¿No decían que había muerto el blog? ¿Que Facebook lo había matado a sangre fría, vestido de azul, con una llave inglesa en la biblioteca?

No, no, aquí sigue. Aquí estoy, escribiendo palabras en la ventanita de WordPress, os lo prometo. No soy una inteligencia artificial: algunos de vosotros hasta me conocéis en persona y tendréis que admitir que para ser un androide estoy la mar de bien articulada. El blog ha sabido reinventarse y sigue siendo un combatiente de peso en la eterna guerra entre formatos, medios y métodos en el amplio abanico de posibilidades de la comunicación en línea.

La primera pregunta, claro, es la más necesitada, la que nos hacemos todos los que escribimos: ¿sirve un blog para vender libros?

No hay una respuesta única, pero podemos resumir más o menos lo siguiente: no, un blog no sirve para vender libros directamente, pero sí para conseguir un seguimiento que, con vista y tesón, podría llegar a tener alguna conversión a ventas.

Uf, cuánto trabajo para vender unos poquitos libros, ¿no?

Yo creo que la pregunta más importante se hace mucho menos:

¿Es un blog lo que yo necesito?

¿Deberías tener un blog? ¿Tú? Ya he hablado de la importancia de tener una plataforma, un lugar donde puedan encontrarte. No tiene que ser, por narices, un blog. En EBook Hermanos, por ejemplo, hablan de las posibilidades de marketing para autores sin blog, que pueden utilizar una sencilla página de lanzamiento, combinada con técnicas avanzadas de venta en Amazon. Un blog implica un esfuerzo bastante grande: no se trata solo de actualizar con contenidos de manera periódica, sino de mantener una interacción responsable y cordial con los lectores. Y no solemos hablar mucho de dinero, pero también hay costes involucrados: servidor, diseño, interfaz para la lista de correo… Estos costes, además, suben cuanto mejor funciona un blog.

Pero yo cavaría más hondo. Creo que la necesidad (o no) de mantener un blog se reduce a una pregunta crucial que nos hace Elisa Gabbert en la columna para escritores que lleva en Electric Literature.

¿Qué tipo de escritor eres?

deberías tener un blog

Gabbert y nuestra personalidad bloguera

Gabbert cuenta la anécdota de una mujer que conoce que tiene cierto liderazgo religioso en su comunidad, lo que los estadounidenses llaman una pastor. A menudo se le acercan a esta mujer otras señoras que quieren hacer algo con su vida religiosa y sienten cierta vocación de ayudar y liderar a su rebañito particular. Ella siempre les dice que hay que saber diferenciar entre la vocación interna y la externa. Uno puede ser muy creyente y muy todo lo que quieras, pero eso no quiere decir que tenga las habilidades necesarias (y las ganas) para lidiar con la vida religiosa de otras personas.

Gabbert cree que esta cuestión se aplica muy bien a los escritores. Uno puede amar la escritura con todas sus fuerzas, pero eso no significa que a) quiera ser leído con todas sus fuerzas y b) tenga la habilidad y la «vocación» para una relación intensa con sus lectores. Es más, no todo el mundo tiene esa vocación «externa», por la que son otros (los lectores) los que reclaman tu presencia en línea y los que reclaman más información sobre tus libros.

elisa gabbert

Creo que este paradigma se puede aplicar muy bien a la escritura. Con frecuencia, los escritores sienten que merecen ser publicados, pero que tu trabajo salga en revistas o en un libro no es un derecho humano. Es el resultado de esa llamada externa: no solo quiere escribir el escritor, los lectores también quieren leer lo que ha escrito.

A veces la escritura se trata de responder a una demanda que hay para tu trabajo (véase el gran grupo de fans de George R. R. Martin), y a veces se trata de crear esa demanda para tu trabajo. Otras veces, claro, no hay demanda: igual eres un genio y es que «la plebe no te entiende», como dice un/a amigo/a mío/a, o tal vez  es que tu escritura es aburrida, ofensiva o simplemente horrible, y por tanto nadie quiere leerte, en cuyo caso, eh, siempre puedes mejorar.

