Hay ocasiones en las que me pregunto por qué mis invitados acceden a que los entreviste. Bueno, no todos acceden. Algunos no contestan a mis emails, dejan la conversación a medias o piden órdenes de alejamiento. Pero no importa, yo lo entiendo.

Creo que a la mayoría de los escritores nos gusta que nos entrevisten. Ya no es que nos concedan el placer supremo, que es hablar de nuestro libro, sino que además nos dejan hablar de nosotros mismos. Y sí, claro que muchos escritores somos introvertidos, o tímidos o muy protectores de nuestra intimidad, pero otros tantos tenemos un punto de vanidad inevitable. Queremos que nos lean, ¡claro que somos vanidosos! Creemos que lo que escribimos es lo bastante bueno como para enriquecer la vida de otros, ni más ni menos.

Lo que no nos gusta, supongo, es que nos hagan perder mucho tiempo. Y tampoco nos gusta que nos pregunten lo mismo una y otra vez (creo que haré un artículo en el blog sobre la experiencia de escribir a cuatro manos, así solo tendré que poner el enlace cuando me lo pregunten de nuevo). No te importa contestar, y es normal que ciertas cosas despierten más interés que otras, pero llegado a cierto punto sí que tienes la tentación de recurrir al copypega.

Supongo que de ahí nació la idea de estas entrevistas. Quería algo que fuera rápido de contestar y que fuera entretenido para los entrevistados, que se lo pasaran bien respondiendo. Y que por una vez les preguntaran por cosas que no son solo su libro, sus mecanismos de escritura y sus consejos para gente que empieza (aunque reconozco que esa última sí sale en la lista completa de preguntas).

Además, soy una enamorada de lo aleatorio. Obtengo un placer peculiar en hacer cosas en un orden decidido por el azar. Siempre tengo Spotify en modo aleatorio, a veces hasta paso por random.org mis listas de tareas. Y me gusta ver qué le toca a cada entrevistado.

Me gustaría pensar que ser entrevistado aquí es una experiencia más o menos agradable. Lo único es que, a cambio, el invitado tiene que aguantar mis chorradas y observaciones completamente intrascendentes.

Como cuando digo que mi entrevistado de hoy, Juan Cuadra, tiene el mejor pelo del fandom*. O que tiene un gusto excelente en animales de compañía.

Y en libros, un gusto excelente en libros. Chiang es uno de mis escritores de relato favoritos y, si viniera Barker a Málaga, llevaría a Juan hasta allí a rastras. Por la coleta. De ese pelo maravilloso.

Si queréis saber de qué diantres estoy hablando, leed la entrevista:

¿Qué era esto de las entrevistas relámpago? Tengo una lista muy larga de preguntas cortas (ahora mismo va por 94 preguntas y subiendo). De allí, usando random.org, selecciono una secuencia de quince preguntas aleatorias, que le entrego al entrevistado o entrevistada. Este (o esta) elige diez de esas preguntas y responde con frases también breves. Al final, hay una pregunta extra que podrá aprovechar para hablar un poco más de sí mismo/a o para vengarse de la entrevistadora (es lo justo). Hace unas semanas entrevisté a Alejandro Gamero y podéis ver todas las entrevistas publicadas hasta ahora en este enlace.  O si vais con prisa y queréis ver unos cuantos extractos rápidos, podéis ver el recopilatorio que hice de las primeras 47 entrevistas.

Dice Juan de sí mismo que es todo lo siguiente:

Profesor de Lengua que habla de feminismo en clase y está más tiempo en la biblioteca que en la sala de profesores. Escritor de horror definido a menudo como “achuchable” por personas que no comprenden que eso rompe todo el halo de oscuridad que debe rodear a un buen escritor chungo. Papi que decidió que tenía que escribir cosas que no fueran horror para que las pudiera leer su peque antes de cumplir los dieciséis. Aspirante a Zorro del Principito. Podéis leer El Libro de Ivo y El Libro de Sombra (Ed. Fantascy, PRH) y decidir vosotros mismos si soy un mal tipo o no.

Tengo la gran suerte de que Juan no vive muy lejos de mí, así que he podido compartir un par de experiencias de esas típicas de escritores, como ir a alguna de sus presentaciones o dejar libros desperdigados entre monumentos, plazas y columnas rodeadas de extranjeros con cara de susto.

Espero que después de salir en mi blog siga queriendo quedar conmigo.

ENTREVISTA relámpago A juan cuadra pérez

juan cuadra

1. ¿Con qué música escribes (si escribes con música)?

Cada libro va creando su propia banda sonora, en algunos casos antes de empezar a escribir, y normalmente durante el proceso. Lo voy organizando todo en listas de Spotify, así que toda la música con la que escribo está disponible para el que quiera cotillear, e incluso intentar adivinar hacia dónde van las cosas. Y si tengo que quedarme con algunos grupos que casi siempre están presentes, diría que Lyriel, Apocalyptica, Toundra y, en los últimos tiempos, mucho piano.

2. ¿Te has enamorado alguna vez de un personaje?

De personajes ajenos no, soy más de ser fan que de enamorarme (y soy muy fan de Hermione Granger). De los propios, decía Virginie Despentes que los novelistas (hombres) sólo imaginan mujeres con las que querrían acostarse. Y yo leí a Despentes y empecé a preocuparme por mantener alejado el machismo de mis textos después de haber escrito mis primeras dos novelas, con lo cual no voy a seguir avanzando por este tema pero te puedes hacer una idea. No obstante, para salvar la pregunta de un modo más digno, diré que no me he enamorado de ningún personaje, pero que las personas a las que he amado habitan mis textos de un modo u otro.

