Tengo una personalidad adictiva.

Esto no significa que tenga una personalidad que produzca adicción en otras personas.

(¿Qué haces aquí, leyendo, pequeño/a drogadicto/a de mi corazón?).

Quiero decir que me cuesta aficionarme a algo, pero cuando me aficiono, me aficiono EN SERIO. Algunas de las peores cosas que le han pasado a mi vida han sido Civilization, Los Sims y World of Warcraft. Tuve que dejarlas, cortar nuestra relación de cuajo. Nada de jugar solo una hora al día, no. O lo dejaba del todo o me enfrentaba a otras doce horas de mi existencia que desaparecían de golpe, sin saber por qué.

tetrisBlizzard todavía me escribe a veces. Cuando está borracho. Mirad qué porte.

(También estoy considerando desinstalar Netflix).

Tal vez el primer videojuego al que fui adicta fue Tetris. Eso no es tan malo como yo pensaba, porque hay algo en psicología que se llama efecto Tetris. Lo descubrió un señor que dedicó demasiadas horas de su vida a jugar al… sí, al Tetris.

El efecto Tetris es lo que explica que cuando no estás jugando estás pensando en alinear mesas, edificios o gatos; es lo que explica que cuando cierras los ojos ves bloques de colorines que caen. Obviamente esto no se reduce al Tetris. Ocurre con otros videojuegos. Les ocurre a muchos matemáticos, que empiezan a ver números y fórmulas por todas partes, que sueñan con ecuaciones. Seguro que os ha pasado con otras cosas también.

El Tetris está, directamente, cambiando tu cerebro y tu manera de pensar. Parece ser que mejora tu percepción espacial y que además podría incluso aumentar tu materia gris. No es el único ejercicio mental que tiene ese efecto. En este artículo de Wired lo explican bien:

tetris

El efecto Tetris es una metáfora bioquímica y reduccionista, si os parece, para la curiosidad, la invención, el impulso de crear. Encajar bloques es organizar, construir, negociar, arreglar, entender, doblar sábanas. Todas nuestras actividades mentales son análogas, cada una tan adictiva como la siguiente.

¿Se te ocurre qué otros actos creativos podrían dar beneficios similares? ¿Te imaginas cómo sería si escribieras lo suficiente como para que el acto de crear cambiara tu forma de pensar?

La sensación de flow ocurre al escribir, al igual que cuando juegas al Tetris. Al igual que con Tetris, hay un estímulo visual (texto), una serie de acciones no terminadas (oraciones, párrafos, capítulos) y, si practicas durante horas, la propia automatización de las acciones lo convierte en algo propio de ti, un hábito.

Solo que ahora, en vez de ver cuadraditos, rectánculos y zetas raras por el rabillo del ojo, verás palabras que ni sabías que existían, estructuras narrativas extraordinarias, significado donde antes no lo había. Verás poesía y belleza en las cosas cotidianas. Nacerá en ti el famoso sentido de la maravilla.

Ser adicto al Tetris tiene un lado negativo: te quita tiempo y no creas nada, en realidad. No aportas nada al mundo, aunque tu memoria, tu forma de enfocar y pensar sí mejoren en algunos aspectos.

Ser adicto a escribir también quita tiempo. Pero hace que progreses en tu escritura y que produzcas textos cada vez más espléndidos. Cuanto más escribes, menor es el esfuerzo de tu cerebro para escribir (y más percibirás y entenderás todo lo relacionado con tu hábito en tu entorno diario).

¿Y quién no quiere cosas hermosas, espléndidas, en el mundo?

A veces, escribir es como jugar al Tetris.

Pero siempre, siempre es mejor.

 


Notas:

  • Y ahora, marcho a jugar al Candy Crush un rato.
  • Por desgacia, la idea de comparar Tetris con escritura no es mía. Gracias a Niklas Goeke por la inspiración con esta fantástica respuesta en Quora que da más información sobre el efecto Tetris y el flow creativo.
  • Imagen estilo Tetris de cabecera por wacomka en Shutterstock.
  • Imagen de señor con colmillacos de World of Warcraft de Anton_Ivanov en Shutterstock.
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