¿Alguna vez has instalado alguno de esos programitas para el móvil que analizan cuánto tiempo pasas en cada aplicación? Yo lo hice una vez, pero pronto dejé de hacerle caso. No me gustaba admitir que pasaba horas y horas en redes sociales.

Sí, cada vez hay más estudios que apuntan a que un uso excesivo de nuestro teléfono móvil y derivados tiene consecuencias severas. Más de dos horas en adultos al día no es nada, nada recomendable. Y dos horas parecen mucho, pero cuando usas un programita de esos te das cuenta de que las gastas… y de sobra.

El problema de la infoxicación

Uno de los mayores problemas de este sobrestímulo constante es la sobrecarga de información, también conocida como infodemia o infoxicación. No es solo que nos carguemos nuestra regulación de dopamina, por ejemplo, sino que además acabamos con una parálisis por análisis terrible. Hay taaaanta información ahí fuera que no sabemos con qué quedarnos. Esto crea un bloqueo mental que seguramente os resultará familiar.

Por eso en el vídeo de esta semana hablo de una herramienta que para mí ha sido clave a la hora de tomar notas. Ayuda a separar lo que es importante y válido para mí de la paja:

A esto, como siempre, añado unas cuantas notas: cosas que no me cabían en el vídeo o que han surgido como reflexiones posteriores. ¡Creo que son muy relevantes, echadles un ojo!:

Notas:

  • Una cuestión que creo que es crucial en todo esto es intentar evitar el consumo excesivo de contenidos que no nos dan espacio ni tiempo a reflexionar ni a desarrollar ideas, contenidos que están hechos para enganchar sin más. Sí, hablo de contenidos de consumo muy pasivo e inmediato como los tiktoks, reels de Instagram, shorts de Youtube, etc. No digo que todos sean inútiles o que no aporten valor (hay un trabajazo y talento detrás de muchos de estos vídeos que es alucinante), pero como consumidores no dan tiempo a nuestro cerebro a reaccionar, creándose un ciclo eterno de consumo y recompensa que nos deja agotados (y que además es terrible para nuestra capacidad de atención).
  • Merece la pena apuntar que Richard Feynman tenía un CI de 125 (según él, de cuando lo examinaron en el colegio). Si bien los tests clásicos de CI son bastante malos para medir los diferentes tipos de inteligencia de una persona, llama la atención que de entrada tuviera una cifra que no fuera muy por encima de la media (la «superdotación» tiende a contabilizarse a partir de 130). Esto favorece aún más la noción de que muchos de los que consideramos «genios» son personas altamente creativas que han desarrollado métodos muy efectivos para consumir y relacionar información, no necesariamente personas con un CI altísimo o un talento natural extraordinario.
  • Otro punto genial de la herramienta que explico en el vídeo de las doce preguntas es que favorece a un enfoque disperso. Si tú siempre tienes tu lista a mano y siempre la estás usando como filtro para toda la información que te entra, se crea uno de esos bucles zeigarnik que tanto nos pueden ayudar: tu cerebro se enfrenta a un problema que nunca termina de resolverse, así que siempre le está dando vueltas en segundo plano. Esta es la razón por la que en momentos de baja actividad mental (como la ducha, justo antes de dormirte, mientras friegas los platos…) salen a relucir soluciones brillantes: tu cerebro estaba procesando el tema sin que te dieras cuenta siquiera. Tu lista de doce preguntas va a estar siempre ahí, en tu cabeza, y van a aparecer respuestas geniales cuando menos te lo esperas.
  • Y lo mejor de toda esta técnica (y pese a lo que he dicho en el primer punto) es que cualquier fuente de información te vale: ¡puedes sacar respuestas de un partido de fútbol, de una receta de cocina o de un programa de Sálvame! Los libros elevadísimos de temas académicos van a ayudar, pero no son el único texto del que puedes extraer respuestas inesperadas. Eso sí, enseguida te darás cuenta de qué tipo de información no aporta nada a tu lista de preguntas y, de manera casi contradictoria, te volverás mucho más exigente con lo que consumes. En conclusión: la respuesta a la infoxicación no es necesariamente dejar de consumir o consumir menos información, sino seleccionar mucho mejor dónde y cómo consumes esa información. Este es, en mi opinión, ese cambio completo de mentalidad del que hablo en el vídeo.

Créditos y otras cosas importantes:

  • Todas las imágenes se utilizan con la licencia de Canva Pro. Utilizo esta versión de pago de Canva, soy afiliada y la recomiendo muchísimo.
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