partes que consisten en lamentos variados, quejas y narraciones de cosas horriblemente personales (de nuevo, mientras me lamento), porque soy consciente de que mis berrinches no aportan nada a mi público (ni a mí, de hecho).

Y sí, luego añado humor. Estos chistes horribles no salen solos. De hecho, creo que tardo más en encontrar las imágenes y comentarios adecuados para mis pies de imagen que en escribir los artículos en sí.

escribir por capas
Yo, intentando encajar un chiste. Nueve de cada diez veces todo acaba desparramado por el suelo, ahogado en el charco profundo de mis lágrimas de frustración y desaliento.

También es importante para mí que el artículo sea práctico. Y luego llega el repaso final.

Este proceso no tiene por qué ser el tuyo, porque a lo mejor buscas otro tono o tu objetivo es otro. Si tienes un blog de teorización filosófica (suerte con eso), a lo mejor la parte de acción no te funciona. O si tienes un blog muy técnico o científico, te puedes saltar lo del humor, o sustituirlo por credibilidad, profesionalidad, impacto, drama… lo que mejor pegue con tus objetivos y tu público.

La idea es que tú eliges los principios de cada capa, pero funcionan como lista de verificación para tus textos y te otorgan una coherencia, un estilo propio y reconocible.

Pero esto se refiere sobre todo a no ficción. ¿Qué ocurre con la ficción?

El uso de las capas para escribir a cuatro manos

Todo esto que hacemos algunos locos de escribir cosas a medias parece despertar la curiosidad de los lectores. Sin duda es la pregunta que más nos hacen a José Antonio y a mí: ¿cómo es escribir a cuatro manos?

Esta no es una pregunta fácil de responder, porque se trata de un proceso que ha ido cambiando a lo largo del tiempo, que ha pasado por varias fases y por una optimización constante (puedes ver parte de ese proceso aquí, aunque ese artículo es de hace unos años y no está actualizado con nuestra actividad más reciente). El sistema que hemos usado en nuestros últimos trabajos es el que mejor nos ha funcionado, y consiste en, precisamente, escribir por capas. Me consta, además, que no somos los únicos que lo usamos: Fer Alcalá y Geo Costa, por ejemplo, nos contaron que utilizaron un proceso similar para su trilogía La segunda revolución.

Ojo: este sistema solo funciona si escribes con otra persona creando una sola voz para todo el texto. Si cada autor escribe una parte o desde una perspectiva diferente (como hacen, por ejemplo, Iria G. Parente y Selene M. Pascual), esto no tiene mucho sentido. Hay muchas formas de escribir a cuatro manos; el objetivo de este proceso concreto por capas es crear un estilo único, donde no sea posible distinguir la escritura de cada uno de los partícipes.

Cómo funciona

El proceso es sencillo, ¡pero laborioso!

  1. Tenemos dos escritores, A y B.
  2. Partimos de que A y B ya tienen claro su plan, la estructura o esquema del libro que van a escribir.
  3. A y B hablan de qué va a pasar en su primer capítulo.
  4. A escribe una sinopsis corta de dicho capítulo. Es recomendable que incluya además datos relevantes del entorno: el tiempo que hace, la fecha/hora, nombres y aspecto físico de personajes, etc. Esto ayuda a situar la escena y a mantener la coherencia.
  5. B crea un borrador del capítulo basado en esa sinopsis. B marca en amarillo (o en el color que le dé la gana) las cosas que NO quiere que A cambie sin consultar. Eso último es… ejem… importante.
  6. A reescribe sobre ese borrador, cambia frases, mete detalles, modifica incoherencias, etc. Marca a su vez en algún otro color lo que no quiere que B cambie.
  7. B da un último pulido al texto.
  8. Si A no está plenamente conforme con el resultado, le da otro pulido más.
  9. Ad infinitum.

En teoría, el texto estaría listo en cuatro capas. En teoría… porque nosotros a veces hacíamos ocho o diez, pero eso es porque somos nosotros. Realmente puedes seguir dando vueltas al texto hasta que lo odies con todas tus fuerzas.

El proceso puede seguir siempre el mismo orden (la sinopsis la escribe siempre A) o podéis turnaros (en el primer capítulo la sinopsis la escribe A; en el segundo la escribe B; en el tercero, A; etc.).