3. ¿Perros o gatos?

Gatos, evidentemente. No tengo paciencia ni para sacar a pasear, ni para recibimientos entusiastas, ni para lametones. Pero me gusta compartir piso con un bicho peludo y a menudo indiferente, y tratar de hacerle ver que no soy su esclavo por mucho que insista. Gatos.

4. ¿Has conocido en persona a alguno de tus héroes?

No soy nada mitómano, así que en realidad no tengo héroes, hasta el punto que no me atrae especialmente la idea de conocer ni siquiera a mis escritores de referencia. Me dicen que viene Clive Barker a Málaga y, si no puedo ir a verlo, tampoco me voy a deprimir. ¿Y si al conocerlo me cae fatal? Prefiero mantener las distancias y seguir disfrutando de sus creaciones.

5. Si escribieras una novela romántica, ¿de qué iría?

Iría de un joven universitario que conoce a una mujer madura e inician una intensa historia de amor, condenada al fracaso por las inseguridades que produce en ella una educación muy conservadora y por una inesperada enfermedad congénita que le descubren. Negaré cualquier rumor de que escribí cien páginas de eso hace muchos años.

6. Menciona un libro con el que hayas llorado

Lloro mucho con los libros. También con las películas, pero con los libros más. Destacando uno, toda la segunda mitad de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte me la pasé llorando, de hecho llorando y escondido porque me lo leí en inglés y la gente de mi entorno, que esperaba a que saliese en español, no quería saber nada de lo que me estaba pareciendo.

7. ¿Cuál fue el último libro que te dejó resaca lectora?

La historia de tu vida, de Ted Chiang. Aún no me he recuperado, porque fue entre resaca y mazazo, la certeza de haber leído algo que siempre estará más allá de mi alcance escribir. Porque una cosa es escribir bien y otra tener ideas geniales, y yo no tengo paciencia para esperar a que lleguen las ideas geniales, en cuanto tengo una buena necesito ponerme a escribirla.

8. ¿Es posible vivir de la literatura?el libro de sombra

Con el buen rollito que llevábamos, ahora una pregunta de bajón… En España yo diría que no. Fuera, no tengo datos pero me encantaría que me tradujesen y descubrirlo. Pero, aunque no pueda vivir de la literatura (y afortunadamente no necesito intentar hacerlo), no puedo vivir sin escribir, así que es una pregunta en realidad intrascendente. Escribir es parte de lo que soy.

9. Qué es lo más ridículo que has hecho por amor?

¿Pero esto no era una entrevista literaria? Hay muchas preguntas trampa por aquí 😉

No creo que haya cosas ridículas por amor, salvo que consideres que el amor en sí es ridículo. Dicho esto, toca confesar que yo soy una persona pasional y sosa al mismo tiempo, así que me temo que no hay nada vergonzoso ni extraño que decir en este ámbito.

10. ¿Lápiz, portaminas, bolígrafo o pluma?

Contando que soy zurdo y escribo raro y emborronando, la pluma queda descartada. En mi juventud yo era muy de portaminas, pero después me he ido decantando por el bolígrafo negro. Y el rojo cuando toca corregir exámenes, claro (juas, juas, juas, risa malvada).

Pregunta extra (seleccionar opción y contestar):

a) El entrevistado se inventa una pregunta, la hace y se responde a sí mismo.

b) La pregunta la hace el entrevistado a la entrevistadora.

c) Ya he terminado, deja que me vaya a mi casa. Por favor.

Juan escoge la b) y me pregunta:

Teniendo en cuenta que has sacado hace poquito Lectores aéreos, que es un libro de relatos, y que a mí me cuesta mucho escribir relatos porque todas mis historias tienden a ampliarse y ramificarse, la pregunta es la siguiente: ¿Cómo planteas los relatos? ¿Surgen ya siendo ideas de relato o son semillas de historias que después descubres que no necesitan más extensión?

Lo que me gusta de los relatos es que, por lo general, no necesito planificarlos como la novela, y puedo permitirme ser de brújula, embarcarme en un viaje y ver dónde me lleva. Algunas ideas te piden poco, otras, sin embargo, tiran y tiran del hilo y cuando te quieres dar cuenta son novela corta y toca reestructurar. Generalmente mi enfrentamiento con la novela es muy distinto: no tengo una idea concreta, sino una especie de entorno en mente; un mundo borroso, clavado en la cabeza, que me apetece desarrollar.

Sé que hay autores que son incapaces de escribir menos de 5000 palabras para una idea, e imagino que necesitarán planificarse si quieren escribir un texto corto. En mi caso el relato es una aventura: se me ocurre, no sé, pensar en cuánto cagará una mantícora (sí, ese es el tipo de cosas que me pregunto) y acabo escribiendo sobre circos interplanetarios cargados de animales mitológicos y lo que le acaba pasando a una de las personas que se dedica a su mantenimiento. Otro día pienso en un betatester de videojuegos de realidad aumentada y me pongo a escribir y el hombre acaba envuelto en una terrible conspiración mundial de la que solo puede salvarlo un templo de porno en vivo. A veces el camino es corto, otras es mucho más largo. En la novela tienes que tener el control o se desbocará y te quedará una bestia desmadejada. Es lo que me encanta del cuento: es él el que manda.


Muchas gracias a Juan por sus respuestas. ¡No os perdáis la próxima entrevista!

*En realidad el mejor pelo del fandom es el mapache de Neil Gaiman, ingeniosamente imitado por José Antonio Cotrina. Pero a ellos los miro con amor y deseo y no puedo ser objetiva en mi meticuloso cuadro de puntuaciones.

**Fotografía de Mara Bermejo.


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