De aquí extraigo dos conclusiones fundamentales:

  1. Nadie tiene «derecho» a ser publicado. Ni siquiera a vender. No es una recompensa inmediata que recibes por tu esfuerzo, por desgracia.
  2. Si trabajas en un género con poca demanda, o si escribes muy muy mal o sobre temas que a nadie importan, posiblemente sea una pérdida de tiempo hacerte un blog. No quita que no puedas hacerte uno, si lo que te apetece es hablar de lo que te dé la gana cuando y como te dé la gana y que te lean tus amigos y familiares, lo cual también está muy bien. Pero no te desanimes si no alcanzas la gloria de superventas que habías soñado.

Hala, la de tiempo y dinero que os he ahorrado.

Si aun así creéis que podéis darle duro a esto del blogueo, acordaos de hacer todas estas cosas de las que os hablé, y además os dejo aquí la listita de Gabbert:

  • Descubre qué es lo que te hace único, qué valor puedes ofrecerle a tus lectores que no estén encontrando en otro sitio.
  • Promociona lo que escribes: sí, vas a tener que aprender a usar las redes sociales, el networking y todas esas cosas de marketing con las que siempre me pongo pesadísima.
  • Usa el SEO para conectar con tu público objetivo. Y si no sabes lo que es ni cómo aplicarlo, puedes empezar con este artículo excelente de Ana González Duque.
  • Fíjate en lo que funciona. Aquí Gabbert nos deja con esta reflexión práctica:

elisa gabbert

Una cosa chula de los blogs es que vienen con datos. Puedes ver con facilidad cuánta gente está leyendo lo que publicas y de dónde vienen. Si pruebas algo que funciona (es decir, que consigue muchas visitas, enlaces, comentarios y compartidos), ahí tienes tu «llamada externa» que te indica que tienes que hacer más de eso.

Y ya que estamos con el tema de los blogs, y el SEO y el SMO y todas esas cosas, me gustaría compartir con vosotros algunas perlitas de sabiduría de grandes expertos en redes sociales. Y si os quedáis con ganas de más, ya sabéis que podéis hacerle caso a Guy Kawasaki.

VVAA y los mejores consejos para social media

Podéis ver el artículo completo aquí, pero os traigo los recortes que me parecen más importantes para entender cómo funciona realmente eso del social media. Algo en lo que insiste la mayoría de los entrevistados es en recordar que a través de las redes sociales (¡y del blog!) no buscáis hacer ventas directas, sino afianzar vuestra imagen personal (sí, todo el branding y demás) y crear confianza con el consumidor/lector. Porque si no buscáis eso, insisto, podéis caer en la trampa del spam, del «compra mi libro» y de todo tipo de prácticas propias de todos esos autores que en algún momento os han caído muy mal por Facebook.

Esto es lo que dice Ramon Ray de Smart Hustle:

ramon ray

Da un 80-90% de información útil. Deja el restante 10% para la parte de «pedir» (el enlace de regreso a tu web o lo que sea).

Ray se refiere a que en redes conviene dar, sobre todo, información útil para nuestros seguidores, y reducir a un porcentaje pequeño la parte en la que enlazamos a nuestros propios contenidos y donde pedimos cosas.

También me gusta esto.

ramon ray

Piensa en el acrónimo FREA: Frecuencia (si no estás a la vista, no existes), relevancia (comparte con el público adecuado), enganchar (no seas aburrido) y análisis (mide lo que haces).

Así que si nos acordamos de la diosa Freya creo que vamos bien: ella está siempre presente (comparte lo bastante como para que la recordemos, pero no llega a agobiar), es relevante (trata con quien tiene que tratar, no llena el Valhalla de peticiones de Candy Crush ni vídeos de gatitos), engancha (sus historias son siempre entretenidas) Y analiza (mide las reacciones de sus enemigos para aprender cómo destruirlos con mayor eficiencia).

Me quedo también con lo que dice Daniela Uslan de Daniela Uslan:

daniela uslan

La mejor forma de usar social media para incrementar tus ventas es usarlo para construir relaciones. En vez de pensar en las redes sociales como un sitio de transmisión y promoción, modifica tu forma de pensar y acércate a Twitter, Facebook, Instagram, etc., como sitios donde encontrar y conectar con tu gente. Dedícale tiempo a responder y a hacer preguntas, a compartir contenidos de otras personas, de hacer cosas por los demás. Cuando tus clientes potenciales confien en ti y vean que te importan, habrá más posibilidades de que te compren.