El proceso puede ser lento, pero lo bueno es que generalmente el texto queda tan acabado que luego solo queda dar una última revisión rápida, arreglar cabos sueltos, etc., antes de tener un manuscrito acabado. Evidentemente, tendréis que decidir a qué altura del proceso mandaréis la obra a vuestros lectores cero.

—Le hemos dado ya 19 capas y media, y creemos que está casi perfecto. ¿Cuál es vuestra opinión experta?
—Opinamos que tienes que matar al protagonista, cambiar el nombre de todos los secundarios y ambientarlo en una playa caribeña del siglo XXXI.
—Oh, vaya.

Hala, ya he contado nuestro secreto más sagrado, que es cómo escribimos. De nada. En otro artículo ya os paso los números PIN de nuestros móviles y cuentas bancarias.

Vamos al tercer sistema de escritura por capas.

Cómo arreglar tu texto cuando escribes de más… o cuando escribes de menos

Uno de los problemas más comunes de los que escriben es que trabajan con la extensión equivocada.

Si eres de esas personas que siempre se pasa del número de palabras permitido en los concursos o si eres de esas personas que parece que nunca llega al mínimo, bienvenido a un conjunto bastante llenito de escritores.

Y es que para decir lo mismo algunos tienden a enrollarse, a escribir de más y otros, como servidora, escribimos de menos.

Sí, ¡yo escribo de menos! Veréis: en un artículo es fácil escribir mucho cuando te apasiona el tema y quieres que quede bien clarito, que no haya lugar para el error. Pero la ficción es distinta: una vez has contado qué ocurre, ¿qué hay de todo lo demás?

Presenté varias soluciones a estos dos problemas en un artículo para la lista de correo (os recuerdo que si queréis recibir emails de este tipo solo tenéis que apuntaros aquí). También hay un artículo muy completo de Diana P. Morales al respecto. Pero creo que podemos encarar todo este tema con el estupendísimo sistema de capas.

Cómo funciona si escribes de más:

  • Primera capa: Escribes tu borrador. Sabes que a tu borrador le sobran muchas palabras, pero no te preocupes ahora por eso. Expláyate todo lo que quieras o más. Quédate a gusto; que no quede ni una palabra por vomitar, vaya a ser que se te enquiste.
  • Segunda capa: Fíjate en tu borrador. ¿Qué frases no aportan nada a la acción? ¿Qué cosas no hacen que tu texto avance? Mete tijera sin clemencia.
  • Tercera capa: Examina cómo funciona tu estilo. ¿Abusas de perífrasis, explicas demasiado cosas que podrían decirse en muchas menos palabras? Busca palabras de relleno. ¿Son necesarios todos esos verbos tan largos? ¿Sirven de algo tantos adjetivos? ¿Y todos esos adverbios en -mente?
  • Cuarta capa: Imagina, como decía Neil Gaiman, que tienes que pagar por cada palabra que escribes. ¿Cómo reducirías el coste a algo más manejable?
  • Quinta capa: Rellena. Sí, parece de locos, pero al recortar te darás cuenta de en qué huecos te faltan cosas. Escribir de más no significa solo escribir de más: muchas veces nos pasamos con lo innecesario y no nos damos cuenta de que no estamos contando lo más importante. ¡Escribir de más a veces es una forma de procrastinación, incluso de pereza! En esta capa, al haber quitado ya todo lo accesorio, encontrarás qué ausencia te está gritando para que el texto cobre pleno sentido.

Ojo: Muchas veces escribir de más se debe a una falta de planificación (tendemos a irnos por las ramas si no sabemos qué queremos escribir). Aunque seas autor de brújula, plantéate planificar un poco más tus textos, aunque solo sea con una breve sinopsis de qué vas a contar al principio de cada sesión de escritura. Luego siempre puedes saltarte esa sinopsis como quieras, pero sirve como guía a la que regresar si empiezas con demasiados meandros y desvíos.