Esto es importante, pero hay que tener en cuenta que, al igual que ocurre con los blogs, solo funciona cuando das con el público exacto. Encuentro que las redes sociales y el blog no han sido el mejor sitio para vender mis libros, por ejemplo, pero sí han dado resultados muy positivos para los servicios que he ido prestando en su momento, específicos para escritores. Y he visto algo curioso: cuando alguien me pedía un presupuesto a puerta fría casi nunca me lo aceptaba (generalmente, alguien que pregunte por costes sin conocerte lo que está es buscando la opción más barata), pero cuando se trataba de un seguidor de mi blog, con quien tenía una relación de confianza establecida, el nivel de aceptación era alto.

Es difícil llevar esto al terreno de lo literario. Considero que la única forma de hacerlo es mediante la búsqueda de autores similares a ti, mirando cuál es su público, para luego interaccionar tú con él. Hay escritores que hacen esto muy bien, con excelentes resultados. Claro está que ayuda moverse en géneros populares, como el thriller, la novela histórica, la novela de fantasía juvenil o la romántica.

Es Ricky Figueroa, de Blog Launch Insider, quien deja más claro qué funciona y cómo. Para él, el secreto está en tu embudo de ventas, ese proceso por el que persuades a tus contactos de que tu producto es lo mejor que existe desde que alguien se puso a fermentar uvas y descubrió que aquello emborrachaba:

ricky figueroa

Este mensaje tiene mucha miga como para limitarme a ofreceros una traducción cutre. Vamos a ir paso por paso:

Traffic + STRATEGY = Conversions.

Las conversiones a ventas las obtenemos uniendo el tráfico que conseguimos de las redes sociales a una estrategia de venta.

The problem is: Most marketers focus on traffic and skip the strategy and that equals little to no conversions, no revenue and a big cost.

El problema, sí, es que muchos vendedores y promotores se preocupan por el tráfico (quieren mogollón y medio de visitas) y se saltan la parte de la estrategia. Esto resulta en conversiones muy escasas: nada de ventas y mucho coste en esfuerzo y dinero. Puedes ser portada de un diario nacional, por ejemplo, pero si el público no es el objetivo y no tienes una estrategia clara de captación y venta, esa exposición no te servirá de nada. Puede traerte muchísimas visitas a tu blog, web o lo que sea, pero no tiene por qué ser un público interesado en quedarse y/o comprar. Yo puedo hablar de un libro en Facebook y que eso lleve un puñadito de visitas al blog del autor, pero si en ese blog el autor no se ha currado un buen copywriting, si no tiene el libro visible ni un método sencillo de pago, probablemente no obtenga ninguna venta.

To succeed with Social Media:

– Develop a clear and strong strategy (Who your target audience is? What their main problems are? What they are already buying to try to resolve those problems? In which social media platform exactly they are more engaged? What kind of copy is inspiring them to buy? Etc…)

– Create a Clear Message (based on your research) for Your Campaign and make it part of your marketing funnel.

– Build the Marketing Funnel and Test it by sending some traffic through it. Track your numbers (traffic cost, optin rate, sales conversion, the cost to acquire a customer through your new funnel, the cost to acquire a lead, understand what your earnings per click (EPC) is, etc). KNOW YOUR NUMBERS. By doing so, you will be able to identify which areas in your funnel you may have to tweak or improve.

Para triunfar con redes sociales, Figueroa dice que necesitas estos tres puntos:

  • Tienes que desarrollar una estrategia potente (¿quién es tu público objetivo? ¿Cuáles son sus intereses y problemas? ¿Qué ofreces tú para solucionar esos problemas y despertar su interés? ¿Qué están comprando ya que compite contigo? ¿En qué plataformas sociales se mueven más? ¿Qué tipo de promociones y textos los inspiran a comprar? Etc.). No sirve de nada hablar en LinkedIn a autores y editores si lo que quieres es llegar a lectores, por ejemplo.
  • Tienes que crear un mensaje claro. Este mensaje tiene que sacarse de la investigación que hagas de tu público y competencia. Es parte fundamental de tu embudo de marketing.
  • Construye tu embudo de marketing y pruébalo con algo de tráfico. Mira tus números (coste, cuántos se apuntan a tu lista de correo, conversión a ventas, origen de visitas y ventas, etc.). Tienes que CONOCER LOS NÚMEROS. Podrás identificar qué partes de tu embudo tendrás que mejorar.

A todo esto, muchos estaréis preguntando: ¿qué es eso del embudo?

El marketing funnel es básicamente un tubo metafórico por el que vas metiendo todo el tráfico que llega a tu encuentro. Conforme te van abandonando todos los visitantes que no están interesados, van quedando pocos que se van metiendo por un tubo cada vez más estrecho hasta llegar al objetivo final, que es la venta. Así, si escribes, no sé, dinoporno (¿por qué siempre elijo este ejemplo?), sería un poco tal que así:

embudo marketing

Tras más de media hora buscando alguna imagen decente para ilustrar mi ejemplo, sin éxito, decidí hacer un boceto yo misma. Tras otra media gritándole a mi escáner, que por lo visto no se habla con mi ordenador, decidí fotografiar el boceto con el móvil. Lo siento.

Pero creo que más o menos se entiende. Tu embudo es el canal por el que vas captando a tu público objetivo, donde queda fuera la gente que no va a estar interesada en tu producto. Este proceso suele realizarse a través de varias herramientas de comunicación, entre las que el marketing por correo electrónico suele ser el más eficiente.

Y terminamos con Figueroa:

Perhaps, you will find out that your advertising campaign is not resonating with your social media audience. Maybe you find out that you need to improve your squeeze page or sales page. Perhaps, the way your offer is positioned sucks and you need to improve it. By knowing your numbers and the feedback you get from your audience, you will be able to do a better job with social media.

Puede que descubras que tu campaña de publicidad no está calando en tu público de redes sociales. Tal vez descubras que necesitas mejorar tu página promocional o tu página de ventas. Tal vez la manera en la que has posicionado tu oferta apesta y necesitas mejorarlo. Al conocer tus números y la respuesta de tu público, podrás hacer un trabajo mejor con las redes sociales.

De todas las respuestas de todos estos expertos del mercadeo, diría que extraemos las siguientes conclusiones:

  1. En social media, no buscamos ventas directas, sino una relación de confianza con nuestro público, que luego pueda traducirse en ventas mediante un embudo de captación (mediante listas de correo, peticiones y ofertas directas en web, posicionamiento en puntos de venta, etc.).
  2. No sirve de nada publicar y promocionar a lo loco. Las redes sociales exigen una estrategia, una estrategia que vamos mejorando con la experiencia y los números que nos proporcionan nuestros propios resultados.

Como ya sabéis, todo esto lleva mucho tiempo, así que pensadlo bien antes de lanzaros al divertido mundo de la autopromoción editorial.

Pero ya está bien de mercadeo. Cierro hoy con una reflexión de Niall Doherty sobre las navidades, ya que nos acercamos a las fechas de regalitos y demás.

Doherty y cómo regalarle a un minimalista

Vale, los escritores no somos minimalistas. Nos encantan nuestros materiales de escritura, hasta el punto de que podemos ser algo fetichistas, ya sea con la última pluma de la que nos hemos enamorado o la última app de productividad para escritores. Pero estoy muy de acuerdo con Doherty respecto a eso de que vamos acumulando con el paso del tiempo toda una serie de regalos que no necesitamos. Llegan incluso a convertirse en una carga: objetos con los que no sabemos qué hacer, pero que no podemos tirar ni regalar por miedo a ofender a la persona que tuvo el detalle de elegir algo que pensó que nos gustaría.

Seamos egoístas durante un momento. ¿Qué querríamos que nos regalasen? Y creo que los regalos que propone Doherty son perfectos para los que juntamos letras:

Tiempo y atención

No hay nada tan valioso para un escritor como su tiempo. Estas navidades, piensa en aquellas tareas obligatorias que te quiten más tiempo y pídele a tus familiares, amigos y pareja unos buenos vales con los que se comprometan a fregar platos, cuidar de niños, pasar la aspiradora o planchar el disfraz de conejo.

Fíjate que ni siquiera te he preguntado por qué tienes un disfraz de conejo. Yo soy así de discreta y tu vida sexual es así de curiosa.