Cómo funciona si escribes de menos:

  • Primera capa: Escribes tu borrador. Sabes que a tu borrador le van a faltar muchas palabras, pero no te preocupes ahora por eso. Puedes ser todo lo sucinto y preciso que quieras. Como si escribes una sinopsis o esquema en vez de un borrador completo: tienes permiso para ser matemáticamente compendioso.
  • Segunda capa: Fíjate en tu borrador. ¿Qué frases puedes añadir para explicar mejor lo que está ocurriendo? Piensa en el entorno y en los cinco sentidos: ¿qué ven, oyen, huelen, tocan tus personajes? ¿Qué están pensando, recordando o sintiendo? Piensa en el mundo que estás creando, ¿hay algún dato que puedas dar sobre este que resulte natural, que no parezca forzado? En lo posible, procura mostrar, no contar (pero a veces hay que contar y se cuenta y no pasa nada).
  • Tercera capa: Si sigues atascado y te falta «relleno», usa el poder de lo aleatorio. Usa listas de palabras aleatorias o imágenes aleatorias y oblígate a insertar estas palabras o detalles en tu texto de algún modo. Esto puede parecer extraño, pero os prometo por la vida de Lechuguita, mi peluche más cascarrabias, que funciona. Palabrita.
  • Cuarta capa: Ahora recorta. Sí, recorta. Porque al meter tanto relleno te habrás pasado o habrás forzado algo, con toda seguridad. Lo curioso es que al recortar te darás cuenta de que recortas bastante del texto original, ese que te parecía que contaba lo más importante. Tu resultado será una combinación estupenda de lo estrictamente necesario con lo agradablemente descriptivo.

Ojo: No siempre es necesario añadir por añadir y aquí entra un poco ese concepto equivocado de qué es «escribir bien». Hay estilos maravillosos muy sencillos en apariencia: añadir florituras y rebuscamientos barrocos no hace que tu texto sea mejor. Añade solo aquello que aporta algo a la narración.

Perdona, Gabriella, ¿me estás diciendo que estas 18 páginas de taxonomía floral del satélite de uno de los planetas de un sistema solar que ni siquiera es el de mis protagonistas NO SON ESTRICTAMENTE NECESARIAS?

En mi experiencia, es más común encontrar escritores que se pasan de palabras: es un problema muy habitual cuando empezamos y nos gustamos mucho escribiendo. Asociamos un exceso descriptivo a buena literatura. Dicho esto, porque tu texto se componga solo de diálogo y cuatro pinceladas descriptivas no quiere decir que seas un genio impresionista. Recordemos que para definir las limitaciones de nuestro estilo es muy fantástico recibir una buena retroalimentación.

La capa definitiva que te saca de atolladeros

He tardado en traeros este artículo porque me pasé tres semanas escribiendo otra cosa. Un post muy largo, tedioso y lleno de información redundante que no sé por qué me empeñaba en desarrollar. Maldito sesgo de pérdida: cuanto más avanzaba con ese desastre, más difícil era abandonar el barco.

Pero si quería salir adelante, debía tirarme por la borda. Mandar a tomar por saco ese artículo estúpido y largo.

A veces escribir de más es una carga. A veces escribir de menos es un problema. Pero las capas ayudan. Porque al final hay una capa muy importante y es la siguiente:

¿Sirve de algo lo que estoy escribiendo, comunica algo importante, relevante o realmente hermoso a mis lectores?

Si la respuesta es no, es hora de matar a tus queridos, al más puro estilo Stephen King, y cargarte cinco mil palabras. O las que hagan falta.

Es muy doloroso, porque esas palabras fueron difíciles. Llevaron tiempo y energía. Pero prometo que no es imposible.

Si yo puedo hacerlo, vosotros también podéis.

Para vosotros, que sois mucho más inteligentes, guapos y espabilados que servidora, esto es pan comido.


Notas:

[1] ¿Qué? ¿Vosotros no tenéis de esto?

[2] Acuff parte de la filosofía de que nuestras redes están tan llenas de negatividad y que esto influye tanto en nuestro ánimo que él quiere darnos algo un poquito más amable. Se dedica, por ejemplo, a mencionar empresas desde su cuenta de Twitter cuando se portan especialmente bien o hacen algo con extrema eficiencia (en vez de las clásicas menciones que usamos todos para cagarnos en los muertos[3] de las empresas que nos tratan mal). En serio, si tenéis un mal día, seguid a este tipo en Twitter.

[3] Nota para mis amigos de allá los mares: cagarnos en los muertos = acordarnos de manera poco educada de todos los miembros ya fallecidos de su familia.

Más información:

Cómo sobrevivir a la escritura
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