Respecto a la atención, bueno… ¿qué es lo que queremos muchos escritores? Que nos lean. Que nos dejen hablar de nuestro libro. Querido novio: el mejor regalo que podrías hacerme este año sería escuchar durante varias horas de qué va mi siguiente novela, y toda la frustración que ha conllevado la escritura de mi último relato (José Antonio, si estás leyendo esto, ignóralo. Sigo prefiriendo todos esos libros de mi lista de los deseos de Bookdepository. Sí, las 112 páginas de libros. Gracias).

Una donación

Los escritores podemos ser bichos egotistas que no pensamos demasiado en los demás, así que igual este no es un regalo muy adecuado. Pero eso no quita que si tenemos alguna causa cercana a nuestro corazoncito, una donación en nuestro nombre puede ser un presente generoso y muy acertado. Creo que todavía no existen ONG como Escritores Sin Fronteras o Apadrina a un Autor, pero mientras puede servir cualquier causa medianamente noble.

Una experiencia

Los escritores tenemos que vivir mucho para tener algo de lo que hablar, sobre todo si no tenemos una vida interior a lo Kant-Woolf y nos bastamos con lo más bonico de nuestras entrañas para crear obras maestras. Así que un viaje, un curso o cualquier cosa que nos saque de casa puede venir muy bien.

O un spa. Por aquello de quitarnos el estrés de la centésima segunda editorial que no nos ha contestado.

Algo que se pueda consumir

Así es. Algo que no se quede en la estantería de la habitación de invitados, cogiendo polvo. Algo que se pueda comer, beber, gastar. Bombones especiales (nada de cajas rojas de Nestlé, por favor), un buen vino, unas sales de baño de lujo.

Un cumpleaños, una amiga no sabía qué regalarme y apareció con una botella de Disaronno.

No sé por qué recuerdo mejor ese regalo que muchos otros.

Bueno, vale. Algo material

Pero intentemos que sea algo que se vaya a usar. Materiales para un hobby (acepto cualquier cosa con la marca Faber-Castell, sí). Intentemos que sea algo especial, algo que no nos compraríamos por nosotros mismos. Algo decadente (y no pinches ahí si eres menor de edad). O realmente decadente.

Supongo que, al final, todos queremos tiempo y libros. Tiempo para escribir, tiempo para leer.

Es viernes y ya he escrito, así que me voy a hacer una bola enroscada con edredón, con libro y gato. Pero antes de irme, quiero compartir con vosotros algo que dijo David Mitchell (sí, el de El atlas de las nubes) sobre la desesperación. Podría ser mi regalo para vosotros.

Mitchell y la energía de la desesperación

Dijo David Mitchell en una entrevista reciente, cuando le preguntaron qué consejos daría a escritores jóvenes:

david mitchell

Aquí está mi consejo. Envía ese escrito y olvídalo. Ponte con rapidez a trabajar en lo siguiente. No te sientes al lado del teléfono, no mires tu email. No tengas esperanza. Ya has hecho algo grande, has terminado algo. Invierte toda esa energía que gastarías en una posible desesperación. Evita esa posible desesperación. Transfiere esa desesperación al siguiente manuscrito. De inmediato, al día siguiente.

No esperes a que te contesten. Si esperas, desesperas.

Invierte esa energía desesperada, ese enfado y frustración, en algo más productivo.

No esperes,

(en la espera te detienes, te bloqueas, no aprendes, no avanzas)

sigue escribiendo.

Está el embudo de la promoción, del marketing. Pero en la escritura solo hay un túnel, profundo, interminable. Si te quedas esperando a la luz del final, te vas a perder las pinturas rupestres, los grafiti, las luces brillantes de los coches. Ya llegará la luz.

Sigue escribiendo.

 


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  2. Comprar alguno de mis libros. Si eres escritor, creo que sobre todo te gustará este, que sirve para corregir novelas. Más de 100 escritores dicen en Amazon que es útil, muy útil.
  3. Adquirir por un precio ridículamente simbólico alguno de mis artículos ampliados.
  4. Apuntarte a mi lista de correo, donde seguiré dándote la tabarra con artículos que no salen en el blog.
  5. Conseguir, gracias a los puntos 2-4, mi agradecimiento más sincero y mantenerme bien abastecida de vino, alimentos y manuales exhaustivos de análisis de patrones narrativos en el dinoporno.